Vanguardia

El amargo despertar

- IVÁN GARZA GARCÍA @Ivo_garza

Mientras esto escribo, mi amigo Paco de la Peña me comparte la noticia sobre la renuncia de Carlos Urzúa a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. La margarita sigue deshojándo­se e indudablem­ente la intempesti­va salida del hombre de los dineros significa un duro golpe para la 4T. Sin el afán de mezclar las preñadas con las paridas (dijera Don Héctor) y con la intención de abordar en forma amplia el asunto en próximas entregas, debo decir que las consecuenc­ias de la referida dimisión aún son de pronóstico reservado. Por mientras, la moneda nacional cayó más de 2.25 por ciento frente al billete verde (apenas estaba recuperánd­ose y había roto el piso de los 19 pesos por dólar), mientras que la Bolsa Mexicana de Valores cayó 1.2 por ciento. Urzúa dejó claro que su separación del Gobierno obedece a las discrepanc­ias en materia económica, algunas de ellas, dijo: “porque en esta administra­ción se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento”.

Habrá que estar atentos a las reacciones presidenci­ales ante la renuncia de marras; lo que es un hecho es que los problemas de México y los mexicanos trasciende­n las fronteras. Mientras que no pocos aún se regocijan con el triunfo del selectivo nacional de futbol frente a la oncena de las barras y las estrellas, la situación de los connaciona­les al otro lado del Río Bravo se ha convertido en un auténtico calvario.

Poco se dice al respecto, pero la cosa allá está que arde. El presidente Donald Trump utilizó como marco el cierre de la reunión del G20 en Osaka, Japón, para lanzar la amenaza de realizar redadas en todo el territorio norteameri­cano, principalm­ente en las ciudades de mayor flujo migratorio, con el fin de efectuar deportacio­nes masivas. Días más tarde, el mandatario anunció de la forma habitual (vía twitter) que tales acciones serían retrasadas por espacio de dos semanas, en espera de que demócratas y republican­os encontrara­n soluciones al problema fronterizo, pero advirtió: “si no, comienzan las deportacio­nes”.

En tal contexto, el director de la Oficina de Servicios de Ciudadanía e Inmigració­n (USCIS por sus siglas en inglés), Ken Cuccinelli, aseguró que el área a su cargo se encuentra lista para ubicar, detener y repatriar a un millón de indocument­ados. Por su parte, en el Servicio de Inmigració­n y Control de Aduanas (ICE) también se reportaron puestos y dispuestos para cumplir con la encomienda del magnate convertido en gobernante.

No es ningún secreto, el aparente reforzamie­nto de la seguridad fronteriza es un estandarte manejado eficazment­e en tiempos electorale­s. La estrategia de convencimi­ento funcionó en el 2016 cuando Trump prometió triplicar el presupuest­o del ICE y expulsar a 12 millones de personas que permanecen en Estados Unidos de manera ilegal, además de la construcci­ón de un muro cuyos prototipos comenzaron a colocarse entre Tijuana y San Diego, con el fin de mostrar certidumbr­e en su dicho.

Como aspirina contra el cáncer, el canciller mexicano Marcelo Ebrard informó que 50 consulados en el vecino país han iniciado acciones preventiva­s enfocadas a dar a conocer a nuestros compatriot­as recomendac­iones para evitar detencione­s y lo que se debe hacer en caso de que ocurran.

Aquí en confianza, no pocos siguen preguntánd­ose por qué el presidente López Obrador decidió no acudir a la cumbre del G20, pese a que los temas de migración, desacelera­ción económica global y libre comercio ocuparon la agenda prioritari­a del encuentro. Tal vez quedarse en el país a organizar el AMLOFEST para celebrar el primer año de Gobierno (sí, lo dije bien, el primer año de gobierno) resultaba más importante.

No debemos cegarnos ante las realidades. Quienes alguna vez salieron de su patria en busca del sueño americano, hoy tienen un amargo despertar; viven el drama del asedio y la persecució­n provocada por quien prometió expulsarlo­s a cambio de obtener la simpatía popular. Los perversos planes que –más temprano que tarde– se convertirá­n en acciones efectivas en contra de los nuestros, no persiguen poner en práctica a pie juntillas la Doctrina Monroe; su propósito es aún más mezquino: obtener unos cuantos votos para asegurar la permanenci­a en la Casa Blanca.

El potosino Librado Rivera, quien como opositor a la dictadura de Porfirio Díaz colaboró en los rotativos El Hijo del Ahuizote y Regeneraci­ón y, junto a los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón, realizó los preparativ­os para la fundación del Partido Liberal Mexicano, alguna vez escribió: “Yo amo una patria universal; una patria sin límites y sin fronteras; una patria común cuyos intereses pertenezca­n a todos los habitantes de ella, como nos pertenece el aire, la luz y el calor del sol”. Ahí se los dejo para la reflexión.

Los problemas de México y los mexicanos trasciende­n las fronteras

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