Fuera de serie
Alcanzar los sueños con esfuerzo y determinación
Para mi hijo Jorge Alberto, ¡Felicidades! Eres una persona fuera de serie…
Los anhelos fácilmente pueden ser presa del conformismo, Martin Descalzo lo expresa con palabras que estrujan el corazón: “¡es tan sencillo, tan fácil y agradable entregarse en las manos del conformismo! ¡Tan duro, en cambio, atreverse a ser lo que se es y a creer lo que se cree no por el tonto afán de ser diferentes, sino por fidelidad a nuestra propia alma!”
PARA MÉXICO
En varias ocasiones, en este mismo espacio, he comentado el caso de un extraordinario joven tapatío Isaac Eleazar Hernández Fernández, quien desde los 8 años de edad se propuso alcanzar un enorme sueño: ser bailarín.
Mientras todos los de su edad – incluyendo a sus 10 hermanos – jugaban lo inimaginable, él bailaba en el patio de su casa al ritmo de la música, tal vez vislumbrando su sueño hecho realidad. Desde entonces su pasión por la excelencia le ha permitido poner muy en alto el nombre de México.
Isaac, en 2018, se convirtió en el primer mexicano en ganar el prestigiado premio Benois de Danse, galardón considerado el Oscar de la danza, que se entrega en el legendario Teatro Bolshoi de Moscú.
Este joven, a sus 29 años, es uno de los más notables bailarines clásicos del mundo, él mismo se define como un soñador profesional, ciertamente lo es, ya que ha sabido mediante la disciplina y la dedicación, concretar sus más altos anhelos en esta exigente disciplina.
Al recibir el envidiable galardón Isaac dijo: “Dedico este logro a todo el público mexicano que siempre me acompaña, a todas aquellas personas que han sido parte de mi vida y mi camino, a todos los que me han apoyado, que han creído en mí y me han impulsado a ser mejor como persona y como profesional.
Deseo que, a través de mi trayectoria, las generaciones jóvenes tengan la certeza de que nuestros más grandes anhelos se pueden lograr si trabajamos para ello. Es importante que en la vida hagamos lo que disfrutamos, lo que nos mueve a ser mejores y nos hace creer en nuestras virtudes”.
Vaya estupendo ejemplo de un mexicano que tiene muy claro sus objetivos de vida, determinación que, de paso, ha provocado en muchos jóvenes la pasión por el ballet y el entusiasmo por la perfección.
¡BRAVO, ELISA!
“Vengo de una familia muy humilde. Mis papás se han esforzado mucho, han trabajado mucho y eso fue un ejemplo muy importante para mí. Me enseñaron a esforzarme y salir adelante a pesar de todas las dificultades”, estas son las palabras de Elisa Carrillo Cabrera (Texcoco, 1981), quien este año también obtuvo el prestigiado premio por su papel protagónico en “Romeo y Julieta” con el Ballet Estatal de Berlín.
Esta excepcional mujer, al recibir el Benois de la Danse, comentó: “Estoy muy emocionada, muy agradecida por el premio. Todavía no me lo creo. Humildemente digo que soy una de las más destacadas bailarinas. Pero no puedo decir que soy la mejor del mundo, hay muchas muy buenas. Es un gran honor ser la primera mexicana que recibe este premio”.
Elisa es la primera mujer mexicana y la única latinoamericana en obtener los tres premios más importantes de la danza clásica: el Benois de la Danse, el Festival Internacional Dance Open de San Petersburgo (2013) y el Alma de la Danza, el más importante del ballet en Rusia, que rara vez se concede a extranjeros.
EL INICIO
Cuando Elisa tenía cuatro años sus padres la inscribieron en una academia de baile, al cumplir cinco años la llevaron a una función en el Palacio de Bellas Artes, ella se sintió fascinada y desde ese momento decidió que quería ser bailarina.
El camino fue largo: intensas jornadas de ensayos que abarcaban desde las ocho de la mañana hasta las siete de la tarde, hoy Elisa reconoce que esta etapa de su vida estuvo repleta de felicidad, amor y alegría, sencillamente porque hacía lo le gustaba hacer.
Elisa, aparte del arduo trabajo que implica ser bailarina profesional, en 2003, se tituló como maestra de ballet, grado que le otorgó el Ministerio de Cultura de la República Federal de Alemania y por The Jhon Cranko School de Stuttgart.
Elisa ha reconocido que llegar a estas alturas no le ha sido fácil: “la soledad, estar sin su familia en un país ajeno, a millones de kilómetros de su lugar de origen, son sólo algunos de los obstáculos que ha tenido que enfrentar para lograr su sueño dentro del ballet; sin dejar de lado, la ardua competencia que existe en el mundo artístico, un ambiente en el que todos luchan por ser los mejores”, pero su inquebrantable espíritu la impulsa a seguir adelante, tal vez el fuego de su inspiración proviene de una potente afirmación: “cuando salgo al escenario, quien baila es México”.
Su compromiso con México se extiende más allá de los escenarios que cautiva, pues una de las preocupaciones de Elisa, al igual que la de Isaac, ha sido impulsar a la niñez y juventud mexicana en el camino de este arte, para lo cual creó una fundación para apoyar, educar y proyectar al talento dancístico del país.
JAMÁS CLAUDICAR
La afamada bailarina Ruth Saint Denis sentenció: “nuestros cuerpos son a la vez las estaciones de recepción y transmisión de la vida misma. Es la más alta sabiduría para reconocer este hecho y entrenar a nuestros cuerpos para hacerlos sensibles y receptivos a la naturaleza, el arte y la religión” y Martha Graham apuntó “la danza es una canción del alma, de alegría o de dolor”.
Y cuánta razón tienen, porque el ballet clásico representa la comunicación entre el cuerpo y el alma, siendo una de las artes más excelsas que exige el dominio de “una técnica donde la disciplina en nuestro cuerpo es el único elemento a trabajar, no sólo a nivel físico sino también a nivel psíquico, dando la oportunidad de abrirnos a un mundo de expresión y comunicación”.
El ballet clásico expone los principios fundamentales del movimiento “seguro, eficaz y estético”, por ello implica disciplina, concentración y constante dedicación como lo demuestran Issac y Elisa, que han renunciado a las diversiones y actividades que realizan los jóvenes comunes y corrientes. Ambos saben que para alcanzar sueños excelsos no existe sustituto de la determinación, el esfuerzo y la constancia, porque saben que el cuerpo nunca miente.
VOCES DE ESPERANZA
¿Qué podemos aprender de estas extraordinarias personas, de estas estrellas luminosas?
Primero, Issac y Elisa representan la antítesis de la vulgaridad, la desesperanza, la mediocridad y la abulia, son personas que contrastan en este convulsionado país al brillar con luz propia, que construyen con sus propias voluntades sus presentes y así van delineando sus futuros.
Segundo, ellos proclaman que hay causas para seguir, que es menester desterrar el miedo, que no es bueno caminar encogidos, espantados y que es necesario posar la mirada en lo alto: en el mismísimo cielo.
En tercer lugar, para convertir los ideales en realidades fecundas, es obligatorio desarrollar nuevos hábitos, comprendiendo que todo cambio implica coraje, determinación y perseverancia; parafraseando a Descalzo: empezar lo soñado, luego emprender, después seguir emprendiendo, luego continuar a pesar de los fracasos y sinsabores y, por último, jamás dejar de luchar. Entonces, para conquistar anhelos sublimes, aprendemos que solamente somos dueños del esfuerzo, jamás de los frutos, que exclusivamente nos pertenece la generosidad y el entusiasmo para iniciar cualquier vocación de vida.
La férrea voluntad transformada en arte genuino de estas personas fuera de serie, que han tenido el coraje para ser fieles a sus sueños, indudablemente encienden la esperanza y el optimismo de un México hoy violento, menesteroso de vida, de paz, de diálogo y concordia.