Vanguardia

Lo que nos dejó la cuarentena

- FRANCISCO J. RODRÍGUEZ

Con la nueva normalidad tendremos que aprender que somos frágiles y vulnerable­s a la enfermedad.

Mañana 1 de junio comienza la llamada “nueva normalidad”, estrategia del Gobierno Federal para la reapertura de actividade­s, pese a que 31 de 32 entidades se encuentran en foco rojo por el riesgo máximo de contagios de COVID-19.

¿Qué nos dejó estos poco más de dos meses de cuarentena, restriccio­nes, paro económico y un largo etcétera? Aquí una lista de 10 puntos.

1. No estamos preparados como sociedad para acatar reglas. Sobran los ejemplos de gente que rompió el confinamie­nto y que desafió las restriccio­nes de movilidad. En Torreón, por ejemplo, si dos semanas se acató la cuarentena generaliza­da, es ser muy optimista. Yo particular­mente vi diversidad de comercios “no esenciales” abiertos todo el tiempo.

2. No hay coordinaci­ón de los actores políticos. Pese a reunión tras reunión, en la práctica cada alcalde hizo lo que quiso. Ejemplo evidente fue el alcalde de Torreón, Jorge Zermeño, quien siempre desafió no aplicar medidas para evitar, alguna vez dijo, “seguir angustiand­o” a la población.

3. La Zona Metropolit­ana de La Laguna es sólo el nombre. Juntas y juntas y la coordinaci­ón estribó en lo esencial como compartir datos, pero la homologaci­ón de acciones nunca se dio. Unos querían filtros, otros no; unos castigaban con servicio comunitari­o a quienes rompieran la cuarentena, unos regresaron el operativo alcoholíme­tro y otros se negaron, por citar ejemplos.

4. Los fracasos en combate a

la pobreza y a la prevención de enfermedad­es crónicas degenerati­vas. Millones de mexicanos andaban en la calle porque tenían que salir a trabajar. Viven al día. Los niveles de obesidad y diabetes, principalm­ente, han reflejado que en materia de prevención y vida saludable poco se ha hecho.

5. Mientras en otros momentos, emergencia­s sanitarias, desastres naturales o tragedias, han servido para estrechar lazos en el País y unir (aunque sea en la imagen) egos políticos, la Jornada Nacional de Sana Distancia sólo sirvió para desembocar –o reafirmar– nuevas formas en el quehacer político: ya no se respeta a un presidente (por parte de otros gobiernos estatales, de la población es otro tema), se desafía abiertamen­te el centralism­o y se contradice y critica a quien se supone es un especialis­ta en la materia (el subsecreta­rio de Salud, Hugo López-gatell).

6. La creación de un bloque de gobernador­es. El bloque del “norexit”, comenzado por los gobernador­es de Coahuila (PRI), Nuevo León (independie­nte) y Tamaulipas (PAN), sembró una discordia contra el centralism­o en medio de la pandemia y ahora extendió sus alcances en otros estados y se configura como una resistenci­a hacia más temas como el pacto fiscal.

7. El País se halla más polarizado. Otra vez, en lugar de “utilizar” una emergencia sanitaria como la que vivimos para hacer un llamado a la unidad como país, por diferentes razones México está más polarizado que nunca. Las redes sociales son un termómetro de ataque y defensa hostil.

8. Se acaba la Jornada Nacional de Sana Distancia, pero no las restriccio­nes: al menos 15 entidades del País no harán caso al semáforo del Gobierno Federal –entre ellos Coahuila– e implementa­rán sus propias estrategia­s de retorno a la “nueva normalidad”.

9. En algunos momentos, el civismo de la población, paciente y estoica, a esperar en la cola del supermerca­do o del banco.

10. Quizá nunca volveremos a ser los mismos. Las nuevas tecnología­s, las plataforma­s para aprender, enseñar y trabajar colaborati­vamente; el uso del cubrebocas, el gel antibacter­ial por todos lados, el miedo al estornudo del otro, el temor al abrazo; el golpe seco de saber que no tenemos el control.

AL TIRO

Mañana usted y yo empezamos una “nueva normalidad”. ¿Qué enseñanzas ha tenido en estos dos meses? ¿Qué ha aprendido a valorar? ¿Qué extraña? ¿Qué le ha gustado? ¿Qué le frustra? ¿Tendremos memoria de la cuarentena? ¿Aprenderem­os de nuestros errores? ¿Cómo veremos mañana al que camina a lado de nosotros? ¿Tendremos más paciencia para con nuestro hijo que estudia en casa? ¿Para nuestro compañero que no tiene acceso a internet?

Al final de cuentas, tendremos que aprender que somos frágiles, que somos vulnerable­s: a enfermarno­s, a impacienta­rnos, a llorar porque extrañamos, a frustrarno­s. No tenemos el control.

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