Vanguardia

PERDER ESTÁ PROHIBIDO

LOS DOS EQUIPOS DE LA CAPITAL DE ESPAÑA PELEAN POR AFIANZARSE EN EL SEGUNDO LUGAR Y NO DEJAR ESCAPAR AL LÍDER BARCELONA

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MADRID.- Atlético de Madrid y Real Madrid no sólo se enfrentan de forma directa por la segunda plaza, sino por muchísimo más, por creer que la Liga aún es posible, por doblegar a un adversario directo y por la carga pasional y emocional de un derbi vibrante, tan esencial como inquietant­e para ambos oponentes.

Es un duelo a presión. No hay margen de error. No lo admite la distancia que les separa del liderato del Barcelona, seis puntos en el caso rojiblanco y ocho en el blanco. Ganar o perder. No existen ni términos medios ni excusas. El empate es también una “derrota”, una invitación al bloque azulgrana para que acelere hacia el título.

El aliciente es la Liga. La circunstan­cia añadida es la segunda posición, ahora del Atlético, dos puntos por encima del Real Madrid, antes del duelo en el Wanda Metropolit­ano, que comprueba quién está preparado para reabrir el debate, si es posible, por el campeonato. Y sólo hay una certeza: el perdedor ya no tendrá ningún argumento.

En ese sentido, la carga emocional es intensa; nada nuevo, en cualquier caso, para dos equipos siempre preparados para la máxima exigencia y para dos proyectos que partieron el pasado verano en la Supercopa de Europa, ganada por el Atlético en la prórroga, y que se han enfrentado, por ejemplo, en dos finales de la Liga de Campeones.

Desde aquel 15 de agosto hasta ahora, el Real Madrid ha sorteado una travesía de vaivenes, al borde del naufragio unas cuantas veces, y con cambio de técnico, Santiago Solari por Julen Lopetegui, mientras que el Atlético ha sostenido un viaje más constante, al lado del Barça hasta no hace mucho, dentro de la pelea por la Liga.

Pero, en contraste con todo ese desarrollo, irrumpe el momento actual. El Real Madrid está fortalecid­o, enderezado su irregular rumbo del primer semestre con cuatro triunfos seguidos en la Liga, su mejor racha, y por el 1-1 del miércoles contra el Barcelona en el Camp Nou en el partido de ida de las semifinale­s de la Copa del Rey.

Y el Atlético está en alerta, por la derrota del pasado domingo contra el Betis, que puso fin a una racha de 19 partidos de competició­n oficial sin perder, que le retrasó un punto más en la carrera por el liderato del campeonato y que exige una reacción inmediata, agotado ya el margen de error en su ambición por la Liga.

La busca en el estadio Wanda Metropolit­ano, donde ha sido invencible en esta temporada. En la Liga, con nueve victorias y dos empates -el único conjunto que aún no ha perdido en su casa esta campaña-; en la Liga de Campeones, con tres triunfos; y en la Copa del Rey, aunque su empate con el Girona (33) le apartó del torneo.

Son los números en este ejercicio en su campo, sostenidos por las paradas de Jan Oblak y los ataques de Antoine Griezmann, no sólo ya este curso, sino también antes. El equipo sólo ha caído en tres de sus 45 encuentros oficiales en ese estadio, ha ganado 24 de sus últimos 30, el esloveno ha dejado su portería a cero en 23 de sus 27 duelos más recientes y el francés ha marcado ahí 25 goles, seis en sus últimos seis compromiso­s entre todas las competicio­nes.

El guardameta y el delantero son de nuevo los líderes del once inicial de Simeone, que encara su vigésimo noveno derbi, con un balance de nueve triunfos, nueve empates y diez derrotas; aún no recupera a Koke Resurrecci­ón -se perderá su tercer encuentro seguido por lesión- y mantiene las bajas de Diego Costa y Stefan Savic.

También es un derbi trascenden­tal para el Real Madrid. Decisivo como su mes de febrero. Marca su futuro liguero para reafirmar su reacción, pasando a ser candidato con el salto al segundo puesto en caso de victoria, o instalarse en un negro panorama con una distancia que ya sería insalvable con el líder como para soñar con el título, si sale derrotado del Metropolit­ano.

Vivo en las tres competicio­nes. En su mejor momento del curso con seis partidos sin conocer la derrota y recién cortada en el Camp Nou su racha de cinco victorias consecutiv­as con un empate dejando gran imagen. Una resurrecci­ón desde el físico que encara un examen complicado ante un rival descansado. El desgaste del clásico ante el reposo rojiblanco.

Al reencuentr­o con quien fue primero compañero y luego entrenador, Simeone, llega Santi Solari asentado en el banquillo madridista y tras superar con nota su primer clásico. El que sentenció definitiva­mente a Julen Lopetegui refuerza la imagen del técnico argentino que toma decisiones sin que le tiemble el pulso. Su pulso con Isco Alarcón ya le molesta. El andaluz se quedará fuera de la lista por unas molestias en la espalda. Igualmente no iba a tener minutos tras pasar de ser referente al último de la fila.

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Morata enfrentará al equipo con el que debutó como profesiona­l en la Liga de España.

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