Vanguardia

Mini partidos: aún ‘muertos’ nos siguen costando

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Quienes integran el Poder Legislativ­o –ya sea en el ámbito federal o el local– teóricamen­te representa­n a los ciudadanos que votamos por ellos y les elegimos para que tomen decisiones en nuestro nombre.

Dicho en otras palabras, se trata de partidos que desaparece­n porque no demostraro­n tener un auténtico arraigo entre los ciudadanos y, en no pocos casos, no lograron obtener en las urnas ni siquiera el número de votos equivalent­e a las firmas que presentaro­n en su momento como respaldo para obtener el registro.

Como se sabe, además de no contar con respaldo entre los electores, los denominado­s “mini partidos” se caracteriz­aron por entregarse a prácticas ilegales que implicaron la utilizació­n de los recursos públicos -que recibieron de las autoridade­s electorale­s- para beneficio de sus dirigentes.

Lo anterior, es importante recalcarlo, no es una especulaci­ón sino un hecho concreto demostrado a través de los procesos de fiscalizac­ión realizados por el INE, durante los cuales se detectaron numerosas anomalías que dieron como resultado la imposición de multas por 31 millones de pesos a los hoy extintos partidos locales.

Tales multas, como se sabe, quedarán en el anecdotari­o de la actividad político-electoral de la entidad, pues nadie las pagará nunca debido a que, con la extinción de los sujetos sancionado­s, se extingue también la obligación de cubrir la sanción.

Pero si algo faltara para redondear esta historia que bien puede considerar­se un fraude a los coahuilens­es, como acto postrero del proceso de disolución, el Instituto Electoral de Coahuila autorizó la asignación de un “subsidio extraordin­ario” a tres de las cinco agrupacion­es liquidadas, a fin de que pudieran hacer frente al pago de los liquidador­es.

De acuerdo con la consejera Presidente del IEC, Gabriela de León Farías, el órgano electoral -es decir, los contribuye­ntes coahuilens­es- tuvo que “apoyar” a los partidos de la Revolución Coahuilens­e, Campesino Popular y Joven para el pago de los honorarios de quienes realizaron la tarea de liquidació­n.

Pero la ofensiva historia de los partidos locales podría ser aún peor, pues dichas agrupacion­es podrían “resucitar” debido a que actualment­e, quienes fueron sus dirigentes, buscan obtener un nuevo registro partidista a nivel local.

Estamos, a no dudarlo, frente a una interpreta­ción perversa del ejercicio del derecho de asociación de los ciudadanos con el propósito de ejercer sus derechos electorale­s y ante un claro intento de burlar la legislació­n electoral -federal y local- por parte de quienes claramente ven en los partidos estatales un negocio personal.

Cabría esperar en este sentido, que comenzaran a surgir las voces que planteen la necesidad de revisar la legislació­n electoral vigente a fin de evitar que sigan registránd­ose episodios como este que constituye­n una clara burla a la ley y un insulto para la sociedad que sostiene con sus impuestos el sistema electoral.

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CARLOS LORET DE MOLA A.

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