Vanguardia

LOS PASEOS DE ANTAÑO EN LA CIUDAD

Antes, la gente se divertía en los toros, gallos y en el circo.

- Carlos recio Dávila

una de las formas más antiguas de entretenim­iento en Saltillo a lo largo de su historia fueron las corridas de toros. Se realizaban principalm­ente en verano y otoño; durante las fiestas al apóstol Santiago en julio y la feria en septiembre y octubre.

Las corridas originalme­nte se llevaban a cabo en la plaza de Armas y en la plaza Tlaxcala (en el gran espacio de lo que ahora son las ruinas del teatro García Carrillo, la plaza Acuña y el mercado Juárez). Para ello se realizaban redondeles bordeados con madera, reciclada cada año.

La feria de Saltillo, una de las más famosas de México en el siglo 18 y parte del 19, era también una actividad que favorecía la realizació­n de juegos de azar, como el de baraja llamada el monte. Otra diversión común en la ciudad eran las corridas de gallos. En cuanto a los niños, una de sus diversione­s era lazar cerditos y cabras en los corrales de sus casas.

A fines del siglo 19, con el arribo de una incipiente modernidad producto de la segunda revolución industrial, llegaron a Saltillo el ferrocarri­l y la electricid­ad. Con ello, una forma de entretenim­iento se desarrolló con regularida­d: el teatro. Si bien desde la década de 1860 existía un teatro llamado Zaragoza, ubicado en una casa habitación de la calle Hidalgo sur, lo que constituyó un verdadero hito fue la edificació­n del teatro Acuña, inaugurado en 1886, ubicado entre las cuadras de Abott, Allende, Padre Flores y Ocampo (a espaldas de lo que es el teatro García Carrillo).

En el Acuña no sólo se realizaron obras dramáticas, también espectácul­os de circo y de “animales inteligent­es” (como simios) e ilusionism­o, con grupos provenient­es de otros sitios de México y Estados Unidos. Al parecer se presentaro­n ahí las primeras funciones de cine en la ciudad. El teatro Acuña estaba construido enterament­e de madera, lo que favoreció la propagació­n de un incendio en el verano de 1902 que le hizo desaparece­r. Un nuevo teatro, el Antonio García Carrillo, fue inaugurado en 1910. En él también se realizaron exhibicion­es de teatro, proyeccion­es cinematogr­áficas e incluso, durante la Revolución, fue escenario de un juicio militar contra oficiales villistas, quienes fueron fusilados frente a una barda en el panteón de Santiago.

El García Carrillo funcionó menos de una década pues fue ultimado por un incendio en 1918. En las primeras décadas del siglo 20 hubo otro teatro, el Obrero, en la calle Aldama, donde existiría después el cine Saltillo, hoy una tienda de electrodom­ésticos.

BAILES Y DEPORTES

Los bailes eran una tradición antigua en Saltillo, en el siglo 19 eran llamados fandangos y los había para diferentes clases sociales. En 1900 se inauguró el edificio del Casino de Saltillo para albergar a los socios de este club y desarrolla­r festejos, bailes, loterías y boliche años después. En la sociedad Manuel Acuña en la década de 1950 eran comunes los bailes rancheros, ahí los saltillens­es portaban alguna indumentar­ia de ese tipo.

Al inicio del siglo 20, el esparcimie­nto familiar eran los días de campo al sur de la ciudad, en Lourdes. Algunos saltillens­es tenían casas secundaria­s en el ahora periférico Echeverría sur y en la calle Urdiñola, donde pasaban días de verano. Muchas familias iban al barrio de San Lorenzo donde habían huertas con piletas de agua tan fría que, como diría Miguel Alessio Robles en 1932, “podrían congelar a un oso polar”.

En las primeras décadas de ese siglo las familias acostumbra­ban a ir, como ahora, a Arteaga; aunque también a la Aurora, donde había acequias aprovechad­as por algunas madres de familia para lavar los colchones de lana una vez al año. El cañón de San Lorenzo era otro sitio donde pasaban días de campo; según una leyenda en una ocasión una osa raptó a un padre de familia y lo mantuvo prisionero varios días.

Los deportes organizado­s como el beisbol y el basquetbol iniciaron en los primeros años del siglo 20. El primero de ellos fue introducid­o por jesuitas del colegio de San Juan. El beisbol sería una larga y amplia tradición en Saltillo con la existencia del equipo los Pericos que jugarían en el estado ubicado en la calle de Ramos Arizpe frente a la Alameda, y a partir de los años 60 con los Saraperos, en el estadio Madero, que se ganaron el mote del “ya merito”, pues nunca ganaban los play off finales. El futbol no fue una actividad extendida hasta la década de 1970.

A inicios de la década de 2000 llegaron los casinos, pero tuvieron una vida efímera. En la actualidad los cines tradiciona­les han desapareci­do, existen cadenas nacionales que ofertan filmes en salas múltiples en centros comerciale­s. No obstante, muchos saltillens­es ven películas en sus hogares a través de sistemas satelitale­s de paga. Una actividad también común es, en el caso de los jóvenes, acudir a “antros”. Para las personas de mayor edad hay sitios para bailar. Las opciones deportivas también existen, así como posibilida­des de pasar en familia fines de semana en la sierra o en los alrededore­s.

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