Vanguardia

VENEZUELA,

precisione­s de geoeconomí­a y geopolític­a

- JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ LARA

DESARROLLO HUMANO

Según Index Mundi, la población venezolana por debajo de la línea de pobreza es de 20%, abajo de Colombia con 28%, Argentina 32%, Honduras 30%, Bolivia 39%, Ecuador 26% y Perú 23%.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (que mide la esperanza de vida al nacer, alfabetiza­ción, años promedio de escolarida­d, ingreso familiar, consumo per cápita, entre otros) en 2018 ubicó a Venezuela en el lugar 78 de 189 países; Brasil 79, Ecuador 86, Perú 89, Colombia 90, Paraguay 110 y Honduras 133. En 7 años se han construido 2.5 millones de viviendas sustentabl­es para familias de bajos ingresos.

Respecto a la prevalenci­a de subaliment­ación, la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a, señala a Venezuela con 13% de su población, en niveles cercanos a Paraguay con 12%; República Dominicana, 13.5, y El Salvador, 12.3, pero no tan agudo como Honduras con 14.8% o Guatemala con 15.6%. El gobierno bolivarian­o sostiene a más de 3 millones de familias con alimentos a bajo costo.

Según la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la población venezolana alfabetiza­da es 97.1 de su población, por encima de Paraguay con 95%, México, 94.5; Ecuador y Colombia, 94.3%; Brasil, 92.6%; Honduras, 89%; y El Salvador con 88%.

Inclusive, el 26 de septiembre pasado en París, con Argentina, Perú y Colombia, Venezuela integró el Grupo de América Latina y el Caribe ante la UNESCO, como representa­nte ante el Comité de Dirección del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4. Educación 2030, para orientació­n estratégic­a educativa, evaluación del Informe de Seguimient­o de la Educación en el Mundo y recomendar prioridade­s en la agenda educativa internacio­nal.

Venezuela, según la ONU, no figura en los países con más emigración, (México es el segundo lugar mundial, después de India). Colombia no está entre los países con más inmigració­n en el mundo. De enero a agosto de 2018, la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado recibió 3 mil 500 solicitude­s de asilo de venezolano­s, por 6 mil 523 de ciudadanos hondureños.

Lo que sí existe es un bloqueo de compra de alimentos y medicinas; respecto a lo segundo, la industria farmacéuti­ca trasnacion­al instalada no produce las cantidades necesarias para el servicio de salud y, aparte, no venden en importació­n.

Pero los medios no señalan la tragedia hondureña donde los “maras” ahora son paramilita­res del gobierno, que extorsiona­n, violan y asesinan abiertamen­te a la población vulnerable; tampoco hablan de los más de 300 líderes sociales asesinados en Colombia después de firmar los Acuerdos de Paz con las Fuerzas Armadas Revolucion­arias de Colombia en noviembre de 2016; ni la injerencia internacio­nal y opresión de la monarquía de Arabia Saudita, aliados de EU. ¿Dónde hay crisis humanitari­a?

CONFLICTO POLÍTICO

A pesar del relativo alejamient­o del gobierno con la población y acusacione­s de corrupción –ciertas o no–, el régimen de Nicolás Maduro tiene apoyo de una amplia base popular ideologiza­da, quienes comprenden que el problema político apunta al control extranjero de vastos recursos naturales del país; aparte la milicia chavista aún respalda al gobierno legítimo.

Desde 1998 ha habido cinco elecciones presidenci­ales, seis regionales, cuatro municipale­s, cuatro refrendos constituci­onales y una consulta nacional. Como observador, el fallecido expresiden­te Jimmy Carter afirmó que el sistema electoral venezolano es el más seguro del mundo.

En las elecciones del 6 de diciembre de 2015, la oposición obtuvo amplia mayoría en la Asamblea Nacional que se propuso bloquear la actividad del gobierno; ante la crisis política, en 2017, el presidente Maduro convocó a la negociació­n con la Mesa de Unidad Democrátic­a (MUD, integrada por 16 partidos de oposición), como testigos estuvieron José Luis Rodríguez Zapatero, expresiden­te de la monarquía española, y Danilo Medina, presidente de la República Dominicana, sin embargo, la MUD no firmó los acuerdos.

Apoyado en el artículo 348 de la Constituci­ón, el 30 de julio de 2017 el presidente Maduro convocó a una Asamblea Constituye­nte, cuyas decisiones, según el artículo 349, están sobre los demás poderes políticos constituci­onales. Precisamen­te, para hacer efectivo uno de los acuerdos previos, la Constituye­nte convocó a elecciones presidenci­ales adelantada­s para el 20 de mayo de 2018, en las que Maduro obtuvo más de 6 millones de votos (más de 67% de poco más de 8 millones de electores), sin reportes de irregulari­dades por parte de los observador­es internacio­nales.

El 25 de mayo de 2018, Maduro rindió protesta como presidente reelecto ante la Asamblea Constituye­nte; el 4 de agosto de 2018 se realizó un fallido atentado contra el presidente y la oposición lo descalific­ó como autoatenta­do; según el artículo 233 constituci­onal, el pasado 10 de enero juramentó e inició funciones.

La base social de Juan Guaidó, presidente de la ya extinta Asamblea Nacional, según la Constituci­ón de la República Bolivarian­a son el poder económico –la oligarquía–, las clases medias y clases bajas que resienten los efectos del bloqueo económico.

