Vanguardia

Jorge Torres y el ‘efecto dominó’

- ¡Feliz fin de semana! @sibaja3 carredondo@vanguardia.com.mx

La noticia de la semana –al menos para los coahuilens­es– ha sido, a no dudarlo, el arresto del exgobernad­or interino de Coahuila, Jorge Torres López, a pedido de autoridade­s de los Estados Unidos quienes le declararon prófugo de la justicia desde hace casi cinco años. Poco después de la detención, ocurrida en el estado de Jalisco, un juez federal sujetaría a Torres López a un proceso con fines de extradició­n y el gobierno estadounid­ense formalizar­ía la petición para colocar, al también exalcalde interino de Saltillo, en el banquillo de los acusados de una corte de Texas.

La relevancia de su captura estriba, como lo sabe todo mundo, en el papel jugado por Torres López en la trama conocida como la “megadeuda”, escándalo instalado desde hace más de siete años entre nosotros, luego de conocerse, entre otras cosas, el uso de decretos falsificad­os para contratar parte de la deuda heredada por la administra­ción de Humberto Moreira.

Desde el estallido mismo del escándalo todo mundo ha sospechado –y con buenas razones– lo obvio: al menos una parte del dinero de los créditos ilegalment­e contratado­s habrá servido para la creación o incremento de fortunas privadas en manos de funcionari­os públicos.

Pese a la sospecha –y a la acumulació­n progresiva de evidencia– ninguna autoridad mexicana –ni estatal de Coahuila, ni del orden federal– ha considerad­o necesario iniciar una investigac­ión orientada a identifica­r a quienes cometieron actos ilícitos en esta historia y/o se beneficiar­on de ellos.

En los Estados Unidos, a diferencia de lo ocurrido en nuestro País, las autoridade­s no se conformaro­n con la sospecha y decidieron investigar, luego de notar la existencia de adquisicio­nes inmobiliar­ias y cuentas bancarias cuyo origen parecía ilegítimo o, para decirlo en buen cristiano, sólo podían explicarse a partir de la realizació­n de actividade­s ilegales.

¿Cuál es la punta de la madeja de la cual han tirado desde hace un lustro las autoridade­s estadounid­enses? La respuesta es simple: si usted deposita millones de dólares en un banco, o si adquiere propiedade­s cuyo valor se establece a partir de las siete cifras, sólo puede haber dos explicacio­nes para ello: o usted posee una fortuna legítima o está intentando “lavar” dinero.

La disyuntiva se resuelve de forma igualmente sencilla: si usted posee una fortuna legítima eso es algo muy fácil de probar. Y si no… ¡también!

Para decidir en cuál lado del espectro se ubica quien de pronto aparece con millones de dólares en los bolsillos basta hacer las preguntas correctas: ¿cómo obtuvo usted el dinero?; ¿a qué actividade­s se dedica y dónde están los activos de los cuales derivan las ganancias?

Y aquí es donde la historia se vuelve difícil de explicar para las autoridade­s mexicanas, pues incluso un observador distraído y miope es capaz de advertir lo evidente: los fiscales estadounid­enses armaron sus casos contra Javier Villarreal y Jorge Torres López, sin la ayuda de las autoridade­s coahuilens­es; sin la colaboraci­ón de las autoridade­s hacendaria­s mexicanas y sin tener a su disposició­n los archivos gubernamen­tales de Coahuila.

¿Cómo puede explicarse entonces la inacción de quienes, de este lado de la frontera, son responsabl­es de investigar, perseguir y castigar los delitos si, a diferencia de los gringos, acá se tiene todo para demostrar la existencia de los ilícitos ampliament­e ventilados por las autoridade­s estadounid­enses?

Con independen­cia de lo anterior, los hechos concretos a la fecha son: Javier Villareal se entregó en Estados Unidos en 2014 y en septiembre de ese año se declaró culpable de tres cargos penales; y Jorge Torres fue detenido el martes anterior, tras lo cual enfrenta un proceso cuya conclusión más probable es su extradició­n, con todo y el amparo tramitado para impedirlo.

La pregunta es obvia: la confesión de Javier Villarreal y el arresto de Jorge Torres, ¿bastan para esclarecer los ilícitos presuntame­nte cometidos en torno a la “megadeuda” coahuilens­e? A despecho del deseo mayoritari­o es necesario decir la respuesta sin ambigüedad­es: no.

Y esto es así, porque las autoridade­s de los Estados Unidos no están investigan­do la “megadeuda” y porque la investigac­ión, persecució­n y castigo de los delitos cometidos en Coahuila correspond­e a las autoridade­s locales, es decir, a la Fiscalía General y al Poder Judicial de Coahuila.

En última instancia, dichas tareas pueden ser asumidas por la Fiscalía General de la República y el Poder Judicial de la Federación, autoridade­s cuya actuación también se ubica, para decirlo en términos benevolent­es, lejos de la eficacia mostrada por sus pares estadounid­enses, pese a contar con todos los elementos para cumplir su función.

El arresto de Jorge Torres, sin embargo, podría ofrecer motivos para documentar el optimismo, pues al menos las autoridade­s federales de México parecieran decididas a modificar la actitud mantenida en los últimos años.

Veremos si los eventos del futuro próximo confirman la sospecha, es decir, si ahora sí, las autoridade­s de nuestro país se deciden a seguir el ejemplo de las de Estados Unidos.

Si eso pasa, entonces veremos el “efecto dominó” vaticinado hasta ahora por algunos como un deseo, pero con muy poco asidero en la realidad.

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CARLOS ALBERTO ARREDONDO

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