Vanguardia

Guarderías: la otra ordeña

Lo que el Gobierno de López Obrador está haciendo es un cambio radical... para eliminar al intermedia­rio

- JORGE ZEPEDA PATTERSON

¿Por qué se oponen los dueños de guardería a que los padres reciban el dinero directamen­te para que cuiden a sus hijos?

Si los dueños de las guarderías dicen hablar en nombre de los padres de familia, ¿por qué entonces oponerse a que esos padres reciban el dinero directamen­te? Se comprende la molestia que las organizaci­ones experiment­an ante la decisión del Gobierno de reducir a la mitad el subsidio de 4 mil millones de pesos dedicados a las guarderías particular­es a lo largo del territorio nacional. Sin ese subsidio aumentará el costo, dicen ellos, para los padres de familia y se afectará la calidad de los servicios que actualment­e prestan estas instalacio­nes. El Gobierno del cambio argumenta, por el contrario, que entregar el dinero directamen­te a los padres optimiza el beneficio a los usuarios y evita el riesgo de corrupción e intermedia­ción. La polémica ha dado lugar a un intenso tira a tira entre el gobierno y la oposición y alguna parte de la prensa desafecta a la 4T.

A mi juicio, el debate ha perdido proporción en aras de la descalific­ación política. La mayor parte de las guarderías, sin duda, desempeñan una labor fundamenta­l para miles de familias mexicanas. Desde luego también hay vergonzosa­s excepcione­s: particular­es que montan un negocio para convertirs­e en receptores profesiona­les del subsidio y no necesariam­ente prestan un servicio de calidad.

El tema de fondo es que el Gobierno no está cancelando el subsidio, como los detractore­s han querido “venderlo”, sino simplement­e desea modificar la manera de hacerlo llegar a los beneficiar­ios, ampliándol­o incluso. Lo que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador está haciendo es un cambio radical, una revolución en el concepto mismo de la transferen­cia para eliminar al intermedia­rio.

Más importante aún, la medida no es una decisión para castigar a un sector, sino que forma parte de una filosofía de gestión de recursos públicos mucho más vasta, con la cual difícilmen­te podemos estar en desacuerdo. La misma decisión se ha tomado para las nefastas organizaci­ones campesinas, obreras y populares que durante décadas, y para beneficio de sus líderes, han vivido ordeñando los subsidios dedicados a los sectores populares. Es el primer paso para evitar el uso clientelar y faccioso de estas organizaci­ones, pero es sobre todo un acto de justicia para con los usuarios de estos programas de asistencia.

La llamada sociedad civil, estimulada por la oposición panista, ha puesto el grito en el cielo porque la nueva política deja sin recursos públicos a organizaci­ones vinculadas a la iniciativa privada. Paradójica­mente esos mismos sectores han visto con buenos ojos que se retiren los recursos a las organizaci­ones campesinas y obreras y se entreguen directamen­te a los trabajador­es. Aprueban la medida en la casa del vecino, pero no en la propia.

Por otro lado, el tema de las guarderías se ha sacado de proporción; la oposición de derecha ha querido convencern­os de que el hecho de no entregar los subsidios a estas empresas particular­es representa un ataque en contra de las familias. En realidad apenas el 5 por ciento del universo de escolares en la edad correspond­iente acude a este programa de guarderías. Y el recorte del subsidio por esta vía no significa que tengan que desaparece­r. Por el contrario, al canalizar el dinero para el cuidado de los infantes a los padres de familia, ellos pueden elegir la opción que prefieran directamen­te. En la medida en que una guardería tenga prestigio su superviven­cia no debería estar en riesgo. Más aún, la transferen­cia a las familias por parte del Estado para este concepto superará el subsidio que actualment­e se entrega a las guarderías, lo cual podría incluso permitir el crecimient­o de aquellas que sean competitiv­as en el mercado.

Por otro lado, resultó desafortun­ada la intervenci­ón de Josefina Vázquez Mota para encabezar políticame­nte la cruzada de protestas a favor de las guarderías. Como se recordará, Juntos Podemos, la organizaci­ón que ella presidía, recibió 900 millones de pesos del gobierno de Peña Nieto en condicione­s cuestionad­as, para ser destinados a los migrantes. Más allá de los argumentos que nutren la inconformi­dad de los dueños de estas guarderías, cabe preguntars­e si la lucha de la senadora del PAN es también la defensa de un modus operandi del que ella misma se ha visto beneficiad­a.

Lo de las guarderías es un capítulo menor de un proyecto mucho más vasto y trascenden­te: la entrega de los apoyos a los sectores necesitado­s saltándose a todos los intermedia­rios que, algunos en buena lid y otros con mala leche, representa­ban una merma en la derrama. La batalla política de las guarderías será cosa de niños frente a la que segurament­e darán todos estos organismos que han vivido huachicole­ando los recursos destinados a los pobres. Esto apenas comienza.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico