Vanguardia

CLAMA AYUDA DON BERNARDINO

Solitario se la pasa el octogenari­o en su ‘hogar’ construido de láminas, madera y cartón

- JOSÉ REYES

En soledad y en el más completo olvido vive don Bernardino.

A sus casi 90 años clama por ayuda para sobrevivir. Su “casa” está hecha de madera, láminas y cartón y está a punto de caer.

En una casa hecha de madera, láminas y cartón y que a simple vista se puede percibir que está a punto de caerse, así vive desde hace décadas don Bernardino Martínez Moncada.

Para ser exactos desde hace 50 años, el hombre de 87 años, aunque aún bastante lúcido, no sabe ni siquiera el nombre de la colonia donde vive, pues su mundo se reduce a unas decenas de metros a la redonda de lo que él llama su hogar.

Solo cuando le “cala” el hambre, don Bernardino se atreve a caminar más allá de los límites de su hogar, y apoyado en un bastón, busca la caridad de los vecinos, o cuando trae “un cinco”, busca adquirir algún alimento.

“Yo no conozco la colonia, no salgo para ningún lado. Mi día es aquí, me siento ahí —señala un espacio arropado por la sombra de un gran mezquite—, y haz de cuenta que ya no me muevo.

“Me ‘cala” el hambre y cuando traigo un cinco voy y busco un alimento p’a comer y cuando no traigo me la paso en seco o pido con vergüenza y todo y me dan una gorda o algo”, cuenta.

Dice que cuando le va bien le regalan 5 ó 10 pesos, que va juntando para comprarse algo de comer, pero hay ocasiones en que tiene que comer nopales sin sal para mitigar el hambre.

Y aunque su situación es bastante difícil y precaria, don Bernardino no flaquea… no hasta

que habla de su esposa, fallecida hace 3 años, a quien recordó entre sollozos y algunas incipiente­s lágrimas que se alcanzan a advertir en sus ojos.

“Mi esposa era una señora chaparrita, muy inteligent­e, muy compartida, a ella le gustaba criar muchos animales, duramos como 45 años de casados… le diría que la amaba, que la quería”, expresa el hombre de piel tostada y con grandes surcos.

Añade que junto con ella se dedicaban a la recolecció­n, especializ­ándose ella en recoger ropa, la cual, en grandes cantidades, aún se puede observar colgando en la propiedad de don Bernardino, en los arbustos y en cualquier objeto cercano, o bien, apilada en decenas de montones.

Mientras que él, agrega, en un carretón jalado por un burro, salía a recolectar “desperdici­os”.

“Habiendo tanto médico, y tanta medicina, me culpo yo que cómo no le compré una medicina”, se lamenta cuando explica que su mujer murió de una enfermedad que le provocaba “bolas” o hinchazone­s en el cuello.

Don Bernardino pide la ayuda de la comunidad para recibir principalm­ente alimentos enlatados, pañales, agua y artículos de higiene.

“Se me había pasado decirte, fíjate que yo soy como un niño,

me da mucha tristeza, yo soy como un muchachito o como un bebé; me acuesto y me tengo que poner un pañal”, expone.

Don Bernardino vive en la calle San Alfonso, en la colonia Nueva Esperanza, a la que se puede acceder por Otilio González o por Gustavo A. Madero por el lado del Parque Las Maravillas.

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VANGUARDIA MX Lunes 08 de julio de 2019
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 ??  ?? Olvido. De 87 años, don Bernardino no sabe ni el nombre de la colonia en la que vive; apoyado en su bastón, solo camina alrededor de su “hogar”.
Olvido. De 87 años, don Bernardino no sabe ni el nombre de la colonia en la que vive; apoyado en su bastón, solo camina alrededor de su “hogar”.
 ??  ?? Marginació­n. Entre montones de ropa y objetos inservible­s vive don Bernardino.
Marginació­n. Entre montones de ropa y objetos inservible­s vive don Bernardino.
 ??  ?? ‘Adornos’. Montones de ropa hay por toda la casa.
‘Adornos’. Montones de ropa hay por toda la casa.
 ??  ?? Peligro. La casa corre el riesgo de caer en cualquier momento.
Peligro. La casa corre el riesgo de caer en cualquier momento.

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