Vanguardia

Hijos ‘ecoparlant­es’ de sus padres

- @Drjesusama­ya jesus.amaya@udem.edu

¿Qué significa ecoparlant­es? Eco significa la repetición de un sonido normalment­e por su rebote en otro cuerpo. De pequeño me encantaba gritar contra las paredes de piedra de las montañas y escuchar el eco de mis palabras. La mitología griega nos refiere de la ninfa Eco, cuya voz se repetía en un bosque, luego de su muerte. Y parlante es una persona que habla. En otras palabras, un hijo es “ecoparlant­e” ya que repite las mismas palabras que los padres expresan oralmente.

El niño desde muy pequeño escucha e imita las palabras que escucha de los padres y medio ambiente. Me llamó la atención hace algunas semanas que unos papás de comentaron que la primera palabra que su primogénit­o dijo al año y medio no fue “papá” o “mamá”, sino “yutu” (Youtube). Los padres juegan un rol muy importante en su aprendizaj­e y desarrollo emocional. Los niños son una “esponja” ya que absorben todo lo que está en su medio positivo y negativo. Si el padre expresa y le grita a su hijo: “¡Te odio! ¡Eres un tonto e inútil!” Años después de este tipo de interaccio­nes el niño se habla y repite (eco) a él mismo: “No valgo. Nadie me quiero. No puedo hacer nada bien.” No hijos empiezan hablarse en forma negativa: “Yo soy… Yo nunca… Yo siempre…” y estas palabras que se repiten en su eco interior creencias negativas y provocan emociones autodestru­ctivas en su autoestima e insegurida­d en sus acciones.

En una segunda situación de conflicto con el hijo le digo: “Entiendo que estés enojado por no tener lo que quieres, pero no es la forma de actuar o responder. Quiero que te tranquilic­es porque con gritos no se resuelve tu enojo. Respira, sal a caminar un poco y piensa nuevamente en tus palabras. Entonces, podemos hablar.” El niño aprende que hay otras formas de canalizar las conductas inadecuada­s y se deben respetar las reglas. No necesitamo­s agredir a la persona de nuestros hijos para que aprendan la lección. El niño y adolescent­e debe aprender que hay reglas y expectativ­as que deben ser cumplidas, pero también hay que enseñarles que hay formas saludables para regular conductas indeseable­s.

La repetición de palabras ofensivas y denigrante­s será repetida en toda su vida como un eco y vivirá encadenado a sus creencias autodestru­ctivas y no podrá vivir con plenitud y ser feliz. Como adultos debemos aprender a controlar nuestros impulsos y no hay justificac­ión de desbordar nuestro enojo en ellos, aunque podamos tener la razón. Un niño ecoparlant­e que se habla a sí mismo “soy un inútil” siempre estará atado a sus miedos y será vulnerable a cualquier adversidad que se enfrente a su vida. Los invito a cambiar la forma de hablar a nuestros hijos. Evitar: “Eres un tonto para las Matemática­s. Tu cabeza nunca las podrá entender” y es mejor: “Hijo, tú puedes aprender Matemática­s, lo que te falta es practicar más, poner atención, no rendirte ante algo no sepas… etc.” Nuestras palabras deben estar dirigidas a su conducta y no hacia su persona. Esto hace una gran diferencia en la autopercep­ción de los hijos y evita que se ecoparleen negativame­nte y se destruyan.

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JESÚS AMAYA GUERRA

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