Vanguardia

PERROS ENCUENTROS (PARA NADA) CONTRADICT­ORIOS

- MAURO MARINES m_marines_9@hotmail.com

Hilarante y oscura, como la primera vez. Con la de este jueves son ya tres ocasiones en las que he visto “Perros Contradict­orios Devoran mi Cadáver” de Tristana Landeros. La primera fue en la función previa para prensa en La Besana en junio pasado y la segunda dos semanas después cuando con motivo del Día del Padre me llevé a toda mi familia a verla.

No era necesario darle cobertura a esta presentaci­ón en particular, realizada con motivo del Festival de la Artes de la UADEC el 15 de noviembre —tantos artículos le hemos dedicado ya en esta sección al montaje de Mabel Garza—, pero acudí para verla de nuevo porque me gusta, y un curioso encuentro al salir me animó a escribir varias ideas que me han rondado desde hace tiempo.

“El teatro es un arte vivo”. Tanto he escuchado esta frase y aunque cuando te la explican tiene sentido, me era difícil comprender su valor hasta que los “Perros” llegaron. Y es que no había tenido oportunida­d de ver ninguna otra puesta en escena tantas veces como con esta. Realmente hay una riqueza y un disfrute al poder observar los cambios en cada fecha nueva e incluso los errores se convierten en un añadido que no demerita la experienci­a. Por ejemplo, en su función en el Paraninfo del Ateneo, la primera escena me pareció que ocurrió a un ritmo más acelerado de lo usual; si este fuera mi primer y único acercamien­to a la obra no lo habría notado. Luego, al final, en la escena cumbre, un error técnico provocó una verdadera crisis en toda la puesta y expectante no pude más que aplaudir la manera en que Oscar Moreno no perdió el control de la situación —aunque no fue el único error técnico que hubo durante la obra, lamentable­mente—.

Este descubrimi­ento no habría sido posible si no hubiera acudido con mi familia esa segunda ocasión durante su temporada en La Besana, decisión de la cual sobrevive una idea que, he notado, muy pocos ponen en práctica: la difusión cultural comienza en casa.

Eventualme­nte me gustaría realizar algún tipo de censo para conocer cuántos miembros de la comunidad cultural local invitan a sus familiares a los eventos que en esta ciudad acontecen pero yo, de momento, procuro sino que me acompañen al menos sí avisarles de lo más relevante en la cartelera.

Porque de nada sirve estar al pendiente de lo que se hace en Saltillo y escribir una, dos o a veces hasta tres notas diarias sobre ello si quienes más cerca están de mí no se enteran ni acuden, por mucho que uno disfrute haciéndolo.

Y en efecto, se disfruta, y una chica a quien nunca en mi vida había visto me lo recalcó en el lobby del Ateneo al terminar la obra. Me preguntó si era yo “ese” que escribía notas sobre los eventos para Vanguardia. Le dije que sí.

Me contó un par de cosas sobre ella misma y su participac­ión en algunos proyectos culturales que en su momento no pude darles cobertura, pero quería hacerlo, y yo, en respuesta a tan cálida y espontánea apertura no pude evitar contar lo propio.

“Debe ser muy divertido escribir sobre todos los eventos de la ciudad”, respondió a mi historia y yo coincidí y aunque no le pregunté su nombre fue una decisión deliberada. Ya me daré a la tarea de buscarla y espero que pronto sepan más de ella.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico