EL POETA Y LA REVOLUCIÓN
Atendiendo ciertas versiones, Ramón López Velarde pudo haber sido partícipe de dos hechos esenciales del movimiento revolucionario: el Plan de San Luis y la huida de Carranza, previa a la muerte del presidente coahuilense
Novedad de la patria
Como se sabe, el tránsito del poeta no estuvo exento del roce con la convulsión política de su tiempo (18881921), provinciano y universal, el autor de “Zozobra”, además de su tierra natal, sólo residió en tres ciudades: San Luis, Aguascalientes y la capital. Fue en el Instituto Científico y Literario de SLP donde conoció al joven abogado coahuilense Manuel Aguirre Berlanga, y dos años más tarde, a Madero. De ahí surge la versión que habría intervenido en la redacción del Plan de San Luis. Sin embargo, estudiosos como Sheridan afirman que no existe ninguna evidencia.
Tránsito
El coahuilense Manuel Aguirre Berlanga fue diputado constitucionalista y al triunfo de Carranza pasaría a fungir como Secretario de Gobernación. Admirador del talento Velarde, lo invitó a trabajar con él. En 1920, ante el golpe militar de los sonorenses, el presidente tuvo que huir. En ese tren iba también Aguirre Berlanga, y según José Emilio Pacheco, es muy posible que lo acompañara también López Velarde. Se sabe que poco antes de tomar los caballos que lo llevarían a su destino final, el presidente les ordenó abandonarlo.
De ahí que pocos años después, Velarde, ya enfermo, cuando Vasconcelos le comisionara un texto para festejar el centenario de la consumación de la Independencia, el poeta eligiera no celebrar la épica guerrera de los vencedores y comience aclarando: “Navegaré por las olas civiles”. La suya sigue siendo cumbre de la poesía mexicana, y al mismo tiempo, sonoro enigma: ¿El trueno son los obuses? ¿Los esqueletos los muertos de la Revolución? ¿El futuro sangriento de su país?
“Trueno del temporal: oigo en tus quejas / crujir los esqueletos en parejas, / oigo lo que se fue, lo que aún no toco / y la hora actual con su vientre de coco. / Y oigo en el brinco de tu ida y venida, / oh trueno, la ruleta de mi vida.”