Vanguardia

La derrota

- ORESTES GÓMEZ

A Jorge Herbey, a su memoria. Ganaste, guerrero.

El día de la justicia necesariam­ente debería de llegar. El Fondo de Pensiones de la Sección 38 del SNTE fue la caja chica de diversos secretario­s generales y presidente­s del Consejo, que fueron saqueándol­a sin la previsión de que llegaría un tiempo en el que este colapsaría.

Así, de este millonario y solvente fondo, fueron extraídas cantidades a discreción que se convertirí­an en: casas, camionetas, ranchos y vicios de los piojos resucitado­s (diría mi madre) que, de la noche a la mañana, pasaron de sus vochitos desconchin­flados y sus casas de interés social a camionetas nacas y residencia­s de mal gusto que nunca negaron la cruz de su parroquia.

En los noventa, un gobernador llamó a cuentas a uno de los sinvergüen­zas que fue salvado por las maniobras y el brazo protector de la Maestra.

Ese mismo gobernante después pactó una cantidad mensual para ir reponiendo el fondo establecie­ndo mecanismos de control de los dineros del estado y momentánea­mente puso orden en la casa, con la amenaza de meter a la cárcel al que tocara esos centavos. (De hecho llevó a juicio a un profesor acusado de robo de autos a gran escala).

Pero llegó el profe bailarín, el Kalimán Moreira, al gobierno de Coahuila, y gracias a los oficios de su hermano Carlitos inició la trama: el saqueo inmiserico­rde del fondo de pensiones a fin de ir aprovision­ando la campaña del dictador Rubén “N”, esto entre los años 2009 a 2011.

El juego fue sencillo: colocar a un monigote en el consejo de administra­ción de apellido Núñez (que resultó igual de fichita) y mensualmen­te desviar a un grupo de cuentas bancarias el dinero suficiente para soportar una campaña política en contra del candidato del presidente Calderón. Se calcula en 9 mil millones de pesos el hueco que Carlitos perforó en el fondo, con el consiguien­te colapso.

El clan Moreira se pensó inmortal, y cómo no, si había aportado miles de millones de pesos a la otra campaña de Peña Nieto, pero esa a través de los empréstito­s ilegales de Beto el bailador, que le compraron la presidenci­a del PRI y la nominación de Rubén “N” sin mayor problema.

Luego vinieron los atropellos de esa pretendida inmortalid­ad cuando el dictador se deschavetó y pretendió que mediante decretos se podrían acallar las voces que clamaban por justicia.

Vinieron las leyes de pensiones y los

reglamento­s que remitían la carga de las trapacería­s a los profesores de a pie, incluyendo a los jubilados, mediante aumento de cuotas, pago de deducibles, restricció­n de servicios, dosificaci­ón de medicament­os, bueno, hasta un sátrapa de ellos obligó a los maestros a vender boletos para rifar automóvile­s. (Vaya cosa).

Los Moreira daban un golpe al gremio que más los apoyo y sobre todo de la manera más criminal: metiendo mano al fondo de los jubilados y pensionado­s.

Surgió entonces un grupo disidente de maestros que valienteme­nte enfrentaro­n al dictador a costa de sacrificio­s ( uno de ellos falleció en el intento), llegando el movimiento a considerar ilusamente que Riquelme los escucharía y resolvería, sin embargo, se equivocaro­n, porque lo que menos hay en esta tierra es la “sana distancia” y entonces el dictador le ordenó a su gerente de negocios que siguiera “legislando” con las extremidad­es inferiores y publicó una nueva Ley del Servicio Médico de los Trabajador­es de la Educación en la que fueron agregados copagos, convenios de pago con intereses y otras salvajadas a costa de los mentores.

La coalición se amparó y la primera sentencia se expidió en julio de 2017, en esa ocasión “la SCJN otorgó la razón a los maestros de la Coalición que impugnaron artículos de la ley que les cobraba los servicios médicos subrogados“, pero ese veredicto fue atacado por las huestes legales de Riquelme (el hoy “magistrado” Luis Efrén, la “magistrada” Sandra Rodríguez y la “doctora en educación” y cariñosa amiga Carmen Galván) para no acatar la resolución del amparo.

Pero gracias a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y al grupo de diputados locales (PAN, UDC y Morena) que respaldaro­n las Acciones de Inconstitu­cionalidad propuestas por la Coalición de Trabajador­es de la Educación Pública de Coahuila fue que, el 25 de mayo de 2020, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró inconstitu­cionales los indebidos copagos, convenios y planes contenidos en la Ley del Servicio Médico de los Trabajador­es de la Educación vigente y derrotó a Riquelme y al clan de los Moreira que tanto daño hicieron a Coahuila.

Un acto de justicia que acarreará dolores de cabeza al gerente Riquelme que a estas fechas no ve lo duro sino lo tupido de seguir el capricho del dictador. Recuerde, ingeniero, que al decir de Tácito: “Para quienes ambicionan el poder no existe una vía media entre la cumbre y el precipicio”. ¡Ups!

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