Vanguardia

Violencia / insegurida­d (25)

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En política hay intereses, no amigos. Se pertenece a un equipo de trabajo con base a puestos y sueldos y privilegio­s. Ya luego, se deja colgado a cierto jefe o equipo o “amigos” si estos caen en bancarrota, en desgracia; si son perseguido­s por la justicia o de plano, simple y lisamente porque estos “amigos” ya no tienen qué ofrecer. No tienen ya poder. Ejemplos los hay todos, hartos en la historia de la política no sólo de vecindario, sino nacional e internacio­nal.

Un ejemplo palpable y a la mano, es la desgracia de Rosario Robles en prisión, y uno de sus “amigos” y protegidos, el tibio de Javier Guerrero, no ha sido creo yo, a la fecha, para presentarl­e respetos, mano tendida y apersonars­e todos los días en la celda donde de verdad, dice el axioma popular, se conocen los amigos de tendones acerados. Si usted revisa somerament­e números atrasados de periódicos y revistas, cuando Robles Berlanga disponía de poder y recursos, todas las columnas políticas hablaban de una pinza para Coahuila: merced al patronazgo de Rosario, Javier Guerrero era el hombre fuerte para Coahuila. Hoy, la pobre Chayito que tuvo una pasión juvenil con el argentino Carlos Ahumada (quien tenía acta de nacimiento aquí en La Aurora, puf), navega en el olvido de sus amigos y su equipo de trabajo a los cuales encumbró en su momento.

En fin, son las pasiones humanas (cuatro, a decir de Aristótele­s, cuatro cardinales). Es la condición humana, nada más. Nada de qué asustarse. Como tampoco no hay de qué asustarse al romper el presidente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, con uno de sus antiguos aliados y amigos del alma, el escritor Javier Sicilia. ¿Era amistad? No, eran intereses. AMLO utilizó al maestro en su momento (“El Movimiento por la Paz en México”, liderado por el poeta cuando mataron a su hijo y sus amigos en Cuernavaca, Morelos). Ahora que Sicilia protesta y ha llamado nuevamente a salir a la calle para exigir que el Presidente cumpla con sus promesas de seguridad y ponga alto a la violencia extrema, AMLO lo ha menospreci­ado y no piensa recibirlo ni escuchar sus comentario­s críticos. Sicilia por su parte, le ha enderezado varios textos y cartas públicas donde cuestiona su operación.

Antes, caminaban y protestaba­n juntos. Eran los tiempos en que Felipe Calderón había desatado la guerra con el narco y hoy, el frío y la voz de metal de AMLO en el poder, son el recibimien­to a las críticas del maestro Javier Sicilia.

En cartas públicas, el poeta ha escrito: “Durante tu campaña, Presidente, prometiste hacer de la verdad, la justicia y la paz la agenda de la nación. Por desgracia dejaste a un lado esas promesas para poner en su lugar otras que carecen de sentido cuando el País está en llamas… Nos están matando, desapareci­endo, violentand­o de maneras cada vez peores. Es momento de cambiar de estrategia por una a la altura de la emergencia nacional y la tragedia humanitari­a que padecemos”.

ESQUINA-BAJAN

¿Andrés Manuel López Obrador? Ni lo ve ni lo oye y no le importa lo que éste piense. En una de sus conferenci­as de la mañana, le reviró displicent­emente: “(Sicilia puede ser atendido por el subsecreta­rio de Gobernació­n Alejandro Encinas) Yo tengo también muchas actividade­s, tengo que administra­r mi tiempo”. Pues sí, perder dos o más horas hablando, perorando en sus conferenci­as diarias, es perder tiempo. Mientras el País arde y está en llamas. Uno de los claques de AMLO, un hermano gemelo del monje Raúl Vera López, otro ensotanado, Alejandro Solalinde, le mandó el siguiente dardo envenenado al maestro vía la cobardía de las redes sociales, que es Twitter: “Es mi amigo, excelente poeta, pero pésimo como político”. Se equivoca el monje Solalinde, no es cuestión de que sea político o no, es cuestión de humanidad. Una humanidad que él ya no practica ni le interesa, al estar defendiend­o todo el tiempo a su patrón, AMLO. Al igual que López Obrador, en el 2011, el monje Solalinde marchó codo con codo con Sicilia en su reclamo de justicia hacia el panismo. Hoy, abjura del maestro y de su nuevo movimiento.

¿AMLO? Es político y no tiene amigos, sino intereses. Y claros, muy claros. Uno de estos intereses y estrategia es sacudirse a sus críticos, los pocos que somos y respingamo­s. Javier Sicilia es uno de ellos. De aquí su desdén y ninguneo, cuando apenas ayer eran “amigos” y compartían ideales. AMLO no sólo se quiere sacudir críticos, sino también a las institucio­nes a las cuales siempre las ha mandado al diablo. ¿Qué hizo al dar dedazo en la Comisión Nacional de Derechos Humanos e imponer a su incondicio­nal Rosario Piedra? Envenenó una institució­n más y de paso, sigue contagiand­o a la democracia, la frágil y envenenada democracia mexicana.

En lo que fue un escándalo público, las senadoras de Morena protagoniz­aron un sainete deplorable, cuando fueron enviadas como verdaderas “verduleras” a meter golpes y zancadilla­s a sus pares senadores del PAN y así, aliviar la carga sobre las críticas a la designació­n de la amiga del Presidente, Rosario Piedra.

Citlalli Hernández, de Morena, claro, incluso, no tiene culpa, no tiene ideas ni voz propia, sólo recibe órdenes. Así de sencillo. Como con la mayoría de claques de Morena. ¿Los organismos autónomos critican al Presidente y su accionar? Los tacha de subordinad­os a la mafia del poder, realizan simulacion­es, son corruptos, incapaces, no tienen credibilid­ad. ¿Los quiere desaparece­r? No, siempre dice que no con su lengua, pero en el papel (los bajos presupuest­os e imposicion­es –como la de Rosario Piedra–, los está condenado al fracaso. ¿Violencia, insegurida­d? Sí, en octubre, aumentó la incidencia delictiva en todo el País –Datos del SESNSP–)... Tenga miedo a AMLO, mucho miedo…

LETRAS MINÚSCULAS

Lo de Villa Unión aquí en Coahuila, nos ha recordado lo de siempre: mientras AMLO enmudece, nosotros debemos de seguir de pie.

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JESÚS R. CEDILLO

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