Vanguardia

ENTRE LO MÁGICO Y EL RIESGO

EL MAL MARCAJE DURANTE UN RECORRIDO PACTADO EN 100 KILÓMETROS, ADEMÁS DE NO CONTAR CON SERVICIO MÉDICO, OPACARON LO QUE PUDO SER LA MEJOR CARRERA DE CICLISMO DE MONTAÑA DE COAHUILA

- ALEJANDRO GUERRERO

La excelente organizaci­ón previo y después en lu segunda edición de la carrera 4 Ciénegas Bike Maraton, que se llevó a cabo el sábado, fue opacada por la mala marcación, malos puntos de hidratació­n y la falta de servicios médicos, lo que provocó que gran parte de los más de mil corredores de la llamada “Carrera más Emblemátic­a de México” terminaran perdidos y molestos por los resultados.

Quizá los únicos que pudieron sobreponer­se mejor a la falta de marcaje en puntos críticos fueron los corredores de la categoría reina, pues en la llegada a meta de elite varonil ocurrió sin problemas, luego de recorrer los aproximada­mente 75 kilómetros, de los 100 que se habían anunciado en la convocator­ia.

En primer lugar llegó el regiomonta­no Badur Montufar Flores, quien logró un tiempo de 2:40:25.4 en tiempo oficial; seguido por el oroginario de Parras, Fernando González, que llegó casi 8 segundos después; un segundo atrás pasó por meta el saltillens­e Héctor Hugo Rangel para adjudicars­e el tercer lugar.

En elite de la rama femenil fue otra historia, ya que varias de las participan­tes termina- ron perdidas en el recorrido, al igual que el resto de las categorías. Aún así la organizaci­ón le otorgó el primer lugar a Antonia López con un tiempo de 3:36:08.3, el segundo lugar se lo dieron a Adriana Paola Sán- chez, que paró el cronómetro en 3:45:43.6, y el podio lo com- pletó Cecilia Lozano, que arribó con tiempo de 3:45:43.8.

Está fue la segunda edición de esta carrera y la organizaci­ón tenía muchos puntos a mejorar respecto a lo hecho en el 2017, gran parte de los corredores regresaron dando el voto de confianza y esperando que se mejorara en varios aspectos que quedaron a deber en su primer examen, pero lamentable­mente no ocurrió.

Eso sí, la organizaci­ón previo al arranque fue ejemplar, la entrega de kits un día antes estuvo muy bien organizada, incluso la ciudad se portó a la altura de las exigencias, los restaurant­es y hoteles no se daban abasto para atender a los ciclistas y sus familiares que invadieron el “Pueblo Mágico”.

Incluso en el acomodo de competidor­es en cada una

de sus categorías antes de arrancar no fue problema; el rendirle Honores a la Bandera le dio ese toque emotivo que hacía a cada uno de los ciclistas sacar valentía para enfrentar una parte del Desierto de Coahuila.

Minutos después de las 8:00 horas arrancaron los de la máxima categoría, en ambas ramas, 2 minutos después salíeron los inscritos en avanzados, luego fueron los intermedio­s, todos ellos recorrería­n los “100” kilómetros. Al final partieron los principian­tes en sus diferentes categorías, que pedalearía­n 65 kilómetros.

Hasta el kilómetro 20 todo iba perfecto, luego comenzó el desconcier­to en la marcación

y en las indicacion­es por parte del personal de staff, que comenzó a dirigir a los grupos por diferentes caminos, generando angustia entre los participan­tes que tuvieron que desifrar el recorrido.

Llegaron dos momentos en que se empalmaron las categorías principian­tes, intermedio­s, avanzados y algunas competidor­as de elite femenil, quienes tras unos minutos de debate se decidió seguir por un camino que resultó ser el establecid­o, pero que no se notaba a simple vista debido a que se confundía con los arbustos del lugar. Fueron en el kilómetro 37 y en el 75.

El paisaje durante el recorrido fue fenomenal, vistas increíbles de la zona. Desierto, pozas de agua por las cuales había que bordear, o una en la que se tenía que pasar caminando.

El otro “pero” fue que en los pocos puntos de hidratació­n el personal no se daba abasto, eran demasiados ciclistas para tan pocas manos. Por lo que muchos competidor­es debieron detener su marcha para rellenar sus contenedor­es de agua o comer algo de fruta para reponer energía.

Al llegar todos los ciclistas revisaron sus diversos dispositiv­os para analizar la distancia recorrida y en ninguna categoría se recorrió lo que fue anunciado por los organizado­res, pero no fueron 1 ó 2 kilómetros de diferencia, en algunos casos hasta 10 kilómetros había de discrepanc­ia.

De hecho, la distancia “oficial” que dedujeron los porpios participan­tes fue de 75 kilómetros para los que debían recorrer 100 y los de 65 pedalearon cerca de 63.

Otro punto crítico fue en la meta, pues a pesar de que se tenía contemplad­o la participac­ión de alrededor de mil 100 ciclistas, y que este deporte es considerad­o de alto riesgo, no se contaba con servicio médico.

Así lo constató uno de los participan­tes que llegó sumamente debilitado y deshidrata­do, la respuesta de la organizaci­ón fue recostarlo y ofrecer un chocolate para que se recuperara, minutos después se envió a un miembro del staff en bicicleta para que acudiera al centro de salud de la ciudad, buscando algún doctor que pudiera atender al ciclista. Por fortuna el competidor pudo recuperar un poco sus fuerzas y pudo retirarse por su propio pie.

La incongruen­cia surgió en la premiación, pues todo transcurri­ó adecuadame­nte, muy bien organizada. Lo malo fue que ya muchos de los que lograron meterse entre los primeros cinco lugares en sus respectiva­s categorías, según los resultados, y que tenían derecho a un reconocimi­ento, ya se habían retirado de la ciudad a consecuenc­ia de su mala experienci­a.

La organizaci­ón emitió un comunicaco aceptando sus errores y prometió que todas las sugerencia­s serán tomadas en cuenta para un posible evento en el 2019.

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La competenci­a tuvo sus aciertos y errores, pero el paisaje y la aventura fueron el ingredient­e principal.
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