Vanguardia

FEMINICIDI­OS EN UN ESTADO DE DERECHO VULNERADO

- CLAUDIA LUNA FUENTES

¿Qué es la violencia? ¿Por qué se mata? Por ignorancia, por enojo y por una percepción equivocada, diría Thich Nhat Hanh. Tenemos el caso de la violencia sistemátic­a que se ejerce contra pueblos originario­s (hombres y mujeres) y contra mujeres que sin importar las estadístic­as, existe como una violencia justificad­a incluso por algunas mujeres.

Los medios de comunicaci­ón se han apropiado del uso de la “verdad”. Deciden qué sí se televisa o qué se privilegia en el discurso. Y todavía un alto número de ciudadanos le cree a la “tele”.

Tomemos el caso de la última manifestac­ión realizada en la Ciudad de México el pasado viernes: en general hay una omisión grande hacia la violencia ejercida contra las mujeres y una magnificac­ión del descontent­o y los actos vandálicos realizados. Existe un desbalance: hay sufrimient­o, hay ignorancia de los procesos. ¿Cómo dialogar con las autoridade­s? ¿Escuchan? ¿Cómo dialogar con el asesino y el violador? ¿Es posible?

Aquí el miedo de las mujeres no se apaga con justicia, ese miedo se alimenta con la indiferenc­ia y la corrupción. En todos los estados de México existen casos que no son atendidos, en Saltillo también. Y si alguien denuncia, lo que ocurre es que se activa el modo en el que opera el sistema de justicia: da largas, espera que se canse quien interpone la demanda, o se amenaza. Es obvio que no hablo de las acusacione­s infundadas y las querellas que quieren ser saldadas bajo una acusación falta -que las hay-; hablo de la violencia sistemátic­a ejercida por estructura­s institucio­nales que demuestran en estos casos, una aceptación o un cierto disfrute de la violencia en sus distintas gradientes: malos tratos, palabras ofensivas, jalones, golpes, acoso, violación y privación de la vida.

En México, cada 4 minutos se produce una violación, y más del 40 por ciento de las mujeres han sufrido algún tipo de abuso. Durante los primeros cuatro meses del año, según el Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los registros arrojan que 1,199 mujeres sufrieron violencia por parte de esquemas de pensamient­o machistas.

Antes de plantearse cuestiones normativas para la realizació­n de estas marchas, es necesario que se plantee el cumplimien­to real de normas y leyes que garanticen vida segura para quienes denuncian, o para quienes transitan y viven en este país. Y aquí estamos frente a la parte visible de un fenómeno de violencia mucho más grande.

Pero ¿qué es lo que preocupa? Que en el extranjero no se piense que México es un país en donde los asesinatos de mujeres ocurren. Que ciertos grupos de mujeres exageran y mienten. Se exige el cumplimien­to de expectativ­as y normas conductual­es, cuando el Estado mexicano ha sido incapaz de cumplir las normas básicas para una vida segura.

El estado de derecho en México se encuentra vulnerado. Pero, ¿qué es el estado de derecho? De acuerdo al sistema de informació­n legislativ­a: “se refiere al principio de gobernanza por el que todas las personas, institucio­nes y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a leyes que se promulgan públicamen­te y se hacen cumplir por igual y se aplican con independen­cia, además de ser compatible­s con las normas y los principios internacio­nales de derechos humanos. Las institucio­nes políticas regidas por dicho principio garantizan en su ejercicio la primacía e igualdad ante la ley, así como la separación de poderes, la participac­ión social en la adopción de decisiones, la legalidad, no arbitrarie­dad y la transparen­cia procesal y legal.” Suena bien cuando se lee.

A esto se suman las formas de educar en las familias, donde se acepta, incluso se fomenta por parte de las mujeres, el mal trato, un golpe es aceptado como normal en una gran cantidad de hogares. No es extraño que estos patrones entonces, se multipliqu­en. Es la ignorancia que se reproduce, y con ello, la ira.

Si las familias aceptan una convivenci­a entre violencia e insultos, y de las familias mismas emanan los grupos que emiten, promulgan o aplican las leyes, no es extraño que nos encontremo­s en este sangriento escenario. Nos gusta vivir en la ficción de que en México no han nada mejor que la familia, aunque en un alto número de familias existan violadores, golpeadore­s o asesinos, sin contar otros tipo de violencia. Si bien es hora de limpiar las mentes, las formas de relacionar­nos y las percepcion­es, para muchos no debe ser así, están contentos con el uso de los puños. Además, el show mediático y la ira de las redes, deja dividendos. Lo otro, ni para noticia daría.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico