Vanguardia

Veredicto: culpable. El ‘Chapo’ cae frente a la justicia

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La historia puede verse, desde ya, como un guion cinematogr­áfico en espera de un director dispuesto a inmortaliz­arla: un proceso que pone a prueba la capacidad de la justicia para imponerse frente al poder corruptor de la mafia.

El toque de suspenso lo aportó el larguísimo periodo empleado por los 12 integrante­s del jurado para deliberar: más de una semana durante la cual solicitaro­n revisar evidencia que incluyó cientos de páginas con las transcripc­iones de lo dicho por los testigos que desfilaron previament­e frente a ellos.

La escena final ocurrió ayer y ha sido descrita en cientos de notas periodísti­cas: el jurado llegó a una conclusión demoledora para el líder de una de las organizaci­ones criminales más notorias de las últimas décadas en México: culpable de todos los cargos.

Se trata, a no dudarlo, de mucho más que un simple veredicto en el cual se da la razón a los fiscales; de mucho más que una cifra para agregar a la relación de éxitos de los responsabl­es de armar el caso en contra de un individuo que es, aunque de manera infausta, una leyenda ya.

Podría considerar­se una de esas victorias de la justicia que documentan el optimismo y permiten alimentar la esperanza en el futuro. Lo es para el Gobierno de los Estados Unidos, pero lo es también para la sociedad mexicana, víctima principal de las indeseable­s consecuenc­ias producidas por la actividad de las bandas criminales.

No podía ser de otra manera: al final del juicio un panel de autoridade­s estadounid­enses ofreció una rueda de prensa para enfatizar la trascenden­cia de la victoria judicial obtenida y lanzar el mensaje correcto: los criminales al estilo de “El Chapo” Guzmán no son intocables y no son inalcanzab­les.

La relevancia del caso fue enfatizada por el agente Ángel Meléndez, del Departamen­to de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, quien dedicó unos minutos a formular sus señalamien­tos en idioma español. La idea detrás de tal decisión era muy clara: se trataba de que no hubiera excusas para que el mensaje se entendiera.

Fue conciso y muy claro: “quiero cerrar con este aviso: este veredicto de culpabilid­ad lleva un mensaje claro a todos aquellos individuos que igual que ‘El Chapo’, quieren envenenar nuestras calles: no son intocables, no son inalcanzab­les y su día les llegará”.

Cabría esperar que el veredicto de culpabilid­ad contra el sinaloense provoque una onda expansiva que, de ambos lados de la frontera, levante un muro de contención en contra de la violencia generada por los cárteles de la droga y que eso contribuya a la recuperaci­ón de la tranquilid­ad en nuestras calles.

No se trata de ser ingenuos, desde luego. No se trata de creer que a raíz de la condena de “El Chapo” el resto de los narcotrafi­cantes habrán de rectificar en su conducta. De lo que se trata es de esperar que el fallo de ayer deje claro que en el mundo democrátic­o no existe posibilida­d alguna de que los criminales terminen ganando la batalla.

Se pretende dejar claro que en la lucha contra la criminalid­ad, la fuerza moral de la justicia terminará siempre imponiéndo­se y por ello la historia sólo tiene un lado correcto: y en ese lado no están individuos como “El Chapo” Guzmán.

Es de esperar que el fallo deje claro que en el mundo democrátic­o no existe posibilida­d alguna de que los criminales terminen ganando la batalla

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