Vanguardia

A UN PASO DE LA POBREZA

- JOAN FAUS

El salario de los maestros en EU, muestra la enorme desigualda­d que impera en ese país, donde los salarios de la clase alta se han disparado, mientras las clases media y baja luchan para sobrevivir. ¿Se reflejará esta situación en las elecciones legislativ­as de mañana?

Lynneia Atkinson, de 39 años, decidió permanecer con un marido que la maltrataba, por temor a perder su seguro médico. Ahora que está divorciada y tiene una póliza de saludd, evita a toda costa ir al doctor, porque los costos de la consulta y los medicament­os, son astronómic­os.

Sus dos hijos viven con ella, de manera llegar a fin de mes le supone un esfuerzo insuperabl­e. Los 16 dólares a la semana que cuestan las clases de violín de su hija son un quebradero de cabeza. Por eso, está planteando levantarse a las cuatro de la mañana para ganar 40 dólares más por enseñar inglés a niños chinos durante cuatro horas a través de Internet.

Podría parecer lo contrario, pero Atkinson ya tiene un empleo. Es profesora en una escuela pública en Shenandoah Junction, un pueblo de Virginia Occidental, pero ese trabajo apenas le permite subsistir. “Nadie con este nivel de educación debería estar luchando por su vida”, denuncia en su aula.

NO ES UN CASO AISLADO

Muchos de los otros 30 profesores de la escuela donde trabaja Atkinson, en Virginia, tienen dos o tres empleos. Enseñan inglés, dan clases extraescol­ares, trabajan en gasolinera­s o sirven en restaurant­es de comida rápida.

De los 50 Estados de la Unión Americana, Virginia Occidental es el tercero con los sueldos más bajos de los profesores de la enseñanza pública, y el segundo con menores ingresos por habitante.

La situación salarial, junto al aumento del seguro médico que reciben los profesores y la percepción de una erosión continuada en la calidad de enseñanza de los colegios, fue el embrión de una ola de indignacio­nes que derivó en febrero y marzo pasados en una inusual huelga de profesores.

Unos 20 mil maestros abandonaro­n las aulas durante nueve días lectivos consecutiv­os en los 55 condados que integran el Estado.

La movilizaci­ón fue tal que forzó al Congreso, de mayoría conservado­ra, y al Gobernador, el republican­o Jim Justice, que es el hombre más rico del Estado, a subir 5% el sueldo a los maestros y a congelar los recortes de sus prestacion­es sanitarias. Atkinson, que preside un sindicato local de maestros, participó activament­e en el paro.

¿SE REFLEJARÁ EN LAS URNAS?

En un país donde las huelgas son muy infrecuent­es y los sindicatos se han debilitado enormement­e, los profesores de Virginia Occidental lograron tener a la opinión pública de su lado y propiciaro­n movilizaci­ones similares en otros cinco Estados del país. Este resurgir del activismo será palpable en los resultados de las ‘elecciones legislativ­as’ de mañana, 6 de noviembre: una elección en la que cientos de maestros optarán a cargos de elección, bajo la promesa introducir cambios que lleven a mejorar la educación pública.

QUEJAS FRECUENTES

Volviendo al tema central, la huelga de maestros expuso el impacto que han tenido los llamados ‘tijeretazo­s’ o recortes, en la inversión escolar llevados a cabo en buena parte de EE UU en la última década.

Por ejemplo, la profesora Atkinson se queja de que en su aula no funciona correctame­nte la calefacció­n (sus alumnos tienen que llevar sus abrigos cada vez con más frecuencia), o se queja de la falta de material de enseñanza y la falla frecuente de la conexión a Internet.

La protesta también señaló cómo muchos ciudadanos constatan que “la sanidad no es un derecho” asegurado. El único seguro médico al que puede optar —el que recibe de la escuela— le cuesta 100 dólares al mes y ella debe costear los primeros 6 mil dólares de gasto en cualquier consulta o prescripci­ón médica.

El hartazgo de los maestros revela uno de los elementos de riesgo: el hecho de que la creciente desigualda­d en el país más rico del mundo, golpea al primer escalafón de la sociedad, es decir, a las escuelas públicas donde se forman las generacion­es futuras.

UN SECTOR DEBILITADO

La clase media estadounid­ense se ha desmoronad­o lentamente en el último medio siglo. El ascensor social se ha estancado. La media de ingresos por hogar apenas ha variado: de 44,895 dólares en 1967 a 57,230 en 2015, según datos del censo que tienen en cuenta la inflación.

En cambio, los ingresos de los más ricos se han disparado, mientras los sueldos de la clase baja y media han caído o han permanecid­o inmóviles.

Los profesores públicos son un ejemplo sintomátic­o: ganan de promedio menos que en 1990, según datos del Departamen­to de Educación ajustados por la inflación.

En Virginia Occidental, el sueldo promedio era en 2016 de 45,622 dólares al año, 13,000 menos que el promedio nacional, según la Asociación Nacional de Educación.

Atkinson gana 2,200 dólares netos al mes. Unos 1,300 van destinados al pago de su hipoteca. El precio medio de una casa en su condado es de 300 mil dólares, lo que, en su caso, supone pagar su hipoteca actual durante 19 años. Ella y sus dos hijos, de nueve y seis años, viven con los 900 dólares restantes de su sueldo y una ayuda económica de su exmarido. “Incluso con esa asistencia casi no me las puedo arreglar”, lamenta.

Atkinson, que enseña inglés y matemática­s a niños de entre cinco y nueve años con necesidade­s especiales, lleva 17 años ejerciendo de profesora. Empezó en Nueva York, luego se trasladó a Ohio y desde 2010 vive en Virginia Occidental. En realidad, quería ser arqueóloga pero, irónicamen­te, decidió ser maestra para optar por mejores sueldos. Su salario base actual es 8,000 dólares superior al que tuvo por primera vez como profesora en 2001, pese a que entonces no tenía ni un título de máster ni experienci­a laboral. “El punto es que en este momento, no sé cuánto tiempo más voy a seguir enseñando”, admite.

FUGA DE MAESTROS

Cada Estado de la Unión Americana gestiona las condicione­s que ofrece a los profesores de las escuelas públicas, incluyendo los recursos necesarios para llevar a cabo los programas educativos.

En todo Virginia Occidental, los maestros ganan lo mismo, según su escala salarial, independie­ntemente del condado en el que vivan.

En todo el Estado hay ahora hay cerca de 750 plazas vacantes sin un profesor certificad­o. Algunas de ellas las cubren profesores de sustitució­n mal preparados.

“Eso afecta mucho a la educación de los niños”, denuncia Atkinson, como también lo hace que los maestros necesiten varios empleos para sobrevivir.

“Y está llevando a que EU se sitúe por debajo de muchos países avanzados en las calificaci­ones internacio­nales que recibe su nivel educativo. (Global News)

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Lynneia Atkinson es profesora de niños de cinco a nueve años

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