ARTE EVANESCENTE
Con una serie de grabados y pinturas Salvador Aldape explora el olvido y la memoria en la exposición inaugurada el pasado jueves 7 de febrero en la Alianza Francesa
Marcas apenas visibles sobre el papel sugieren escenas de pérdida y olvido. Composiciones pictóricas donde una imagen resulta intervenida por modificaciones y adiciones que no permiten ver la idea original remiten a la fragilidad de la memoria.
A través de estas dos estrategias el artista visual Salvador Aldape explora los temas relacionados con los recuerdos y cómo el paso de tiempo incide sobre ellos en la exposición “Amores Imaginarios” inaugurada el pasado jueves 7 de febrero en la Alianza Francesa de Saltillo.
“Siempre estoy experimentando con el grabado y aquí pues iba con la temática”, comentó para VANGUARDIA el expositor sobre los trece grabados al aguafuerte impresos con tinta blanca, “normalmente del grabado te dicen que lo tienes que imprimir con una tinta que se vea y aquí es tinta blanca porque tiene esa característica de que se vuelve como crema por el aceite de linaza”.
Las piezas que forman el grueso de la muestra presentan una serie de imágenes a simple vistas invisibles debido a esta impresión de blanco sobre blanco, pero que luego de una inspección más cercana y detenida revelan sus escenas.
“Aquí lo que es explorar la ausencia, el recuerdo, la memoria, todas estas cosas que tienen que ver con lo efímero”, agregó.
Sin embargo aunque esté tratando el tema de la ausencia, al hacerlo con una técnica artística que implica en sí la preservación de su contenido, tanto sobre el papel como en la placa metálica de la cual se obtuvo la estampa, se crea una contradicción que, aseguró, es totalmente intencional.
“Justo hace rato decía que el metal, por ejemplo, todas las obras de metal, aunque no sean para grabado hay armaduras de hace miles de años y pinturas no existen tan antiguas más que las de las cuevas pero académica no”, dijo.
“Y esa es la intención, esa contraposición entre lo que dura mucho y algo que es efímero como es el recuerdo; y algo que tiene que tiene que ver con la persona realmente. Al morir la persona mueren los recuerdos que tenía”.
En “Amores Imaginarios” también hay dos pinturas que intervienen retratos para continuar con el discurso. En palabras de Aldape “es una deconstrucción de la imagen. Empiezo haciéndola tipo académico y utilizo las técnicas clásicas, el claroscuro, el esfumato, pero después empiezo a la empiezo a destruir, por eso tiene capas sobre capa”.
“Le metí pintura, luego lijas, luego empecé a meterle punzones, le puse más pintura y bueno es una alegoría también al recuerdo. A lo mejor hay una pareja y luego va desapareciendo y luego está la mujer, y luego termina con el recuerdo de la niñez, que es al óleo, ese dibujito así muy pequeño que está en una sección áurea”, dijo al describir una de las obras.
Trabajar alrededor de la memoria en esta serie busca responder a la pregunta de “¿porqué en ocasiones vemos a personas quizá un segundo y nos acompaña toda nuestra vida y porqué hay personas que están con nosotros todo el tiempo y simplemente no están?”.
“Siempre me intrigó. ¿porque si ni siquiera hablé con esa persona, nomás la vi de reojo y la sigo recordando y porqué hay personas que estuvieron conmigo y ya las olvidé?”, explicó.
“Amores imaginarios” se divide en tres apartados principales: Cuentos Infantiles y los recuerdos primarias, la exploración del deseo y Bajo el Hechizo de Medusa “que es así como la piedra, el recuerdo que se vuelve totalmente fuerte y ya no se pierde”, comentó.
Además, como habitual practicante y maestro del grabado Aldape incluyó en la exposición también un pequeño juego de tipos hechos en borradores de migajón por sus alumnos, que los visitantes pueden utilizar para imprimir palabras sobre un cuaderno y conocer así el proceso de esta técnica.