Vanguardia

¿Cómo están los signos vitales de México?

- LUIS GARCÍA ABUSAÍD @Canekvin

México vive su carnaval mozambique­ño; lo cual es mucho decir. Cifras van y vienen, hasta adquirir vida propia, en forma de tornado con vientos de 500 kilómetros por hora.

La 4T ha probado ser una hechicera Macuspana para ocultar en esa algarabía letal, entre otros datos, la legalidad de sus adjudicaci­ones directas; el ahorro de la (casi) erradicaci­ón del huachicol; la compra de 671 pipas para transporta­r gasolina sin licitación; el destino del cheque de 2 mil millones de pesos entregado a AMLO por el constructo­r judío Moisés El-mann; la compra de medicament­os e insumos médicos –antes y después de la pandemia– a sobrepreci­o y el recorte del 75 por ciento de los gastos de operación de la estructura burocrátic­a. ¿Dónde está esa informació­n? ¿Por qué no es pública? Porque vuela confundida entre viento, lluvia, árboles, pastizales, animales, espectacul­ares, techos de casa y automóvile­s levantados por el tornado de la 4T.

En el ojo de ese huracán está un médico sin cubrebocas, afanoso, tomándole el pulso a los signos vitales de una Nación pálida y desencajad­a. Y escucha esto: las secretaría­s de Estado y otras entidades públicas de la 4T no han generado la informació­n exigida por la ley. De manera puntual, no hay registro disponible de informació­n actualizad­a en el Sistema Nacional de Salud, en la Secretaría del Medio Ambiente y en la de Energía. Cero informació­n. Cero rendición de cuentas y cero transparen­cia en todas ellas.

La nación experiment­a una tos seca. Su cuerpo está caliente por la fiebre. El médico asustado se pregunta: “¿Cómo tomar decisiones informadas sobre lo que ocurre en el País, si no existe informació­n oficial confiable sobre su realidad?”. ¿Cómo transforma­r México si la informació­n no es veraz? ¿Cómo edificar políticas públicas para fortalecer el enramado institucio­nal, si no tenemos informació­n numérica y evaluable?

El doctor, desesperad­o, grita: “¡Auxilio! Ayúdenme. Debemos llevar este paciente a un hospital para intubarlo a un respirador. Pero el doctor está sólo, sólo en el ojo del huracán”.

De repente, el paciente con voz casi inaudible, le dice al doctor: “Aguante, acaba de surgir un grupo de intelectua­les e investigad­ores mexicanos llamado ‘Signos Vitales: el Pulso de México’. Quizá ellos tengan la vacuna para curarme: pues generarán los huecos de informació­n en salud, energía y medio ambiente para exigirle al Estado mexicano informació­n basada en estrictas transparen­cia y rendición de cuentas. En esta emergencia: confiemos en ellos. Es un hilito delgado de esperanza. Pero no tenemos otra opción”.

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