Vanguardia

¿Centralism­o o federalism­o?

- @garciacecy_ ceci.garcia@dcamexico.org

La noticia de la semana fue la renuncia de Germán Martínez como director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Lo hizo con una carta al Consejo del IMSS (haciendo énfasis en la actuación de Hacienda respecto a los recortes y compras). Recordemos que el IMSS es un órgano autónomo, por tanto tiene un Consejo que preside el director. Ser un órgano autónomo gubernamen­tal significa que utiliza recursos públicos, pero sus decisiones deben ser independie­ntes debido a la temática que abordan. Recordemos también que el Seguro Social lo pagamos todos aquellos que somos asalariado­s, tanto empleados como patrones. En otras palabras, es dinero de todos.

Para ponernos en contexto es importante mencionar que una de las acciones que está tomando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es la centraliza­ción de las adquisicio­nes, las conocidas “compras consolidad­as”. ¿Qué es esto? El Gobierno Federal hace las compras de todas las dependenci­as (cultura, agricultur­a, trabajo, salud) para obtener mejores precios y como estrategia anticorrup­ción. Esto último basado en la lógica de que cuando las decisiones de compra de gobierno tenían que ver con tantas personas, propiciaba la corrupción.

Hagamos una pausar para reflexiona­r qué significa esto y cómo afecta al desarrollo de programas en el caso específico del IMSS. El Seguro Social necesita medicinas, aparatos médicos, pagarle a los doctores, enfermeras, personal de limpieza y administra­tivo, así como productos de higiene muy específico­s para el rubro.

Las medicinas: hay que saber cuántas (de acuerdo a la temporada de influenza o no, por mencionar algo), de qué tipo y cuánto tiempo duran. Además agregar dónde se necesitan, no tienen las mismas necesidade­s un hospital de Chiapas que uno de Nayarit o de Baja California. Son adquisicio­nes técnicas.

Bien dice un dicho popular mexicano: “todos los excesos son malos”. Valdría la pena replantear­se la idea de si todas las compras deben ser consolidad­as. Sin duda hay algunos bienes y servicios que sí podrían funcionar, como por ejemplo: papelería (plumas, hojas), equipo de cómputo o material de limpieza (trapeadore­s, escobas), es decir, bienes de uso común para todos. Esto significar­ía grandes ahorros para el gobierno. Sin embargo, cuando se habla de compras técnicas –como los medicament­os o los aparatos en hospitales– se pone en riesgo la eficiencia y, en esta caso, la salud de millones de mexicanos.

Más de uno, tanto periodista­s como líderes de opinión o políticos, han dicho ya que está paralizado el gasto público y por ende la inversión en algunos sectores. Lo que sí es cierto es que México no está para improvisad­os, necesitamo­s servidores públicos de carrera, con vocación y amor por México; que sepan los retos y tengan estrategia­s claras de acción al respecto. La única forma de conseguir esto, servidores públicos de carrera, es que sean profesiona­les, sin importar la afiliación partidista. No importa quién gané la elección, el País no puede y no debe detenerse. Necesitamo­s #Ciudadanos­detiempoco­mpleto que asuman el reto de ser funcionari­os públicos preparados.

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CECILIA GARCÍA

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