Vanguardia

Café Montaigne 75

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Los ídolos de la farándula son inmortales. En este mundo, paradójica­mente, se muere para vivir eternament­e. Es el caso de Marilyn Monroe, John Lennon, Elvis Presley y, claro, Frank Sinatra. Apenas el pasado 14 de mayo se cumplieron 20 años de la muerte del divino cantante Frank Sinatra (ando atrasado en esta serie de homenajes, la ingrata política de campanario le gana a lo importante, en fin, pido disculpas). Si al conocido como “El Rey” del rock and roll, Elvis Presley, cuando murió lo estaban atendiendo en un nosocomio con 14 sustancias nocivas en su dilatado cuerpo, el conocido como “La Voz” tenía serias complicaci­ones de demencia, una emperrada enfermedad en el corazón y sendos cáncer de riñón y vejiga.

No era cualquier voz, sino “La voz”. Era Frank Sinatra, quien vivió siempre entre la frontera de la honradez y la mafia. O tal vez las dos cosas sean lo mismo. En una de las mejores estampas escritas por Gay Talese, éste describe a Sinatra acodado en la mesa de un bar, con dos rubias platino a un lado y padeciendo una gripe que lo traía jodido y de un humor negro e insoportab­le. Tenía entonces 50 años, en el mediodía de su vida, y se deleitaba con un vaso de bourbon en la mano. Es célebre su frase: “Tal vez el alcohol sea el peor enemigo del hombre, pero la Biblia dice que ames a tu enemigo”.

Y el bourbon, todo mundo lo sabe, está hecho a base de maíz y, al parecer, es nativo de Kentucky, USA, porque aquí hay un condado del mismo nombre que se jacta de producir los más apetitosos tragos bourbon del mundo. Y el bourbon, cuando no hay un buen whiskey a la mano, mezclado con vermut rojo y tal vez una gota/rodaja de angostura, es el elixir madre de todos los cocteles, el famoso “Manhattan”. En hombres de este tipo de estatura, genio y apuesta de vida, no sólo es fácil caer en el alcoholism­o, los barbitúric­os, las drogas y, claro, el embrujo letal de las mujeres, no sólo es fácil, sino que al parecer es obligado caer en ello. Sinatra entonces se casó tres veces.

Se han cumplido 20 años de su muerte y su presencia no ha disminuido, sino que ha aumentado. Todos estamos ávidos de nuevos materiales y nuevas e inéditas grabacione­s que, por algunos extraños motivos, duermen el sueño de los justos en algún polvoso almacén neoyorkino ya quebrado. Y siempre, siempre hay algún investigad­or osado y necio, el cual logra sacar el oro de los agujeros más profundos. Como el oro que tenía Frank Sinatra en el fondo de su garganta y que al final de cuentas fue su luz y condena. Capitol/ume y Frank Sinatra Enterprise­s han lanzado por motivo de este aniversari­o una caja de tres CD’S con grabacione­s en directo de Sinatra en Las Vegas, Philadelph­ia y Dallas, incluyendo fotos nunca antes publicadas y un cuadernill­o de todo esto. Sin duda, un manjar para los coleccioni­stas.

Frank Sinatra aun muerto sigue siendo uno de los cantantes norteameri­canos más populares en el mundo. Su pasado como cantante en grandes orquestas (perteneció a las de Harry James y Tommy Dorsey) lo catapultó a ser el solista más querido en los años 40, 50 y 60 del siglo pasado. Rodeado siempre de excelsos músicos de jazz, todo lo que cantaba Sinatra se convertía en oro. Buscando notas en mis archivos para esta estampa de aniversari­o, he dado en mi cajón de los recuerdos con dos discos que a la vez tienen un… comic. La extraña edición recuerdo haberla comprado en un local de los cientos que abarrotan la Feria Internacio­nal del Libro de Guadalajar­a, Jalisco, en año pretérito. Está editado por Nobel Musical y son dos CD + un cómic, es decir, Jazz & Cómic.

El cómic es de Pedro Zamith a todo color y es una historia ambientada en los inicios vocales del joven Sinatra en la radio de Nueva York. Los dibujos (monos) traslucen en su locura, lo que era escuchar en la radio al joven que en ese entonces se abría camino en el atestado tren de la música popular gringa. Extrañísim­a edición ésta, pero buena de a madre en su concepción y feliz llegada a puerto que es todo el producto. Y es que los dos discos son una espléndida selección de lo más representa­tivo de “La Voz”. El primer CD es “Night and Day” y es como su título lo anuncia, temas y canciones que transitan sin descanso del día a la noche en ritmos para bailar con las grandes orquestas, a la par de temas donde los pájaros se posan en arboledas azules para trinar un largo y triste blues.

El otro disco, el otro CD, es “My Girl” y es una selección de temas de corte amoroso donde se muestra si no al mejor Sinatra sí a una de las caras o facetas más conocidas del cantante que enamoró a generacion­es de melómanos no gringos, sino en todo el mundo. Para fortuna mía, no aparece en este disco doble la famosa canción “My Way”, de la cual y de tanto escucharse uno termina por aborrecerl­a. No hay un fulano que se diga “libre” que no la pida o la interprete como una forma de decirle al mundo que todo lo hace a su manera. Esta canción, por cierto, tiene el record de ser la más solicitada en los funerales en Inglaterra, por algo será. Ya muertos, todo mundo es libre y lo hizo a su manera. En fin, así es la gente normal.

LETRAS MINÚSCULAS

Sinatra tiene 20 años bajo tierra. Ya es eterno.

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JESÚS R. CEDILLO

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