Vanguardia

10 a 1, despensas vs. deuda; las prioridade­s en Coahuila

- LUIS CARLOS PLATA @luiscarlos­plata

Si fuera fútbol sería goliza. El caso es que la proporción del gasto entre adquisició­n de despensas y amortizaci­ón de la deuda pública que realizará este año el Gobierno de Coahuila es escandalos­o.

Me explico. En el presupuest­o de egresos para 2019 fueron etiquetado­s 75 millones de pesos, a fin de reducir el endeudamie­nto que arrastra el estado desde 2009. Esa cifra, se ha dicho antes en este mismo espacio, representa sólo 2 por ciento del rubro denominado “servicio de la deuda”. El 98 por ciento restante ($3 mil 915 millones) se diluirá entre las cañerías de intereses, comisiones, coberturas y adeudos de ejercicios fiscales anteriores.

Aunque las prioridade­s, definitiva­mente, son otras. En curso está la licitación CE90500298­4-E2-2019 con el objetivo de comprar un millón 652 mil paquetes alimentari­os (una cantidad indetermin­ada de huevo fresco a granel y 660 mil 984 paquetes con productos de limpieza). Las despensas de siempre. Las que no cumplen con los requisitos mínimos para considerar­se un apoyo alimentici­o. Las que dosifica la Secretaría de Inclusión y Desarrollo Social entre un padrón de beneficiar­ios (332 mil ciudadanos) que se yuxtapone con la estructura de personas afiliadas al PRI en la entidad.

Clientelis­mo en estado puro a través de 332 mil tarjetas personaliz­adas que serán distribuid­as en 4 mil 362 “puntos” ubicados en los 38 municipios.

Ahora bien, consideran­do que compraron la unidad en 2018 a 223.58 pesos al mayoreo con IVA incluido (cuando no valen ni 100 pesos al menudeo, incluyendo transporte y caja), y han solicitado los mismos 10 productos, el monto a pagar rondará los 370 millones de pesos. El próximo 22 de febrero será la presentaci­ón de proposicio­nes, apertura técnica y económica, y fallo.

Pero esa cantidad, cabe señalar, sólo sirve para los próximos cinco meses. Si realmente entregarán los apoyos cada mes forzosamen­te se necesitará una segunda convocator­ia por un monto similar. Otros 370 millones de pesos, pues, para el segundo semestre del año. El mayor desembolso anual en una sola partida. Entonces la proporción de despensas contra deuda alcanzaría 10 a 1. Si fuera beisbol sería paliza.

Para dimensiona­r: ¿sabe usted cuántos votos, de acuerdo con el comportami­ento histórico y la participac­ión electoral, se necesitan para ganar la presidenci­a municipal de Torreón? Fácil: 70 mil.

¿Y sabe cuántas despensas entrega la administra­ción estatal en aquella ciudad? Adivinó: 70 mil.

Esa misma paridad sucede, por ejemplo, en Saltillo (80 mil) y Monclova (25 mil). Dicho de otra forma: con que voten los que reciben despensa –y voten por el PRI, evidenteme­nte– se garantiza la continuida­d en el poder. A perpetuida­d.

En pleno 2019, cuando se habla de una transforma­ción de la vida pública del País, de cambiar patrones conductual­es en la administra­ción… aquí andamos todavía con pequeñeces. Atados a las despensas y lo que simbolizan ellas: marginació­n, subdesarro­llo y corrupción.

CORTITA Y AL PIE

No, 2019 no es año electoral, sin embargo no saben otra. El DIF Saltillo, por ejemplo, también adquirirá 50 mil 400 despensas (y las adjudicará el próximo día 20 de febrero). El Ayuntamien­to de Arteaga, por su parte, comprará otras 62 mil 400 a final de mes (algo inusual para un Municipio de 23 mil habitantes).

Como consta en el acta de aclaración a la licitación LA80500495­7-E1-2019, con fecha 14 de febrero, tras éste último negocio anda “Servicios Integrados GAMA S.A. de C. V.” de Hugo Aguillón Rosales, hermano de David (exsecretar­io de Gobierno y mano derecha de Humberto e izquierda de Rubén, ambos hermanos Moreira), y de Gabriel (magistrado del Tribunal Superior de Justicia). Todo queda en familia.

LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS

La despensa es un círculo vicioso. Una dádiva. El modelo que conduce hacia ninguna parte. Patrón que por inercia se repite desde hace 13 años. El centro de la política en Coahuila.

Al mando no hay una estadista como Churchill, ni un visionario como Mandela, sino un grupo de funcionari­os que reparten cajas de cartón con víveres, pagados con dinero público, y simulan ser Gobierno. Eso es Coahuila.

Despensa, Coahuila es. Y así nos va.

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