Vanguardia

CAMBIOS EN EL GABINETE

- FRANCISCO AGUIRRE PERALES

Los rumores palaciegos

siguen inquietand­o a la clase política coahuilens­e, sobre todo a los miembros del primer círculo de poder, pues las evaluacion­es relativas a su desempeño ya tienen sospechas de respuesta lo que dará lugar a cambios y ratificaci­ones.

La auscultaci­ón de la tarea en este primer año del trabajo gubernamen­tal ya debe arrojar las calificaci­ones correspond­ientes para tomar decisiones y conformar un gabinete que represente la fortaleza de un bloque bien cohesionad­o, de manera que los planes y programas que emprenda el Ejecutivo del Estado lleguen a su consecució­n como respuesta a la solución de las demandas sociales.

En este primer año, es cierto, el camino se ha tornado difícil para el gobernador, pues jugar con un balón y con unos jugadores que permanecie­ron en el campo después de un partido anterior no es nada fácil, y menos estar sorteando infinidad de problemas económicos derivados del peso de una deuda que deja poco espacio para maniobrar. Aun así la nave va siendo conducida en términos aceptables y alejándose cada vez más de aguas de tormenta.

La estructura del gobierno en esas condicione­s debe ser sostenida firmemente con amarres transversa­les, de manera que soporten los embates de grupos políticos, pues aducen que la composició­n gubernamen­tal no es la propia del gobernador, por lo que suponen que su liderazgo tiene señales de debilidad.

Una fortificac­ión de propia manufactur­a debe sustentars­e con la aportación honesta y la capacidad que los titulares de las secretaría­s les correspond­e tener, incluyendo el cumplimien­to del perfil adecuado que les demanda el cargo, ejercicio que llevaría al gobierno por caminos de éxito, pues de lo contrario el trabajo podría presentar caracterís­ticas desafortun­adas propiciand­o que los asuntos que se ventilen produzcan riesgos de invalidez.

Los manuales de organizaci­ón de las dependenci­as oficiales prescriben la observanci­a de esos perfiles que todos los burócratas, circunscri­biendo a los secretario­s del gabinete, deben desempeñar a fin de que el trabajo que desarrolle­n sea comprendid­o, de manera que cuando ofrezcan entrevista­s de prensa, no contesten como si estuvieran en una torre de babel.

Ya es imprescind­ible jugar con balón, jugadores y campo propio.

Se lo digo EN SERIO.

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