Vanguardia

UN CAPÍTULO PERDIDO

El día que el mundo ignoró a los judíos, y se negó a recibir a los que buscaban refugio fuera de Europa

- (© Ediciones El País, SL. Todos los derechos reservados)

En 1933 el régimen de Adolf Hitler estaba intentando convertir a Alemania en un país libre de judíos, por medio de actitudes violentas y a través de una política de exclusión legal, social y económica.

Esto causó que la vida de los 600 mil judíos residentes en Alemania fuera insoportab­le, lo que obligó a la mayoría a intentar abandonar el país para poder subsistir. Pronto las medidas discrimina­torias surgieron también en Austria, producto de la anexión de ese país a Alemania en marzo de 1938.

En consecuenc­ia y a pesar de los difíciles trámites de salida que debieron afrontar los judíos alemanes y austriacos, varios miles de ellos lograron abandonar ambos países e intentaron refugiarse en Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.

No obstante, fueron muy pocos los que lograron huir del Tercer Reich debido a las dificultad­es impuestas por el régimen nazi para viajar fuera de sus fronteras, por lo cual una gran cantidad de población judía continuó viviendo bajo el gobierno hitleriano, sin posibilida­des de salir de Alemania y Austria.

Para colmo, muchas naciones se opusieron a la recepción de judíos en su territorio, amenazando a los refugiados con devolverlo­s a Alemania en caso de migrar de manera ilegal.

Hacia 1937 era ya evidente ante la opinión pública internacio­nal que la población judía de Alemania afrontaba una franca y activa discrimina­ción por parte del gobierno de ese país, mientras que otros países se negaban a recibir a los judíos alemanes en calidad de refugiados.

Ese rechazo hizo surgir la necesidad de llevar a cabo una consulta de delegacion­es internacio­nales para una solución al problema, lo cual llevó a la Conferenci­a de Evián, una iniciativa del presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt. El objetivo de esta reunión fue deliberar sobre el problema de los refugiados judíos víctimas de las políticas de exclusión del régimen nazi.

La conferenci­a duró nueve días y fue realizada en Évian-les-bains, Francia, entre el 6 y el 15 de julio de 1938, y en ella participar­on delegados de varios países.

En la primavera de 1944 Stefan Zweig, un novelista judío residente en Austria, muy popular e influyente en la región, se sentía abrumado y angustiado por la gran cantidad de amigos, conocidos y seguidores que le pedían ayuda para tratar de salir de Alemania, huyendo de los nazis.

Toda esa gente buscaba utilizar las conexiones del escritor para tratar de emigrar a países más seguros en un momento en que resultaba casi imposible conseguir una visa de salida para los judíos.

Pero no fue sólo en Alemania: el cierre de las fronteras mundiales a los refugiados judíos ha sido uno de los temas menos estudiados del Holocausto.

De hecho, el investigad­or Paul R. Bartrop, director del centro de estudios sobre el Holocausto en la Universida­d Florida Gulf Coast, está ultimando la primera investigac­ión a fondo sobre este problema, centrada sobre todo en la Conferenci­a de Evián, que reunió a las principale­s potencias mundiales en 1938 para hacer frente al inmenso problema de refugiados que entonces sacudía Europa, una crisis que tiene muchos, y tristes, paralelism­os con lo que está ocurriendo en la actualidad con la guerra de Siria.

LO QUE DICE EL EXPERTO

“Los diferentes gobiernos del mundo se enfrentaro­n en 1938 a una crisis muy similar a la de refugiados que estamos viviendo en nuestro tiempo”, explica desde Miami Paul R. Bartrop, investigad­or del centro de estudios sobre el Holocausto en la Universida­d de Florida.

Bartrop recuerda las preguntas que se plantearon en la Conferenci­a de Evián en aquel entonces, entre ellas…

“¿Deben los gobiernos del mundo abrir las puertas a cualquiera que tenga el estatus de refugiado? ¿Deben imponerse cuotas de refugiados a diferentes países? De ser así ¿cómo se decide el número y las personas que entran a un país? ¿Deben ser acogidos los refugiados ignorando la situación económica del país que los recibe? ¿Se debe acoger a refugiados con orígenes étnicos y religiosos diferentes a la mayoría de la población del país que los recibe? Tanto ahora como en 1938, ese tipo de preguntas, necesitaba­n una respuesta urgente”, señala Paul Bartrop

A este historiado­r le parece insólito que nunca se haya realizado un estudio profundo sobre aquel encuentro, que a instancias de EU se celebró en la ciudad francesa, donde rehusaron participar los países del Eje y la URSS, Polonia y Rumania.

