OMNIA
> BIENESTAR > CIENCIA > SOCIEDAD SEGÚN LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (OMS) OCHO DE CADA 10 PERSONAS INMUNIZAR EL PROCESO
Se trata del descubrimiento científico que ahora protege a millones de personas del virus de transmisión sexual más común del planeta: el VPH
El cáncer cervical es el cuarto más común en las mujeres, y su historia para combatirlo comenzó el 20 de junio de 1991. Ese día el inmunólogo australiano Ian Frazer regresó a su casa muy emocionado. Y enseguida le dijo a su esposa: “Creo que hemos descubierto algo que podría ser muy útil para la humanidad”.
Y tenía razón. El hallazgo sería el inicio de un proceso que cambió el manejo de uno de los tipos de cáncer más letales para las mujeres.
Frazer era profesor de la Universidad de Queensland, en Australia, y se dedicaba al estudio del ‘virus del papiloma humano’ (VPH), que causa el cáncer cervical.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el virus de transmisión sexual más común del planeta.
“Aproximadamente ocho de cada 10 personas contraerán el virus en algún momento de sus vidas”, de acuerdo a la ONG británica Cancer Research, dedicada a la investigación de la enfermedad.
Sin embargo, pese a la alta prevalencia del virus, el sistema inmune de la mayoría de las personas logra anularlo y por eso muchas personas ni siquiera se enteran de que se contagiaron. Pero para quienes no lo logran, el virus puede ser fatal.
En 1989, Ian Frazer se encontraba de año sabático en la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, y allí conoció al científico chino Jian Zhou, quien también estaba interesado en la investigación del VPH.
Ian lo invitó entonces a trabajar en su laboratorio en la Universidad de Queensland. ¿Su objetivo? Tratar de encontrar una vacuna para el VPH.
Pero se tropezaron con un problema. A diferencia de la mayoría de los virus, el VPH no se puede replicar en el laboratorio. Y ese paso es fundamental para desarrollar una vacuna.
Así que decidieron superar el obstáculo de una manera muy particular: utilizar técnicas de ingeniería genética para tratar de copiar el virus.
“Identificamos el código genético del virus y eso fue lo que tratamos de recrear a través de un cultivo celular”, explica Frazer.
Así comenzó un meticuloso trabajo de investigación y experimentación en el que pasaron meses.
La lógica era que, si lograban replicar la capa externa del virus, y si esta era idéntica al original, el sistema inmunitario lo identificaría como un agente nocivo y respondería eliminando al virus. De manera que la vacuna consistiría en un preparado artificial de ese virus.
Ese sería el formato de la vacuna: si en el futuro una persona se contagiaba con el VPH, el cuerpo lo reconocería como un invasor y lo eliminaría, impidiendo de esta manera que el virus pudiera MUJERES implantarse y cervical.
“Lo intentamos 20, 30 y 40 veces, hasta que finalmente lo logramos. La apariencia del virus que creamos era exactamente igual que la del VPH. Nos emocionamos muchísimo. Si se podía desarrollar una vacuna, esta era la manera de hacerlo”.
Mientras tanto, los dos científicos patentaron su descubrimiento y, al poco tiempo, varias compañías farmacéuticas empezaron a contactarlos.
Los se dedicaron a trabajar en los componentes del virus que causar cáncer Frazer y Zhou habían logrado replicar en el laboratorio. Y lograron replicarlo de manera artificial.
Sin embargo, pasarían años, antes de que la vacuna pudiera comercializarse. La primera versión, que contó con los innovadores aportes de otro grupo de científicos de Estados Unidos, se centró en trabajar con el 70 por ciento de los tipos del VPH que causan el cáncer cervical.
El problema es que se habían identificado más de 100 variedades del VPH, pero solamente 13 de ellas están asociadas con el desarrollo del cáncer cervical.
Los ensayos médicos concluyeron en 2001 e incluyeron a 6 mil mujeres que fueron vacunadas y estuvieron bajo control médico durante dos años. La efectividad fue de 100% (ninguna de las mujeres desarrolló cáncer cervical).
El momento ideal para aplicar la vacuna es en la pubertad, antes de que la persona sea sexualmente activa.
Los expertos recomiendan administrar dos dosis a niños y niñas entre los 11 y los 12 años.
A ellos, la vacuna los protegerá del VPH por el resto de sus vidas.