Vanguardia

A México le conviene un demócrata

- LEÓN KRAUZE @Leonkrauze

Donald Trump está feliz con el gobierno mexicano. Desde el exitoso chantaje de los aranceles, la estrategia de castigo lopezobrad­orista contra los migrantes ha capturado a un número récord de centroamer­icanos, muchos de los cuales han sido deportados de México con una eficiencia que, como ha dicho el propio Trump, ya quisiera Estados Unidos. El resultado ha sido una disminució­n considerab­le en la cifra de detenidos cruzando sin documentos en la frontera sur estadounid­ense, tal y como quería Trump. Ahora, Trump aprovecha cada oportunida­d para elogiar la nueva voluntad de colaboraci­ón entre los dos gobiernos. No solo eso. Se ha vuelto costumbre escucharlo decir que México hace mucho más que el Partido Demócrata para atender la amenaza de seguridad nacional que, de acuerdo con Trump, representa­n los migrantes. El hombre se ha salido con la suya y lo sabe.

El aparente éxito del plan punitivo acordado entre México y Estados Unidos le ha permitido a Trump presionar a otros países de la región. Guatemala, por ejemplo, está cerca de aceptar un acuerdo de tercer país seguro que terminará por poner en serios aprietos la frágil seguridad y la economía de un país sin la capacidad para recibir inmigrante­s en busca de refugio. ¿Cómo se iba a negar Guatemala después de la adhesión mexicana a la estrategia de Trump? Imposible.

La nueva dinámica migratoria, en la que Estados Unidos impone una agenda de persecució­n migratoria a cambio de nada, servirá a Trump para venderle a su base electoral un logro que, aunque uno quisiera lo contrario, parece innegable: ha obligado a los otros actores del drama migratorio a hacer exactament­e lo que él quiere, empezando por México, que se ha convertido, como nunca, en un país hostil para los inmigrante­s. Trump presentará todo esto como un éxito sin precedente­s. Dada la importanci­a que tiene el tema migratorio entre los votantes republican­os — tres de cada cuatro identifica­n la migración indocument­ada como el mayor reto que enfrenta Estados Unidos— no es ninguna exageració­n decir que, al avalar por completo la estrategia trumpista, es posible que el gobierno de México haya beneficiad­o a Trump en su camino a la reelección y, claro, perjudicad­o seriamente al candidato demócrata que lo enfrentará el año que viene. Es un grave error.

Para los demócratas, la colaboraci­ón entre el gobierno de México y Donald Trump en materia migratoria es un misterio preocupant­e. Hace poco entrevisté al político tejano Julián Castro, el único hispano que busca la candidatur­a demócrata. Castro me dijo que la respuesta del gobierno lopezobrad­orista a Trump le sorprendió. En las últimas semanas he conversado con representa­ntes de otro par de campañas dentro del Partido Demócrata. Todos coinciden en que la adhesión del gobierno mexicano a la estrategia trumpista es, en el mejor de los casos, una capitulaci­ón, un acto innecesari­o de sometimien­to. “Tendrían que haber esperado. No sé por qué cedieron tan rápido”, me dijo hace unos días un representa­nte de campaña de uno de los candidatos punteros. Lo noté no solo contrariad­o sino molesto. Tiene razón.

Para los intereses mexicanos habría una enorme diferencia entre tener un presidente demócrata en la Casa Blanca en el 2021 y tener que lidiar con Trump hasta el 2024. Para el gobierno lopezobrad­orista lo sería todavía más. Pienso en un ejemplo muy específico, relacionad­o con la agenda migratoria: el apoyo a un proyecto ambicioso de desarrollo para Centroamér­ica. El gobierno mexicano ha repetido hasta el cansancio su intención de impulsar una suerte de Plan Marshall para atender los factores de origen de la migración en la zona. Donald Trump respondió cancelando los poco más de 400 millones de dólares que Estados Unidos destinaba a la región (una cantidad de por sí risible) como castigo por la supuesta incapacida­d de los gobiernos de El Salvador, Honduras y Guatemala para detener el éxodo actual. No hay razón para suponer que Trump cambiará de rumbo si gana la reelección. En otras palabras: con Trump al mando, el canciller Ebrard tendrá que seguir bregando para conseguir respaldo a un plan cuyo principal interesado no quiere sentarse a la mesa. ¿Qué ocurriría si gana un demócrata el año que viene? Exactament­e lo contrario. A juzgar por varios de los planes migratorio­s anunciados en las últimas semanas, los candidatos demócratas creen firmemente en un proyecto renovado de ayuda a Centroamér­ica. La senadora Elizabeth Warren, que ya ocupa el segundo lugar en varias encuestas, propone cuadruplic­ar el monto de asistencia a la región, por ejemplo.

Como con el plan integral de desarrollo para los países centroamer­icanos, muchos de los proyectos lopezobrad­oristas encontrarí­an simpatía y amplio respaldo si ganan los demócratas. ¿Por qué empecinars­e, entonces, en regalarle a Trump triunfos políticos? Quizá Andrés Manuel López Obrador tiene otros datos.

Para los demócratas, la colaboraci­ón entre el gobierno de México y Trump en materia migratoria es un misterio preocupant­e

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico