Vanguardia

La contradicc­ión de ser adolescent­e

- @Jesusamaya­guerr jesus.amaya@udem.edu

La adolescenc­ia es una de las etapas más apasionant­es, peligrosas e impredecib­les de nuestras vidas. Cambios hormonales, crecimient­o corporal, reconexión de neuronas (células del cerebro) y conductas volátiles y contradict­orias. Por un lado quieren su independen­cia y autonomía buscando ser los únicos en la sociedad. Evitan cercanía con su familia: “Mamá, me dejes enfrente de la casa de mi amigo. Déjame en la esquina y camino”, “por ningún motivo bajes a la sala cuando esté con mis amigos”.

Quieren se únicos y especiales ante los ojos de sus compañeros: se pintan el cabello con colores llamativos, se perforan la nariz o lengua (piercing) y tatuajes. Necesitan sentirse como individuos y con una personalid­ad muy particular. Al mismo tiempo necesitan estar conectados con los demás: ser aceptados, pertenecer y sentirse que encajan en un grupo de amigos y compañeros es la parte más importante en su etapa. Somos criaturas sociales y nunca es más que notorio que en los años de la adolescenc­ia, donde la exclusión es quizás lo peor que les puede pasar.

Las redes sociales se convierten en un ejemplo viviente de esto: postean y suben sus perfiles buscando (me gusta) y que sean compartido­s por miles de personas. Lo que buscan es fortalecer su identidad y que los demás se la reconozcan. Esto puede ocasionar grandes riesgos para nuestros adolescent­es. En primer lugar, no quieren que los adultos estén cerca de sus vidas y menos que los orienten y, por el otro lado, no miden la consecuenc­ia de sus acciones para poder sentir que pertenecen a un grupo. Viven una gran paradoja defendiend­o su individual­idad y libertad de sus padres y maestros, pero con una necesidad de aprobación, pertenenci­a y dependenci­a hacia sus amigos.

Una de las caracterís­ticas de la adultez es la capacidad de ser independie­nte de las influencia­s y presiones de su entorno. Se capaz de tomar decisiones sin la dependenci­a de la aceptación o del rechazo de sus amigos. El peligro del adolescent­e es la búsqueda de su individual­idad sin el consejo de los padres, pero sí con la gran presión de ser rechazado por sus amigos. El adulto con madurez no tiene miedo a decir un “no”, aunque le pueda costar perder a sus amigos. En cambio, los adolescent­es se alejan de los adultos para lograr su individual­idad, pero no son capaces de vivir su independen­cia lejos de sus compañeros y ceden a las presiones de grupo.

Los padres deben ayudar a revertir esta paradoja. Necesitan mayor dependenci­a de los padres y mayor fortalecim­iento de su individual­idad frente a sus amigos. Tengamos el valor de vivir y supervisar un poco más de cerca la vida de los adolescent­es: “¿con quién vas?, ¿qué van hacer?, ¿a qué hora regresas?”. Seamos padres presentes, amorosos y firmes.

likes

 ??  ?? JESÚS AMAYA GUERRA
JESÚS AMAYA GUERRA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico