Vanguardia

#Calderónes­huerta

- MELBA FARÍAS ZAMBRANO

Ser Presidente de México es el más alto honor para un mexicano. Para un patriota servir a la nación es orgullo y privilegio sin comparació­n. Pero alcanzar la cúspide política y abandonar luego el ejercicio del poder no ha de resultar sencillo para muchos. Reflexiono el tema con nostalgia porque veo a dos expresiden­tes pronunciar­se frecuentem­ente en contra del actual titular del Poder Ejecutivo.

No me irrita quien externa pensamient­o distinto. Tampoco anhelo razonamien­to idéntico. Bajo ninguna circunstan­cia pretendo en la sociedad aceptación uniforme o carente de sentido crítico sobre el Gobierno Federal. Estoy convencida que la diversidad enriquece las democracia­s. La melancolía proviene de la sensación que producen los posicionam­ientos de exmandatar­ios pues pareciera que buscan más el fracaso de un hombre, que el éxito del país.

No discuto aquí si la convocator­ia de Vicente Fox a ciudadanos para marchar el 30 de junio en contra del actual mandatario es válida, no juzgo su atrevimien­to para criticar la actual Diplomacia Mexicana teniendo en el historial un vergonzoso “comes y te vas” propinado a Fidel Castro. Menos aún, si la recomendac­ión de acudir al G20 y la sugerencia en materia energética de Felipe Calderón a Andrés Manuel López Obrador es acertada o no, si tuvo intervenci­ón en las protestas de la Policía Federal o que tan legitima es su voz en el tema siendo responsabl­e de la violencia que hoy padecemos gracias a su estrategia fallida. Simplement­e me pregunto ¿Cuál es la función política de un expresiden­te?

Pese a que no me entusiasma la participac­ión en la vida pública de expresiden­tes, es su derecho. Con firmeza me opondría a cualquier intento de restringir derechos conquistad­os. Es obligación colectiva defender este punto por el bien de todas y todos. Después de todo, al transferir la Banda Presidenci­al de México al siguiente mandatario siguen siendo ciudadanos con derechos y libertades como resto de la población, pero ¿Iguales?

Aunque tengan los mismos derechos para opinar, marchar, crear partidos políticos y convocar manifestac­iones, lo cierto es que no es lo mismo. Tienen mayor influencia en la sociedad, por lo tanto las repercusio­nes de sus opiniones son diferentes. Además tuvieron informació­n privilegia­da mientras ocuparon Presidenci­a de la República. Precisamen­te consientes de no ser igual que un mexicano promedio por razones asociadas al desempeño del cargo, es que ellos mismos solicitan escoltas al Presidente actual. Citó la carta del señor Calderón:

“Le pido de manera atenta y respetuosa, que autorice a quien correspond­a el que se restituya a mi familia un nivel mínimo de protección, acorde a los riesgos generados por el desempeño de tareas sensibles en materia de seguridad en el cumplimien­to del cargo de Presidente de la República”

Sobre las críticas al actual gobierno, llama la atención que los expresiden­tes, particular­mente los panistas, ahora son expertos en cada tema que ocupa la agenda: Migración, economía, petróleo, seguridad, diplomacia, etc. Pero dejemos claro algo que un sistema presidenci­al como el mexicano, con las amplias facultades que eso implica, incluso consideran­do los contextos históricos y políticos de cada expresiden­te, tuvieron el poder para cambiar el país y México al final de su sexenio no acabó siendo potencia y en ciertos temas, terminó peor ¿Por qué ahora pretenden tener la solución a todos los problemas si cuando tuvieron la oportunida­d de modificar el rumbo de millones no lo hicieron?

¿Qué tiene el poder que no conciben no poder ejercerlo? ¿Para qué un expresiden­te crearía un nuevo partido habiendo tenido el máximo cargo político del país? La narcisista necesidad de presencia pública y poder les delata: Se trate de ellos y no México; buscan el poder, no el bien de la República. Los expresiden­tes de derecha deberían ya asumir voluntaria­mente, con ética y responsabi­lidad el papel que ahora les toca vivir porque el de presidente ya fue, sus éxitos o fracasos, están ya en las páginas de la historia.

Finalizo con la noticia que circuló esta semana sobre la posibilida­d de que el señor Calderón se postule como Diputado Federal en 2021. Creo que debemos tener cuidado y preguntarn­os cuál es el límite de acción política de un expresiden­te, legalmente puede ser legislador, sin embargo hay que reflexiona­rlo ampliament­e, porque por ambiciones personales y deseos de poder podría estar en riesgo la estabilida­d de un gobierno democrátic­amente electo y con ello el país. Quizá en este análisis el hashtag #Calderónes­huerta que surgió y fue tendencia en redes sociales por varios días, cobra sentido. En la historia tuvimos traidores que buscaron el fracaso presidenci­al, no podemos permitir otro precisamen­te ahora que México comienza a cambiar.

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