Asistieron a la conferenci­a un total 32 Estados, desde Canadá hasta Nueva Zelanda, pasando por numerosas naciones europeas. La idea era hacer frente a la crisis de refugiados judíos alemanes que trataban de huir de las políticas antisemita­s nazis.

FRASE CALIFICADO­RA

La conferenci­a fue un fracaso. Jaim Weizmann, un judío ruso y líder sionista que acabaría por convertirs­e en el primer presidente de Israel, resumió aquel encuentro con esta frase: “El mundo parece estar dividido en dos partes: una donde los judíos no pueden vivir y la otra donde no pueden entrar”.

El símbolo de aquella política de ‘fronteras cerradas’ fue el barco ‘St Louis’, que zarpó de Hamburgo con destino a Cuba en mayo de 1938, con 937 pasajeros a bordo, la inmensa mayoría judíos.

No fueron aceptados en EU ni en ninguna parte de América, así tuvieron que regresar a Europa. Solo 288 de ellos encontraro­n refugio en Reino Unido. El resto murió asesinado en las cámaras de gas de Hitler.

UNA HISTORIA PERDIDA

La guerra no mejoró las cosas para aquellos judíos que trataban de huir. “El mayor problema de entonces fue la insegurida­d”, explica Bartrop. “Con Europa en guerra, muchos países sintieron que deberían cerrar sus fronteras para asegurar que no se infiltrase­n anarquista­s entre los refugiados genuinos”, algo similar a lo que ocurre en la actualidad con toda la retórica contra la aceptación de refugiados en Europa para que no se cuelen posibles militantes del ISIS.

Cuando los países que podían recibir refugiados supieron que los judíos estaban siendo asesinados a escala industrial tampoco cambiaron su política.

“Esos documentos muestran por primera vez que todos los movimiento­s de resistenci­a en la Europa ocupada sabían lo que estaba ocurriendo, cuando los nazis todavía operaban los campos de exterminio”, señala el historiado­r Dan Plesch quien escribió el ensayo titulado ‘La Historia Perdida de la Persecució­n Judía y los Crímenes de Guerra’.

POLÍTICA DE PUERTAS CERRADAS

Este historiado­r asegura que en 1942 ya hubo bastante cobertura de prensa sobre el problema judío, y que los Aliados, incluyendo a la URSS, estaban plenamente consciente­s del exterminio judío.

Para muchos judíos ya era demasiado tarde para escapar aunque, si de todos modos lo hubieran intentado, las puertas del mundo permanecía­n cerradas para ellos.

“La suerte de los judíos era conocida en todo el mundo, como muy tarde el 17 de diciembre de 1942, cuando los Aliados realizaron una declaració­n conjunta”, asegura Ben Barkow, director de la Wiener Library de Londres.

“En aquella declaració­n reafirmaro­n su resolución de garantizar que los responsabl­es de esos crímenes fuesen juzgados y por eso crearon el Comité de Crímenes de Guerra de la ONU”.

LA PREGUNTA

¿Por qué los Aliados y los países neutrales no hicieron nada para tratar de sacar a los judíos de Europa? “.

Los gobiernos de varios países deberían explicarlo alguna vez. Aunque no rebajaría el poder ni la amplitud del antisemiti­smo entre los Aliados.

La Comunidad Británica minusvalor­ó las informacio­nes sobre el Holocausto judío porque sintió que, durante la II Guerra Mundial, los gobiernos habían manipulado las atrocidade­s cometidas por el enemigo.

Dan Plesch, cree que también influyó el antisemiti­smo, pero además señala que todos los esfuerzos de los Aliados estaban centrados en derrotar al enemigo.

A MANERA DE EPITAFIO

El premio Nobel de la Paz, Elie Wiesel, supervivie­nte de Auschwitz, aseguró que nunca perdonaría a los Aliados no haber bombardead­o las vías de tren que llevaban judíos a los campos de exterminio, en un momento en que miles de personas estaban siendo asesinadas cada día.

Las puertas cerradas a los judíos europeos forman parte de esas mismas preguntas sin respuesta.

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 ??  ?? Salvados. Fueron pocos los judíos que lograron escapar del régimen alemán durante la II Guerra Mundial y quienes lo hicieron fueron rechazados por varios países.
Salvados. Fueron pocos los judíos que lograron escapar del régimen alemán durante la II Guerra Mundial y quienes lo hicieron fueron rechazados por varios países.

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