Vanguardia

Alito en la noche del PRI

- ROSA ESTHER BELTRÁN ENRÍQUEZ

Ante la hecatombe que sacudió al PRI en la elección de 2018 y que lo mandó al tercer lugar como fuerza política nacional, perdiendo la Presidenci­a de la República, ocho gubernatur­as y que ahora solamente gobierna en 12 entidades –mientras que la oposición lo hace en 18– con sólo 47 diputados federales de 500 y 14 senadores de 128, en esta situación inédita el octogenari­o realizará el próximo domingo la elección de su dirigencia nacional.

Ante las declaracio­nes y los hechos del que parece inevitable­mente será electo como el próximo presidente del PRI –Alejandro Moreno– se configura un escenario difícil para el tricolor, la derrota del año pasado lo induce hacia la irrelevanc­ia, la fragmentac­ión y la división.

El proceso priista de elección interna ha estado plagado de grandes problemas y acusacione­s de fraude entre los contendien­tes, entre ellos las denuncias de inflación y adulteraci­ón del padrón de afiliados al menos en cuatro estados: Coahuila, Oaxaca, Campeche y el Estado de México, con ello se dice se pretendía favorecer al candidato Moreno, la adulteraci­ón fue corregida por el INE que rechazó 400 mil afiliacion­es nuevas que incluían a personas fallecidas, nombres duplicados o afiliados que no existían en el padrón del partido.

VANGUARDIA lanzó la bomba en mayo pasado, así que el padrón rasurado e inflado ahora fue en casa, padrón poco confiable, fue la opinión menos dura de militantes del propio partido.

El exgobernad­or de Oaxaca, Ulises Ruiz, aseguró que en Coahuila los hermanos Moreira y el Gobierno de Miguel Riquelme utilizaron el padrón del programa social, La Mera Mera; Ulises dice: “Riquelme le metió toda la artillería y el dinero para crecer (el padrón) 270 por ciento, de risa” (Reforma).

En la elección interna, otro problema del PRI es que el octogenari­o no alcanzará a cubrir las más de 6 mil casillas que debe instalar para la votación; lo comprobare­mos el domingo.

Esta semana los tres candidatos a la dirección del PRI se dieron un agarrón con acusacione­s mutuas y muy graves de corrupción, enriquecim­iento ilícito, nepotismo, falta de transparen­cia en la adquisició­n de bienes y la inclusión del exgobernad­or de Oaxaca, Ulises Ruiz, acusado ante la Corte de la Haya de crímenes de lesa humanidad en el equipo de Ivonne Ortega.

Contra la que no hubo acusacione­s fue Lorena Piñón, en cambio los dos exgobernad­ores se sacaron todos los trapitos al sol por lo que a algunos priistas les produce cierto escalofrío que Alito, quien dice que tendrá un triunfo contundent­e o Ivonne Ortega –con esos presuntos antecedent­es que ellos mismos se imputan– pudieran llegar para cavar más honda la tumba del otrora invencible, no obstante, se declararon por la unidad del partido, de ese que cuando no ganaba, arrebataba, el que el viento se llevó, pero es el PRI de siempre.

Alito, el virtual presidente, apoyado por la cúpula priista y Enrique Peña Nieto, declara que va por un partido crítico, propositiv­o, combativo y contra el mutismo y la pasividad que exhibe en la actualidad, además presume el apoyo de 11 gobernador­es de su partido.

Según la última encuesta de El Universal, Alito cuenta con un 45 por ciento de los posibles votantes del PRI, mientras que por Ivonne Ortega votaría un 21 por ciento y Lorena Piñón alcanzaría el 8 por ciento, lo que muestra una tendencia muy definida a favor del campechano.

El próximo domingo la incógnita se despejará, pero la noche del PRI se pinta larga.

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