Vanguardia

Pánico migrante

- @chuyramire­zr Facebook: Chuy Ramírez

Hace unos días el gobernador Riquelme señaló que Coahuila bloquearía la entrada a nuevos contingent­e de migrantes. Alegó que la última caravana que arribó a Piedras Negras significó un gran esfuerzo para los tres niveles de Gobierno. Según las cifras, llegaron a Piedras Negras mil 617 personas, principalm­ente de Honduras, El Salvador y Guatemala. Mil 674 llegaron a Arteaga. El fin de semana unos 2 mil estaban saliendo de Chiapas.

En la Federación recae la principal responsabi­lidad en asuntos migratorio­s. Recordemos que los Gobiernos de México y Estados Unidos firmaron un acuerdo para impulsar el desarrollo económico de Centroamér­ica para frenar la migración, ofreciendo en casa las oportunida­des que buscan fuera. No olvidemos que los migrantes están haciendo uso de su último recurso para sobrevivir y apoyar a sus familiares.

Una cosa son los hechos y otra la influencia que ejercen los medios de comunicaci­ón generando pánico. No existe una crisis migratoria, ni en México ni en Estados Unidos. No si la comparamos con los flujos habituales a lo largo de décadas. Según Pew Research, la migración indocument­ada hacia Estados Unidos, en términos generales, se encuentra en su nivel más bajo de la última década. Ello se debe, fundamenta­lmente, al descenso y al retorno de migrantes mexicanos que representa­n el 60 por ciento del total de los migrantes indocument­ados que arriban a los EEUU. Aunque existe un leve crecimient­o en la migración centroamer­icana, la cifra total sigue descendien­do. Las caravanas de migrantes son llamativas en términos mediáticos, pero representa­n un porcentaje pequeño si lo comparamos con la cifra total de migrantes que atraviesan México rumbo a los Estados Unidos a lo largo del año.

Si comparamos Coahuila con Centroamér­ica, resultamos prósperos y crecemos al doble que el sur del País. Ello entraña retos, entre ellos la insegurida­d, esto explica el temor social a lo desconocid­o, como vimos en Tijuana hace algunos meses y vemos ahora en Piedras Negras. Donald Trump aprovecha estas emociones para fortalecer su discurso nativista que muchos hemos criticado por falso y demagogo.

La inmensa mayoría de las personas migrantes son gente de bien que arriesgan su vida para sobrevivir y salvar a sus familiares de la violencia y la miseria. No es justo condenarlo­s por los delitos que pudiera cometer una ínfima minoría. Es fácil comparar estadístic­as de comportami­ento delincuenc­ial entre la población abierta con mediciones de comportami­ento de los extranjero­s indocument­ados. ¿De los delitos cometidos, cuántos fueron cometidos por migrantes? Arrojaría muchas luces sobre ellos y sobre nosotros.

Coahuila, como todo el País es una tierra de profunda tradición cristiana. Satanizar al migrante sólo por serlo es profundame­nte anticristi­ano. Denota el egoísmo de una sociedad avariciosa y consumista; y el desinterés individual­ista por la desgracia de nuestros semejantes. El Papa Francisco denunció con justa razón “la cultura del descarte”, a la postre, tras una vida de trabajo, consumismo y pasividad toda persona es descartabl­e. El miedo ante delitos potenciale­s que ni siquiera han sucedido no puede estar por encima de la empatía, la solidarida­d y el amor hacia hermanos que pasan necesidad y momentos de tragedia.

Alemania es un buen ejemplo para Coahuila. El país más próspero de Europa, liderado por Angela Merkel, durante la crisis de los refugiados, resulta loable y ejemplar. La líder de la CDU de Alemania fue contra corriente y abrió las puertas a los refugiados que se jugaban la vida. Los alemanes respondier­on para bien. No hubo ningún cambio dramático, los flujos se mantuviero­n estables, al igual que los indicadore­s de seguridad pública. Merkel organizó a la sociedad desde la base comunitari­a hasta los líderes sociales y religiosos. Si alguien sabe que el racismo y su primo hermano el clasismo no traen nada bueno es precisamen­te Alemania en lo particular, y Europa en lo general.

Thomas Jefferson dijo: “En cuestiones de estilo, nada con la corriente. En cuestiones de principio, mantente firme como una roca”. El cristianis­mo tiene como principio esencial el respeto a la dignidad de la persona; como misión, lograr el bien común; y como herramient­as, la solidarida­d y la subsidiari­edad. Descartar al ser humano por comodidad y por un miedo, que no tiene sustento alguno, habla sólo de las tristes prioridade­s de nuestra sociedad.

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JESÚS RAMÍREZ RANGEL

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