MÚSICA QUE TALADRA EL CEREBRO
LOS GUSANOS AUDITIVOS SON MELODÍAS PEGADIZAS IMPOSIBLES DE ELIMINAR DE LA MENTE QUE SE VUELVEN NEUROLÓGICAMENTE IRRESISTIBLES; LOS EXPERTOS ASOCIAN EL AUGE DE LOS SMARTPHONES CON EL AUMENTO EN CASOS DE ANSIEDAD, SOBRE TODO EN JÓVENES
Druido, una palabra o una asociación son capaces de reanimarlos, en ocasiones incluso al cabo de los años. En resumen, algunos de esos fastidiosos gusanitos parecen obstinarse en acompañarnos de por vida. En la literatura científica ese fenómeno también recibe el nombre de “imaginería musical involuntaria”. Piensen unos instantes en súper éxitos como “Waterloo”, de ABBA; “You’re Beautiful”, de James Blunt, o “Despacito”, de Luis Fonsi, y entenderán de qué estamos hablando, pues hasta el final de esta nota… les estarán sonando en la cabeza. LA CIENCIA Desde la primera nota, la música zarandea nuestras emociones y facultades cognitivas. Cuando las ondas sonoras viajan por el oído y llegan transformadas en impulsos nerviosos al cerebro, este último no puede evitar reaccionar, pues la música pulsa todas sus teclas, creando una sinfonía de corrientes eléctricas en la cortezaauditiva primaria, en el cerebelo, el tálamo, la amígdala, el hipocampo, la corteza con la primera vez que escuchamos esas notas, o bien con otros posteriores dotados de un significado especial. La música, dijo Oscar Wilde, es lo más cercano a las lágrimas y a los recuerdos. De ahí que la banda sonora de cada individuo sea tan irrepetible como una huella dactilar. UNA RECETA Las melodías o los fragmentos musicales pegadizos no son, por supuesto, una invención de Lady Gaga. En la música clásica, las frases se repiten durante el desarrollo de las composiciones, ya sean sonatas, óperas o sinfonías. Es el medio por el que se fijan en la memoria. Las canciones de cuna que tatareamos, por citar otro ejemplo, también se basan en patrones recurrentes. La diferencia con respecto a la época en que no existía la tecnología para grabar y reproducir sonidos es que ahora la música es omnipresente y, además, con el auge del sampleado, la técnica para crear gusanos auditivos se ha perfeccionado al extremo. Los compositores musicales e ingenieros de sonido no ignoran que una canción pegadiza es una atinada mezcla de banalidad y singularidad en la que una melodía reconocible está salpicada de pequeñas sorpresas. En las piezas de música que tanto nos enganchan se repite una receta con ingredientes similares: dominan los tiempos rápidos, las secuencias de notas cercanas entre sí en la escala musical y las combinaciones de subidas y bajadas. Y poco importa que la melodía pegadiza nos horrorice, como los agudos de “My Heart Will Go On” de Céline Dion, pues neurológicamente resulta irresistible.