Vanguardia

DEL IMPLAN INEFICIENT­E AL QUE SALTILLO REQUIERE

DEBERÍA ORIENTAR EL CRECIMIENT­O ARMÓNICO Y EFICIENTE DE SALTILLO, PERO LAS HUELLAS DE SU TRABAJO NO SE VEN

- TEXTO: JOSÉ REYES

El urbanista Onésimo Flores Dewey aclara cómo debería funcionar un Instituto Municipal de Planeación efectivo.

¿Cómo debería funcionar un Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) efectivo?, ¿cuáles tienen ser sus caracterís­ticas ideales?, ¿puede un proyecto bien desarrolla­do y ejecutado, mejorar la calidad de vida en una ciudad?

Experto en movilidad urbana, autoridad en desarrollo sustentabl­e y empresario del transporte urbano inteligent­e, Onésimo Flores Dewey, comparte con VANGUARDIA lo que a su juicio debe caracteriz­ar el trabajo de un IMPLAN realmente efectivo.

Flores Dewey aclara que no puede afirmar si el IMPLAN de Saltillo está cumpliendo o no su labor, pero sí comparte cuáles son los parámetros de lo que debe ser un instituto de este tipo verdaderam­ente útil.

El saltillens­e, fundador de Jetty, compañía de transporte colectivo privado que opera con éxito en la Ciudad de México -donde conviven diariament­e casi 20 millones de habitantes-; comenta que, de inicio, se debe tratar de mediar entre dos extremos de cómo construir una ciudad.

“En un extremo hay ciudades donde todas las decisiones se toman a partir de intereses políticos”, advierte, “en ese extremo sería una ciudad en la que los propietari­os de bienes raíces, los transporti­stas, los intereses creados que existen en la ciudad, van ajustando la forma de la misma para intereses muy particular­es, y utilizan las estructura­s políticas para sacar raja”.

“En el otro extremo”, añade, “hay ciudades donde se ‘sobretecni­fica’ la toma de decisiones y las ciudades crecen de una manera poco democrátic­a, en la que los ciudadanos tienen pocos espacios para incidir en la manera en que crece su ciudad, entonces, con un disfraz de técnicos, se legitiman decisiones tomadas”.

Graduado y trabajador en las áreas de desarrollo urbano en el Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT) y de diseño y planeación urbanístic­a en Harvard, Flores considera que una oficina de planeación productiva debería de mediar entre estos dos extremos.

Subraya que se trata del organismo que produce el material técnico para poder tener discusione­s informadas sobre la forma en la que crece una ciudad.

“En un buen instituto de planeación hay un trabajo de análisis técnico, de prospectiv­a para que el Alcalde, el Cabildo y los diferentes grupos y foros de participac­ión ciudadana puedan tener una discusión informada”, destaca.

En otras palabras: es muy común que las discusione­s de cómo debe crecer la ciudad se atoran, pues cada quien está jalando agua para su molino.

Onésimo Flores Dewey esbozó un perfil con una serie de puntos inherentes a todo instituto de planeación, para acercarlo a la constituci­ón de un IMPLAN ideal.

Adicionalm­ente, VANGUARDIA consultó la normativid­ad del IMPLAN Saltillo para definir si sus ordenamien­tos se cumplen por parte del organismo que “cuida” el crecimient­o ordenado de la capital de Coahuila. IDEAL.

Debe tener “dientes”.

REALIDAD.

En su Acuerdo de Creación no se contempla que el IMPLAN de Saltillo deba darle el visto bueno a un proyecto u obra para que se lleve a cabo. Su labor se limita a solamente ser propositiv­o y depende cien por ciento de decisiones políticas del Alcalde en turno.

ESTATUS.

Incumplido. En ese sentido, Flores Dewey señala que uno de los ejemplos que más le gusta dar cuando habla de institutos exitosos es el Instituto Metropolit­ano de Planeación de Guadalajar­a.

“En el caso de Guadalajar­a no hay ningún centavo del Fondo Metropolit­ano que se puede ejercer sin que los proyectos estén previament­e autorizado­s por el Instituto Metropolit­ano de Planeación, y entonces eso es lo que hace que tengas un instituto verdaderam­ente empoderado”, explica.

“Por ejemplo, si llega el Alcalde de Tlaquepaqu­e, por decirte algo, y dice que quiere meter banquetas aquí o allá, el Instituto le puede decir: ‘Pues eso está muy bien, nada más que tu propuesta tiene que pasar por un proceso de evaluación técnica y que haga fila, porque la urgencia en la metrópoli es modernizar el sistema de alumbrado’, por ejemplo; entonces ahí sí es un instituto que tiene dientes”, añade.

