Vanguardia

MÁS DE 30 AÑOS EN LA DANZA

PÉREZ ZEDILLO ES UN SALTILLENS­E ENTREGADO AL VISTOSO BAILE RELIGIOSO

- PRISCILA CHAVARRÍA

Luis Alberto Pérez Zedillo es originario de Saltillo y tiene más de treinta años como matachín. A sus años don Luis era integrante de una danza en la colonia Landín, sin embargo con el paso de los años le fue cedido el grupo que actualment­e dirige y que está compuesto por 22 integrante­s

“Empecé a los seis años con el señor Juan Silva, un señor de Landín, actualment­e tengo 46 años. Anteriorme­nte yo era integrante de la danza pero ahorita por razones del señor que la tenía antes me cedió esta danza”.

Según comparte don Luis, la danza le ha traído muchas satisfacci­ones, y es un gusto que guarda con arraigo y devoción desde que era pequeño. Sin embargo, reconoce que hasta por la pasión más grande, debe buscar obtener alguna remuneraci­ón económica sobre todo cuando te enfrentas a los altos costos que tienen en el mercado los principale­s materiales con los que arma de su propia bolsa el vestuario de sus 22 matlachine­s.

“Este penacho me lo dan en mil 300, para vestir a 22 y lo compro en Monterrey, está compuesta de pluma de maragu, tiene también pluma de pavo. Este penacho va variando el precio, va desde 700 hasta 800, pero son más chiquitos, el de 700 llega aquí pero no esponjan lo mismo. Si los sé hacer pero esta pluma es un poco difícil de conseguir aparte el kilo de pluma anda alrededor de 2 mil 500”.

Don Luis comenta que con un kilo de pluma le alcanza apenas para cuatro penachos, sin contar las horas de trabajo y paciencia que se necesitan para La elaboració­n de uno solo, el cual le toma de cuatro días a una semana.

UNA TRADICIÓN QUE CUESTA

Como dueño de su propia danza, además de conseguirl­es peregrinac­iones y festividad­es a la cual acudir, Don Luis les tiene que costear los trajes.

Tan solo en los 22 penachos invirtió 24 mil pesos en puros penachos. En los huaraches gasta de 400 a 500 pesos por la plantilla, por las correas y por la lámina, la tapa.

“La nahuilla se compone; la que yo traigo ahorita es de cascabel con popote tipo carrizo, el adorno, la tela y la pajuela, y abajo en lugar de meterle motitas le meto cascabel para generar ruido, que por lo regular es lo que hacemos nosotros, y por medio del ruido dar gracias a los milagros que nos han favorecido”.

Pese a ello, don Luis Pérez continúa danzando en las calles de la ciudad, disfrutand­o del bullicio de los espectador­es que son testigos de sus pasos e indumentar­ia en las matlachina­das y festividad­es patronales, pues son esos aplausos y la sorpresa que causan en los más pequeños al bailar, lo que los llena de energía para continuar poniendo en alto el nombre de Saltillo.

Ha tocado que vamos llegando a donde vamos a danzar y hay otras danzas y se contagia uno del sonido del tambor, del sonido del huarache, de la sonaja, del arco”.

Empecé a los seis años con el señor Juan Silva, un señor de Landín, actualment­e tengo 46 años Luis Alberto Pérez Zedillo, matlachín.

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Objetivo. Vestirse y bailar, y al hacerlo que el sonido cautive.
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 ??  ?? Colorido. Las reuniones y danzas de grupos de matlachine­s, que toman las calles en fechas señaladas; son toda una experienci­a visual.
Colorido. Las reuniones y danzas de grupos de matlachine­s, que toman las calles en fechas señaladas; son toda una experienci­a visual.

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