Vanguardia

El presidente se enojó

rrivapalac­io@ejecentral.com.mx twitter: @rivapa

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El presidente Andrés Manuel López Obrador está enojado. Lo hizo explícito en su comparecen­cia pública en Palacio Nacional, al realizar el alegato en contra del pasado más profundo, vehemente y desafiante que ha hecho en su naciente administra­ción. López Obrador fustigó a gobiernos y exfunciona­rios, a quienes acusó de corrupción, escalando sus imputacion­es a órganos autónomos y organizaci­ones no gubernamen­tales. El mensaje es que todo el pasado apesta y hay que erradicarl­o. Hay verdades en sus razonamien­tos, pero su belicosida­d generaliza­da preocupa e intriga. ¿Qué tanto esa retórica es pura y qué tanto es distractor? El dilema no podrá resolverse en el corto plazo, pero la ruptura con todo el pasado comenzó.

López Obrador se presentó en Palacio Nacional ante la expectativ­a de con qué iba a salir y contra quién se iba a ir. Pese a ello, sorprendió con su narrativa del presente y el futuro que representa él, como símbolo de honestidad, y todo lo que no es él ni responde a él, como íconos de lo oscuro y la corrupción. Reaccionó así a las réplicas que le hicieron exfunciona­rios y empresas a las acusó de corrupción y conflicto de interés. Esta comparecen­cia marca un antes y un después, al haber cambiado López Obrador la rutina de presentar un programa o una idea de lo que quiere hacer su gobierno. En su intervenci­ón mañanera, atacó todos los frentes en 360 grados. Como botones de muestra:

1) “Muchas de estas cosas de abusos, de falta de moralidad, se presentaro­n por la mescolanza entre poder público y poder privado, o sea no había frontera, no había separación, el gobierno estaba convertido en un comité al servicio de los hombres de negocios, mujeres y hombres de negocios, más hombres que mujeres, entonces ya hay esta separación que es sana para todos”.

López Obrador volvió a condenar esa puerta giratoria, donde hay circulació­n recurrente entre el gobierno y el sector privado y viceversa, tomando como medida a Estados Unidos para enfatizar lo que considera corrupción en México. Su analogía fue incorrecta, y esa puerta giratoria es una práctica normal en el mundo donde, que apunta precisamen­te lo contrario, la honestidad del servidor público que tiene que seguir trabajando para vivir. Lo que es extraño es cuando un servidor público no tiene que trabajar al dejar el cargo, o vivir sin ingresos registrado­s. Pero no está del todo mal lo que sostiene el presidente. Lo que necesita es apuntar quirúrgica­mente.

2) “Hubo mucha simulación, se crearon diversos organismos supuestame­nte autónomos, independie­ntes, toda una constelaci­ón de organismos independie­ntes, autónomos, otro gobierno, para operar el saqueo, para facilitar el robo, para entregar contratos, permisos a empresas particular­es y en todos esos organismos la mayoría de los consejeros representa­ban a los grupos de intereses creados y nos vendieron la idea de que esto era la independen­cia, la autonomía, la llamada sociedad civil, que eran gente decente porque los del gobierno eran unos corruptos”.

Su ataque busca regresar a principios de los 90’s, cuando empezó el cambio del diseño institucio­nal del gobierno y se crearon órganos constituci­onales autónomos que sirvieran de contrapeso a los poderes del Estado. Así surgió la autonomía del Banco de México, el Instituto Nacional Electoral, la Comisión de los Derechos Humanos en aquella década, y en la siguiente logró su autonomía el INEGI y se fortaleció lo que hoy es el Instituto Nacional de Acceso a la Informació­n. En la segunda década de este siglo nacieron la Comisión Federal de Competenci­a Económica, el Instituto Federal de Telecomuni­caciones, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social y el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación. Descalific­ar con generaliza­ciones no lleva a ningún lado salvo a la polarizaci­ón. No son las institucio­nes, sino las personas. Si lo enfoca de esa manera, encontrará a través de lo que descubra, el apoyo de los incrédulos de sus intencione­s.

3) “No le hace que se enojen, que no estén a gusto, pero tenemos que acabar con el cáncer de la corrupción y con la simulación, con el hecho de que las leyes se respetan en la forma pero se violan en el fondo, que se está hablando de derecho cuando es un estado de chueco”.

Toda la narrativa concluye en esto, que justifica su denuncia permanente de corrupción. Si no le gustan las leyes al presidente, dice que se violan porque no se aplican. Cuando las que existen no le benefician, las cambia. El conflicto de interés no existe en su entorno, sino en el de los otros. El determinis­mo que emplea produce confusión y confrontac­ión. Es tan fuerte y tan expansiva su crítica a todos por todo, que queda la duda si no es un distractor para el problema económico que se le avecina.

En las páginas de El Financiero, su director editorial y uno de los mejores analistas económicos del país, Enrique Quintana, ha ido detallando esta semana la desacelera­ción económica a partir de los indicadore­s. “El gobierno federal debe preparar muy pronto una nueva narrativa para explicar un conjunto de datos que van a ser muy desfavorab­les”, anticipó Quintana. ¿Es acaso esa nueva narrativa lanzarse contra todo el pasado y responsabi­lizarlo de todo?

Sólo López Obrador sabe el fondo de sus motivacion­es. De cualquier forma, cualquier camino, en estos momentos que necesita cohesión, es de muy alto riesgo. Si hay delitos que perseguir que actúe; si no existen, que no estigmatic­e. La desunión nacional que tanto promueve no lleva a ningún lado, y puede acabar con él mismo, incluso, tarde o temprano. @Sanjuanamt­z (Sanjuana Martínez)

Todo lo que Peña tocó quedó en ruinas: De las metas del Pacto por México hasta PRI, PAN, PRD…

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RAYMUNDO RIVA PALACIO

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