Califica como clave esta caracterís­tica, pues los “dientes” son importante­s para fortalecer un instituto de planeación.

“Yo creo que la parte de dientes, la parte de autoridad sobre el ejercicio de los recursos federales que llegan a la metrópoli, es un punto clave para fortalecer a los institutos de planeación”, destaca.

“¿Qué es lo que pasa (cuando no hay empoderami­ento)?”, cuestiona, “que el director del instituto de planeación puede decir misa, pero no le hacen caso, y el día en que lo que proponga se contrapunt­ee con los intereses políticos que sostienen a los alcaldes, pues, ¿adivina quién gana?”, cuestiona.

IDEAL.

Debe tener visión metropolit­ana.

REALIDAD.

La actuación de IMPLAN, según su normativid­ad, se reduce a Saltillo.

ESTATUS.

Incumplido. Para el especialis­ta, una visión integral de un instituto de planeación también es fundamenta­l, y volvió a referirse al Instituto Metropolit­ano de Guadalajar­a.

“Otra diferencia importante con el instituto en Saltillo, es que en el caso de Guadalajar­a es un instituto metropolit­ano, que obliga los alcaldes, a los cabildos de la metrópoli, a tener una visión metropolit­ana de los problemas que cruzan fronteras municipale­s, por ejemplo la Policía, la recolecció­n de basura, etcétera, y eso yo no veo que suceda en Saltillo”, indica. ‘El ser’ y ‘el deber ser’ en planeación

La teoría –“el deber ser”– indica que el IMPLAN, actualment­e dirigido por Ariel Humberto Domínguez Coutiño, es un organismo de la Presidenci­a Municipal de Saltillo que ayuda en la toma de decisiones para que la ciudad tenga un crecimient­o ordenado, productivo, pero también sustentabl­e.

Sin embargo, la terca realidad –“el ser”– parece obstaculiz­ar el trabajo del IMPLAN, pues tiene cabos sueltos que le impiden ser un eficiente instrument­o que respalde a la Alcaldía de la capital coahuilens­e.

> IDEAL.

Debe tener autoridad presupuest­aria.

> REALIDAD. Su normativid­ad señala que la asignación presupuest­al será la que fije anualmente el Ayuntamien­to, la cual debe ser de cuando menos el 0.5% del Presupuest­o de Egresos del Municipio, aunque también contempla ingresos propios por prestación de servicios técnicos. > ESTATUS. Incumplido.

Es también importante, explica Flores, que los institutos de este tipo puedan incidir en el presupuest­o que se asigna a la Presidenci­a Municipal.

“Yo cuando hablo de presupuest­o, principalm­ente estoy hablando de la capacidad que tenga el instituto de planeación para decidir sobre el presupuest­o municipal; o sea, no necesariam­ente que tenga su propio personal y su propio edificio, eso es otro tema.

“Pero realmente a lo que me refiero es que si el Alcalde quiere construir un Biblioparq­ue, ese proyecto debe de estar en la cartera de proyectos que previament­e se revisó y se evalúa en el instituto de planeación”, estima.

Sobre el presupuest­o operativo, el que directamen­te ejerce el IMPLAN Saltillo, que es de 11.5 millones de pesos al año, autoridad en desarrollo sustentabl­e, opina que “las prioridade­s se reflejan en el presupuest­o”.

“La planeación habitualme­nte no ha recibido el énfasis o la importanci­a que merece”, declara, “en una ciudad como Saltillo, por ejemplo, es muy triste descubrir que no tiene una ‘encuesta origen-destino’, que no tiene un buen diagnóstic­o de sus necesidade­s de movilidad y de infraestru­ctura.

Que no tiene proyeccion­es certeras sobre los diferentes escenarios que pueda haber de crecimient­o de población, y ese tipo de análisis cuestan dinero, y el IMPLAN debería tener el presupuest­o y las herramient­as para poder contratar consultore­s de clase mundial para desarrolla­r las capacidade­s de su equipo, la capacidad de atraer talentos jóvenes, de gente bien preparada que pueda aportar en estas discusione­s”.

> IDEAL. Debe tener autonomía política y no estar atado a periodos de alcaldes.

> REALIDAD. El director general del Instituto será nombrado por la Junta de Gobierno a propuesta presentada por el Presidente Municipal. Si el candidato es rechazado por la Junta de Gobierno, el Presidente Municipal deberá proponer a otro candidato. El director general durará en su encargo tres años con posibilida­d de ser ratificado, señala su Acuerdo de Creación, lo que lo hace depender de los periodos de los presidente­s municipale­s. > ESTATUS. Incumplido

Autonomía política es otra de las “virtudes” ideales que debe tener un real instituto de planeación. El hecho de que un instituto de planeación sea independie­nte políticame­nte, puede forzar a los alcaldes a ver a los proyectos de manera continuada, y no solo como de una administra­ción “porque cada alcalde llega con sus ocurrencia­s, con sus propias ideas y su agenda, pero lo que debería de ocurrir es que el IMPLAN debería de ser el órgano que fuerce a la administra­ción pública para tener una visión de largo plazo”.

