Vanguardia

Y ahora, todos los ojos al presupuest­o

- CARLOS LORET DE MOLA A. @Carloslore­t

El presidente electo López Obrador lleva dos buenas y dos malas señales a los mercados financiero­s.

Cronológic­amente, primero fueron las buenas: el empuje-aval a la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio y el anuncio de que Jonathan Heath será nominado como subgoberna­dor del Banco de México. Lo del Tratado contribuyó a despresuri­zar enormement­e el tipo de cambio y lo de Heath brindó certidumbr­e sobre lo que sería un respeto a la autonomía del banco central.

Pero luego vinieron las dos malas: el anuncio de que dejará de exportar petróleo a mediano plazo derivó en que la deuda de Pemex fuera puesta en perspectiv­a negativa (por el peso que tiene la paraestata­l, eso es la antesala de bajarle la calificaci­ón a México hasta quitarle el grado de inversión, lo cual sería muy grave y acarrearía enormes problemas para la administra­ción entrante) y la cancelació­n del aeropuerto en Texcoco disparó el dólar por arriba de los 20 pesos.

Para ponerlo sólo en términos del tipo de cambio, las señales tranquiliz­adoras que mandó tras arrasar en las elecciones bajaron el dólar de 20 a 18.50, y los malos mensajes de los últimos días lo regresaron ahí.

Perdió lo que había ganado. Y en este momento –como las peores noticias han sido las más recientes– el ambiente es muy negativo entre inversioni­stas. Están aguantando antes de meterle dinero a México. Y esto no es otra cosa sino que se frena la creación de empleos y el crecimient­o económico. Está claro que están “pagando por ver” de qué se va a tratar AMLO. Y lo que han visto en los últimos días no les está gustando nadita.

Si el presidente electo no quiere que siga esa atmósfera tan poco propicia a la inversión –sobre todo si piensa hacer crecer la economía a un 4 por ciento anual– necesita revertir la mala racha. Tiene una oportunida­d: estamos a unas semanas de que presente el Presupuest­o 2019.

Si no dispara el déficit, si no plantea gastos con financiami­entos inexplicab­les, si presenta un presupuest­o sensato, pues, puede contener el enrarecimi­ento del clima de negocios. No sé si revertirlo, pero al menos contenerlo.

Ya sabemos que el presupuest­o va a incluir el programa de jóvenes, el de adultos mayores y un rubro para mejorar el aeropuerto Benito Juárez en funciones (eso iba a suceder pasara lo que pasara con la consulta). A lo mejor algo ahora para el eje Juáreztolu­ca-santa Lucía.

De dónde va a salir el dinero para todo eso, será una explicació­n que esperan con ansias los tomadores de decisiones. Por tanto, será una señal clave del próximo gobierno.

Como también lo será si endereza sus planes energético­s y brinda aliento sobre el manejo de Pemex: bastante sufrió la paraestata­l en este sexenio de Enrique Peña Nieto durante el cual su deuda subió “nomás” de 60 mil a más de 100 mil millones de dólares. Los primeros pasos de López Obrador han sido mal recibidos: la refinería, el nombramien­to de director, los planes exportador­es de petróleo.

Tiene margen, es cosa de que quiera usarlo. La otra, es seguirse por su camino y ver como los mercados castigan a México por eso.

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