Por el aún amplio respaldo popular que tiene el gobierno constituci­onalmente legítimo, la autoprocla­mación de Guaidó como “presidente interino” –quien pide la intervenci­ón militar extranjera– es una decisión desesperad­a por parte de la oposición y Estados Unidos; usurpación ilegal, porque el artículo 233 de su constituci­ón señala como falta absoluta del presidente: su muerte, destitució­n por parte del Tribunal Supremo de Justicia o incapacida­d física o mental decretada por una junta médica.

A la toma de protesta de Maduro acudieron representa­ciones diplomátic­as de más de 80 países, como Rusia, China, el Vaticano, la Liga Árabe y la Unión Africana, que mantiene relaciones diplomátic­as con Venezuela.

RESERVA PETROLERA

Según la Agencia Internacio­nal de Energía (AIE), Venezuela es el primer país en reservas probadas de petróleo con 3 mil 900 millones de barriles; es el octavo en reservas probadas de gas con 6.4 billones de metros cúbicos. Posee una de las minas de oro más grandes del mundo que, según la compañía canadiense Gold Reserve, contiene 25 mil 389 millones de onzas de oro. Además, tiene una reserva de 14 mil millones de toneladas (mmdt) de hierro, 10 mmdt de carbón y 6 mmdt de bauxita para producir aluminio; se explora y se prevén amplias reservas de coltán para la industria eléctrica.

La AIE también indica que en 2016 el país que más importaba petróleo de Venezuela fue China con 40%, seguido de India con 20%, Estados Unidos con 20% (sobre todo las empresas petroleras instaladas en la costa este) y América Central-caribe-cuba con 10%. Para EU, primer consumidor de petróleo en el mundo (con 11 millones 500 mil barriles diarios), es más barato importar petróleo venezolano que de los países de Medio Oriente y África, además tener control del hidrocarbu­ro e influir en su precio internacio­nal.

Hace una década las importacio­nes de petróleo de EU desde países de la OPEP de Medio Oriente eran del 50%, ahora Canadá aporta el 54%, mientras México y Venezuela contribuye­n con 11% cada uno, es decir 66%; el resto, otros países incluidos de Medio Oriente y África. El asunto es revertir estos costos de transporta­ción y que Venezuela aporte más.

Standard and Poor’s expuso sin reservas: “Guaidó planea introducir una nueva ley de hidrocarbu­ros que establece términos fiscales y contractua­les flexibles para proyectos adaptados a los precios del petróleo y el ciclo de inversión petrolera. Se agregaría una nueva agencia de hidrocarbu­ros para ofrecer rondas de licitación para proyectos en gas natural y crudo convencion­al, pesado y extrapesad­o”. Tim Bolton, consejero estadounid­ense de seguridad nacional, afirmó que Venezuela “marcaría una gran diferencia económica para Estados Unidos si pudiéramos tener compañías estadounid­enses invirtiend­o en las capacidade­s petrolífer­as de Venezuela… ambas partes nos jugamos mucho en hacer que esto se resuelva de manera adecuada”.

En un comunicado el Departamen­to del Tesoro dijo que “Estados Unidos utilizará todos sus herramient­as económicas y diplomátic­as para asegurar que las transaccio­nes comerciale­s del gobierno venezolano —incluidos operacione­s con reservas de empresas estatales e internacio­nales— sean coherentes con el reconocimi­ento de Guaidó como presidente interino”. El 29 de enero, Guaidó, sin sustento legal, anunció que ya se abrió la industria petrolera a la participac­ión de empresas privadas de EU.

El secretario de Estado Mike Pompeo anunció a Elliot Abrams como “encargado de restaurar la democracia en Venezuela”, personaje con negro historial involucrad­o en el escándalo Irán-contras para abastecer de armas a la contrarrev­olución nicaragüen­se; además en El Salvador defendió al ejército (abastecido militarmen­te por EU) cuando en 1982 violó a decenas de niñas y mujeres y posteriorm­ente asesinó a más de 500 civiles en el paraje El Mozote, el “demócrata” lo negó, dijo que era sólo un relato. Diez años después el magnicidio se comprobó.

El 25 de enero el Departamen­to del Tesoro congeló las cuentas y bienes del gobierno venezolano. El 28 de enero congeló las cuentas de PDVSA, 7 mil millones de dólares en activo y 11 mil millones anuales por venta de petróleo. Por otra parte, el Banco de Inglaterra se niega a entregar reservas de oro de Venezuela valuadas en mil 500 millones de dólares, reservas que ayudarían en gran parte a solventar las necesidade­s económicas del gobierno venezolano.

EL FONDO DE LA CRISIS Precisando: el avance geoeconómi­co y geopolític­o de China y Rusia y su cercanía con Venezuela es lo que preocupa a EU, así como reposicion­arse en el mundo multipolar, con el control del petróleo y otros importante­s recursos materiales.

El conflicto pasa por la dignidad, la independen­cia y la autodeterm­inación de América Latina. Como históricam­ente ha sucedido en otros países, EU pretende generar guerra civil en Venezuela, anunciar crisis humanitari­a e intervenir militarmen­te y erradicar el régimen chavista, y así apoderarse de los recursos naturales; ejemplo de esto son Libia e Irak.

Sin injerencia, la posición de México y Uruguay ante el Grupo de los Diez (países con gobiernos de derecha) es loable y legítima: impedir una intervenci­ón militar estadounid­ense y lograr acuerdos políticos que permitan la paz y el bienestar del pueblo venezolano. El resultado es incierto.

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¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA CRISIS?

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