LA RESEÑA
Anatomía de las Distancias Cortas/marta Orriols
Marta Orriols es una escritora catalana, debutó en 2016 con esta misma obra solo que escrita en catalán, obra que fue editada por Periscopi. Ahora, en 2017, de la mano de Lumen “Anatomía de las Distancias Cortas” llega al lector en lengua castellana.
Una de las cosas que más me llamaron la atención fue el título. Personalmente me parece precioso, muy poético y refleja muy bien lo que vamos a encontrar en el interior. No es una novela sino una recopilación de relatos, en total 19, unos más cortos que otros en cuanto a extensión pero todo ellos muy emotivos. La verdad es que en parte agradeces que sean relatos pues la carga emotiva que tienen es brutal. A mí me impactó muchísimo la prosa de su autora, es muy directa y está envuelta de una poética dramática, visceral, sutil y especial.
Cada uno de los relatos te arranca algo porque te lleva a un torbellino de sentimientos y de sensaciones. Todos ellos muestran el lado más profundo de las personas, a través de sus personajes, nos muestra las emociones en estado puro.
Unos personajes vivos, Joana, Carles, Pere.. se sienten reales. Es fácil para el lector identificarse con alguno de ellos. Para nada son personajes planos o carentes de personalidad. Tienen mucha fuerza y eso es lo que aporta tanta calidad a cada uno de los relatos.
Sé que el relato no es un género que agrade a todo el mundo pero yo no me perdería esta preciosidad de Marta Orriols, aunque fuera para averiguar quién fue esa Princesa de la que nos habla en uno de los relatos, qué fue lo que les pasó a Joana y a Carles, qué ocurre con los kiwis... Historias perfectamente narradas y escritas. Personalmente, creo que el relato es un género bastante difícil a la hora de escribir puesto que, en pocas páginas, tienes que contar mucho. Marta Orriols lo consigue, Lumen acertó de pleno en traducirla al castellano.
“Aguanta, Paula. Y además así, mientras procuras no vomitar o desplomarte en el suelo, evitas pensar en ella, en cómo habría sido envolverla en una toalla esponjosa al sacarla de la pequeña bañera, así no te imaginas el tierno olor de su piel inmaculada al acunarla, y mitigas el deseo de acariciarle la naricita, que sin duda habría salido a la tuya.”