DEJEMOS LA APATÍA Y LUCHEMOS POR UNA SOCIEDAD UNIDA

Al leer las notas periodísticas de los últimos días, vemos altos índices de violencia a nivel estatal y nacional, por lo que se percibe en el ambiente un sentimiento de incertidumbre debido a que autoridades se encuentran rebasadas en todos los frentes y preocupa la generalización de agresividad por falta de planes claros y contundentes para contener la inseguridad. Hay un clima social incomodo en la sensación de inseguridad por la falta de políticas públicas certeras y nos preguntamos ¿cuál es la causa para que las personas recurran a la violencia?, y entre las respuestas que hallamos, la carencia de líneas de acción preventivas para fomentar el diálogo y de paso romper el paradigma de ser integrantes de una sociedad pasiva y apática de negarnos, por una miopía intelectual de percibir qué pasa en nuestro entorno. Por consiguiente, la apatía. Tener un país dividido y dejar de ser proactivos al etiquetar a ciudadano nos lleva a la división que nada aporta para una sociedad en desarrollo, ha traído consecuencias graves para el País en una marcada desunión por la utópica lucha de clases, en donde se olvida el bien común general de una comunidad balcanizada. De ahí que en esta crisis en general que perjudica las estructuras sociales e incentiva el uso de medios poco confiables y no idóneos. Por esta razón hay que procurar el cambio de paradigma, con la propuesta de un objetivo transparente de alentar el uso de herramientas de trabajo colaborativo para construir puentes de unión y no de separación, con la finalidad de procurar el camino de una comunicación de intercambio de impresiones a fin de mejorar, en el cual logremos el cultivo de la semilla de la paz. Por último, cabe mencionar la obligación de las autoridades y sociedad civil organizada que tienen el quehacer de replantear una nueva estrategia, que no sólo incluya buenas intenciones, sin aterrizarlas en la realidad, sino verdaderos planes de trabajo en el que se recoge la causa raíz de los problemas de la inseguridad, sin dejar conductas impunes, y por otra parte se comience la reconstrucción del tejido social a través de un verdadero plan con enfoque restaurativo de la paz.