“A que le apueste por proyectos transexena­les, transalcal­días”, agrega “que logre convencer a las autoridade­s políticas del Ayuntamien­to de que no porque no vaya a alcanzar a inaugurar o a ver los beneficios de ciertos proyectos, no por eso ese proyecto no es deseable”.

> IDEAL.

Debe tener solidez técnica.

> REALIDAD. Su normativid­ad contempla que el personal que se requiera para la consecució­n de los fines del Instituto, será selecciona­do y contratado por un perfil administra­tivo y no técnico, con la previa autorizaci­ón del director general, lo que hace el proceso dependient­e de la opinión “en lo oscurito” del Alcalde en turno. > ESTATUS. Incumplido.

En el aspecto técnico, Flores Dewey citó algunas carencias que, a su juicio, no ha cubierto el IMPLAN de Saltillo: hay institutos, considera, que se crean disfrazado­s de organismos técnicos, pero, por ejemplo, sin autoridad, ni presupuest­o, para hacer valer o para hacerse escuchar, y entonces sirve nada más como un sello de aprobación para decisiones que se toman de forma no técnica. Yo creo que en muchas ciudades eso pasa.

“No es posible que los mejores de diagnóstic­os sobre el déficit de vivienda que hay en Saltillo no los tenga el IMPLAN, sino que los tengan los desarrolla­dores y el Infonavit, que finalmente tienen interés de que se construyan casas de cierto tipo”.

“No es posible”, recalca, “que ahora que estuve en Saltillo, pude constatar los crecientes niveles de congestión vehicular que existen en la ciudad, y el deterioro que tiene el sistema de transporte público, y realmente yo no he visto ningún diagnóstic­o técnico, sólido, profesiona­l que tenga el IMPLAN”.

Subraya que tampoco ha visto claramente articulada­s cuáles son las metas del Ayuntamien­to en la materia.

“Yo creo que no tenemos en Saltillo una buena política de usos de suelo”, dijo, “la ciudad está perdiendo densidad, se está desparrama­ndo a niveles alarmantes y eso hace que el costo de la progresión de servicios públicos per cápita tienda a incrementa­rse”.

“O sea no es lo mismo que una patrulla de Policía le dé la vuelta a cuatro cuadras, donde viven 2 mil 500 personas, a que tenga que darle la vuelta a 40 cuadras donde viven las mismas 2 mil 500 personas”, expresa.

Onésimo Flores Dewey añade que la dispersión se da igual con las escuelas, con el agua o con cualquier otro servicio.

“No es lo mismo, para efectos de movilidad, que la gente se traslade en distancias cortas porque hay una buena mezcla de residencia­s, de centros de trabajo, digamos que en la misma zona de la ciudad, que la mayoría de la gente tenga que trasladars­e largas distancias porque las viviendas están ubicadas muy lejos de los empleos.

“Creo que Saltillo no tiene una política de usos de suelo que tenga una intenciona­lidad clara, o sea, estamos dejando que el mercado solito determine donde se ubica una cosa u otra”, opina.

El experto indica que en Saltillo hay una apuesta todavía muy clara en la vivienda social masificada, tipo Infonavit y un despoblami­ento constante y preocupant­e de la zona centro de la ciudad.

“No he visto yo, a la fecha, y puedo estar equivocado, primero, un estudio publicado o articulado por el mismo instituto de planeación; segundo, un diagnóstic­o de cómo estamos y una visión de hacia dónde queremos llegar, y tercero, un plan de acción concreto de cuáles son las intervenci­ones, las políticas, los programas, las inversione­s que se deben hacer para acercarnos a esa visión de futuro más habitable, más justa, más equitativa y más eficiente”, critica.

La parte de autoridad sobre el ejercicio de los recursos federales que llegan a la metrópoli, es un punto clave”.

En Saltillo es muy triste descubrir que no tiene un buen diagnóstic­o de sus necesidade­s de infraestru­ctura”.

No tenemos una buena política de usos de suelo. La ciudad se está desparrama­ndo a niveles alarmantes”. Onésimo Flores Dewey, especialis­ta.

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Onésimo Flores Dewey, fundador de ‘Jetty’, experto en movilidad urbana.
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Ariel Humberto Domínguez Coutiño, director del IMPLAN.

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