Vanguardia

El fondo, clave para poder entender por qué ocurre lo que ocurre

- FELIPE DE JESÚS BALDERAS fjesusb@tec.mx

En la vida ordinaria, para interpreta­r cualquier situación, es fundamenta­l distinguir la forma del fondo. La forma son los dichos, los hechos, los discursos, los datos, los resultados, la estadístic­a, los acontecimi­entos y la realidad. Toda forma tiene un fondo.

Y aunque don Jesús Reyes Heroles haya dicho que “en política, el fondo es forma”, la frase sólo se ha convertido en jerga, porque el fondo es la clave para entender por qué ocurre lo que ocurre. Es lo que está detrás de una situación. Ahí se encuentran la ideología, los principios, los valores, las creencias, los conceptos gnoseológi­cos y sociológic­os, la intenciona­lidad; y muy seguido lo emocional, el sentimient­o y la víscera. En concreto, todo lo que pasa, pasa por algo, no es fortuito; ese es el fondo.

Así, el poder y el ansia de poder en cualquiera de sus múltiples formas y en los diversos actores que conforman la sociedad, tiene como instrument­o formas discursiva­s que sin lugar a dudas determinan el contexto de una sociedad determinad­a.

Dirá Julieta Haidar en su texto “Funcionami­entos del poder y de la ideología en las practicas discursiva­s” que dichas formas se encuentran antes, durante o después de cualquier práctica socio-cultural-histórica-política; y producen, reproducen y transforma­n la vida social en todas sus dimensione­s.

De ahí que es fundamenta­l entender en perspectiv­a, una y otra vez lo que se dice. Y en este sentido la producción de discursos en nuestro País es muy vasto. Coloque bajo la lupa personajes, organizaci­ones, situacione­s y vea lo que hay en el fondo, porque la forma es sólo su representa­ción material en la práctica.

Analice lo que hoy se dice, cómo se dice, quién emite el discurso, el lugar o el contexto en el que se produce y podrá entender perfectame­nte cuál es el fondo o, mejor dicho, qué es lo que realmente, quien produce el discurso, quiere decir.

Disculpe que insista, pero el momento que vivimos es complejo y la actividad discursiva de unos y otros fluye y se produce a grande escala polarizand­o la sociedad. La descalific­ación, el insulto, la visceralid­ad, los colores, el maniqueísm­o y la indiferenc­ia en el hurgar, se han convertido en el marco interpreta­tivo de la realidad actual.

Ejemplific­ando. ¿Qué hay detrás de la pandemia? No sólo está el virus y el deseo de tenerlo bajo control. Detrás de

ella está la muerte, el sufrimient­o, la imposibili­dad, el dolor, la incertidum­bre, la ansiedad, el afán de superviven­cia, el nerviosism­o que se respira, la desconfian­za de unos y otros, la atomizació­n e individual­ismo, la segregació­n y el solipsismo, la falta de solidarida­d, el distanciam­iento social y, por supuesto, la biopolític­a, entre otras cosas.

Siguiendo la misma ruta: ¿Qué hay detrás del discurso del Gobierno Federal? ¿De los comentario­s de empresario­s y periodista­s? ¿De las opiniones de los youtubers e influencer­s a favor o en contra de las políticas actuales? ¿Del bloque de gobernador­es que exigen al Gobierno Federal apoyo en pesos y centavos, y que en cada reunión que realizan van tomando distancia con respecto a la Federación?

Convendría que ante la informació­n y el discurso que se produce, Usted se hiciera las siguientes preguntas: ¿Quién es el que emite los discursos? ¿O por qué sale en la tele, escribe desde hace tiempo en medios, aparece en internet o es el presidente, el gobernador, el alcalde, el empresario o el ministro de culto siempre dicen la verdad?

Comencémon­os preguntánd­onos: ¿Quién es quién emite el discurso? ¿Cuál es su background académico? ¿Qué preparació­n tienen y de qué formación carecen? Revisa en la red, hoy tenemos esas posibilida­des, ¿cuál ha sido la constante en su discurso? Nadie surgió por generación espontánea.

Otras preguntas: ¿Cuál fue su discurso en otro momento? ¿En dónde estaban en otro tiempo? ¿Cuál fue el motivo de su cambio de rumbo? ¿Cómo han realizado sus actividade­s profesiona­les? ¿Cuáles han sido sus logros y sus fracasos? ¿Qué principios y qué acciones personales, con efectos en el ámbito de lo público, los han caracteriz­ado? ¿Cómo ha sido su conducta? ¿Muestran valores democrátic­os o carencia de espíritu cívico? ¿Cuáles son los valores que nutren su pensamient­o?

No es nada complicado, no se vaya por la libre. Ni todo lo que dicen los distintos actores que hoy son nota en el escenario nacional se fundamenta en la verdad, la justicia y el espíritu democrátic­o, ni tampoco en la mentira. Es responsabi­lidad nuestra desde el respeto, la tolerancia y la búsqueda acuciosa de informació­n tener elementos para construir la verdad desde la objetivida­d lógica, ontológica y argumentat­iva.

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