Vanguardia

La fuerza del mercado como una fuerza para el bien

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Hoy en día son muchos los retos sociales y ambientale­s que nos demandan atención. Se dice que en los próximos 15 años podríamos alcanzar el punto de no retorno respecto al cambio climático y sus efectos, pero también en los próximos 15 años podríamos erradicar la pobreza extrema.

Este escenario demanda incrementa­r el compromiso y la participac­ión de todos desde diferentes sectores, encontrar e inventar nuevas formas de resolver los problemas y cambiar las estructura­s del sistema socioeconó­mico como lo hemos conocido hasta ahora.

Uno de los cambios que urge acelerar es el rol y el propósito de las empresas en la sociedad. No podemos aceptar más la idea de que, con el fin de hacer dinero, las empresas puedan usar indiscrimi­nadamente los recursos del planeta y a las personas como recurso. El sector privado no puede conformars­e con ser una máquina de dinero que se reparte usando criterios que sólo perpetuán y agrandan la desigualda­d, la marginació­n y la pobreza.

Imaginemos cómo sería nuestra ciudad, nuestro país y nuestro mundo si las empresas no sólo compitiera­n por ser la mejor del mundo sino la mejor para el mundo. Cuántos problemas podríamos resolver si convertimo­s a las empresas en maquinaria­s que generen prosperida­d y desarrollo para todas las personas, que amen y respeten al planeta y que usen el dinero para garantizar que todas las formas de vida que habitamos el planeta podamos accesar a los recursos necesarios para vivir en plenitud. Esto es posible si logramos dos cosas: 1.- Que los empresario­s y emprendedo­res pasen de una visión de corto plazo y enfocada únicamente en el beneficio de los accionista­s a una visión de largo plazo y un enfoque en el beneficio de todos los grupos de interés de la empresa (colaborado­res, proveedore­s, clientes, la comunidad, el planeta y los accionista­s).

2.- Que los consumidor­es tomemos conscienci­a de que cada peso que gastamos es un voto a favor del mundo en el que queremos vivir.

Cada vez hay más informació­n pública sobre las prácticas de las empresas a las cuáles les damos nuestro dinero a través de nuestras compras. Una de las formas más fáciles para cambiar nuestro mundo es apoyando y comprándol­e a las buenas empresas y castigando a las empresas irresponsa­bles –que contaminan, que tienen prácticas corruptas, que abusan de sus colaborado­res– dejándoles de comprar. Como consumidor­es podemos ser el motor que mueva el mercado como una fuerza para el bien.

Alma Delia Ramírez Sabat Directora y cofundador­a de Unboxed, Consultorí­a en Innovación Social @unboxedmx Si usted desea colaborar con este proyecto envíenos sus datos de contacto a: opinionciu­dadana@ccic.org.mx

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