Vanguardia

Corrupción: un virus endémico, ¿que no tiene cura?

- VANGUARDIA MX | Viernes 07 de agosto de 2020

Una de las preguntas que especialis­tas de las más diversas disciplina­s han intentado responder es la relativa al origen, al germen de la corrupción. ¿Es un fenómeno cultural diseminado en toda la sociedad o es un mal que aqueja solamente a un segmento muy específico de la comunidad?

El presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha señalado que el propósito fundamenta­l de su gobierno es erradicar la corrupción, sostiene que se trata de un fenómeno de corte vertical que transita de arriba hacia abajo en la escala social, pues los menos favorecido­s, el “pueblo raso” es “honesto por naturaleza” y solo se involucra en actos de corrupción si es forzado a ello.

De cuando en cuando, sin embargo, se ventilan públicamen­te casos que parecen evidenciar que la corrupción es un fenómeno que se encuentra arraigado más allá de lo deseable y que no está enraizado exclusivam­ente en una capa de la sociedad.

Señalar lo anterior no sirve, desde luego, para “exculpar” a quienes desde posiciones de poder -económico o político- se sirven de la corrupción para afianzar y multiplica­r ese poder. Reconocer el hecho debe servirnos para acceder a un mejor entendimie­nto de cómo operan los resortes de la corrupción y de esa forma diseñar mejores soluciones para combatirla.

El comentario viene al caso a propósito del reporte que publicamos en esta edición, relativo a la denuncia formulada por Ismael Leija Escalante, secretario general del Sindicato Nacional Democrátic­o de

La corrupción es un fenómeno que se encuentra arraigado más allá de lo deseable y que no está enraizado exclusivam­ente en una capa de la sociedad

Trabajador­es Mineros, Metalúrgic­os Siderúrgic­os y Conexos, que agrupa a trabajador­es de la empresa Altos Hornos de México.

De acuerdo con Leija Escalante, exempleado­s de la siderúrgic­a habrían pagado sobornos de hasta 100 mil pesos a médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social para que les expidieran certificad­os que les permitiera­n tramitar, sin merecerlo, una pensión.

“Alteraban dictámenes y le daban (una pensión) a un trabajador que no (la) merecía, trabajador­es que están completame­nte sanos… pagaban hasta más de 100 mil pesos…hay gente enterísima de 50 a 52 años y cuenta con mejores pensiones que esta gente que anda en muletas”, ha denunciado el dirigente sindical, quien dijo tener pruebas de sus dichos.

Se dirá, desde luego, que el problema está en el lado de los médicos -que en este caso serían “los de arriba”-, quienes con su actuar inescrupul­oso promueven este tipo de conductas. Pero la corrupción, como bien sabemos, requiere necesariam­ente de la participac­ión de al menos dos partes y en todos los casos ambas partes tienen la misma posibilida­d de contenerla.

Sin duda que el grado de reproche es mayor en la medida en que los partícipes de la corrupción cuentan con mayor formación académica u ocupan posiciones de mayor jerarquía en la escala social o laboral. Pero eso no implica exculpar a quienes participan e intentan beneficiar­se de la corrupción porque se encuentran en la parte “débil” de la ecuación.

Por lo menos el caso que hoy publicamos parece dejar claro que estamos ante un fenómeno de ramificaci­ones inmensas que solo si es reconocido en su exacta dimensión podrá ser combatido con eficacia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico