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¿POR QUÉ NO ‘JUBILAN’ AL CARBÓN ANTE POLUCIÓN?

EMPRESAS Y NEGOCIOS | Y MÉXICO TAMBIÉN APUNTA HACIA ALLÁ

- REDACCIÓN

VANGUARDIA MX

H| Miércoles 28 de noviembre de 2018 ANÓI, VN.- El carbón, el combustibl­e que impulsó la era industrial, ha llevado al planeta al borde del catastrófi­co cambio climático.

Los científico­s han advertido repetidame­nte sobre los peligros que se avecinan, más recienteme­nte el viernes, cuando un importante informe científico emitido por 13 agencias gubernamen­tales de los Estados Unidos advirtió que los daños causados por el cambio climático podrían reducir hasta un 10 por ciento el tamaño de la economía estadounid­ense para finales de siglo si no se toman medidas significat­ivas para frenar el calentamie­nto.

En octubre, un informe del panel científico de las Naciones Unidas sobre el calentamie­nto global expuso que evitar la peor devastació­n requeriría una transforma­ción radical de la economía mundial a corto plazo.

Central para esa transforma­ción: salir del carbón, y rápido.

Y, sin embargo, tres años después del acuerdo de París, cuando los líderes mundiales prometiero­n actuar, el carbón no muestra signos de desaparece­r. Si bien el uso de carbón se ve determinad­o a disminuir con el tiempo en todo el mundo, según la última evaluación por la Agencia Internacio­nal de la Energía, que no está en camino a ocurrir en cualquier lugar lo suficiente­mente rápido para evitar los peores efectos del cambio climático. El año pasado la producción y el consumo mundial aumentó IMPACTA AL MEDIO AMBIENTE Y A LA ECONOMÍA después de dos años de la terea de disminució­n.

El carbón, barato, abundante y el más contaminan­te de los combustibl­es fósiles, sigue siendo la principal fuente de energía para generar electricid­ad en todo el mundo. Esto, incluso cuando las energías renovables como la energía solar y eólica se están volviendo más asequibles. Pronto, el carbón no podría tener ningún sentido financiero para sus patrocinad­ores.

Entonces, ¿por qué es tan difícil dejar de usar el carbón?

Porque el carbón es un poderoso combustibl­e. Está ahí, millones de toneladas bajo tierra. Las compañías poderosas, respaldada­s por gobiernos poderosos, a menudo en forma de subsidios, se apresuran a hacer crecer sus mercados antes de que sea demasiado tarde. Los bancos todavía se benefician de ello. Grandes redes eléctricas nacionales fueron diseñadas para ello. Las plantas de carbón pueden ser una forma segura para que los políticos entreguen electricid­ad barata y retengan su propio poder. E incluso cuando las energías renovables se están expandiend­o rápidament­e, aún tienen límites: la energía solar y eólica fluyen cuando la brisa sopla y el sol brilla, y eso requiere que las redes eléctricas tradiciona­les sean reequipada­s.

“La razón principal por la que se quema el carbón es que ya lo construimo­s”, dijo Rohit Chandra, quien obtuvo un doctorado en política energética en Harvard, especializ­ándose en carbón en la India.

El hogar de la mitad de la población mundial, Asia representa tres cuartas partes del consumo mundial de carbón. Más importante, representa más de las tres cuartas partes de las plantas de carbón que están en construcci­ón o en etapa de planificac­ión, unas mil 200, según Urgewald, un grupo de defensa alemán que rastrea el desarrollo del carbón. Heffa Schücking, quien dirige Urgewald, llamó a esas plantas “un asalto a los objetivos de París”.

Indonesia está cavando más carbón. Vietnam está abriendo terreno para nuevas centrales eléctricas de carbón. Japón, recuperánd­ose del desastre de la planta nuclear de 2011, ha resucitado al carbón.

El gigante del mundo, sin embargo, es China. El país consume la mitad del carbón del mundo. Más de 4.3 millones de chinos están empleados en las minas de carbón del país. China ha agregado el 40 por ciento de la capacidad de carbón del mundo desde 2002, un enorme aumento por 16 años. “Tuve que hacer el cálculo tres veces”, dijo Carlos Fernández Álvarez, analista de energía de la Agencia Internacio­nal de Energía. “Pensé que estaba mal. Es una locura”.

En la imaginació­n del público, el minero del carbón ha sido durante mucho tiempo un símbolo de la virilidad industrial, un retroceso a una era en la que el trabajo forzoso, especialme­nte el trabajo de los hombres, en lugar de los robots, impulsó el crecimient­o económico.

Esa idea ha sido fundamenta­l para la política. Los mineros de carbón alemanes han levantado las melodías del partido de extrema derecha de ese país. El gobierno de derecha de Polonia ha prometido abrir nuevas minas de carbón. El primer ministro de Australia, Scott Morrison, llegó al poder como campeón del carbón.

El presidente Donald Trump ha prometido, hasta ahora sin éxito, reavivar los trabajos de la minería del carbón e instruyó a su Agencia de Protección Ambiental a revertir las reglas para reducir las emisiones de las centrales eléctricas de carbón.

Ese mensaje podría ser bienvenido en el país del carbón estadounid­ense, pero el futuro de la industria en los Estados Unidos no es prometedor. Hay combustibl­es más baratos, incluido el gas natural; el gas ahora representa alrededor del 31 por ciento de la generación total de energía en los Estados Unidos, la misma proporción que el carbón. China ha impuesto aranceles a las importacio­nes de carbón de los Estados Unidos, en la disputa comercial tit-for-tat. Más de 200 plantas de carbón han cerrado desde 2010, y el consumo de carbón ha seguido disminuyen­do, contrariam­ente a las afirmacion­es falsas de Trump. Los empleos en la minería del carbón se han desplomado en la última década, a pesar de un modesto aumento de alrededor del 4 por ciento en los primeros 18 meses de la presidenci­a de Trump. Con informació­n de The New York Times

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 ??  ?? Pese a todos los estragos que puede traer al medio ambiente, el carbón sigue siendo una de las principale­s fuentes energética­s en México y el mundo.
Pese a todos los estragos que puede traer al medio ambiente, el carbón sigue siendo una de las principale­s fuentes energética­s en México y el mundo.
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