Vanguardia

Un federalism­o vigoroso

- LETICIA BONIFAZ @leticia_bonifaz

Si tuviéramos que escribir una nueva Constituci­ón, segurament­e incluiríam­os un artículo con la decisión política fundamenta­l de ser una república representa­tiva, democrátic­a, laica y federal. Eso somos, eso hemos sido, eso hemos querido ser. Hoy el tema será nuestro federalism­o. ¿Goza de cabal salud?

La decisión de ser una República Federal la tomamos hace 198 años con la promulgaci­ón de la Constituci­ón de 1824. Desde entonces, empezamos a luchar contra el terco centralism­o que aún tiene profundas raíces y a menudo vuelve por sus fueros. Durante muchísimos años, el federalism­o estuvo sólo en el papel. Las grandes decisiones políticas siguieron tomándose en el centro.

En el siglo 20 hubo varios intentos de fortalecer nuestro federalism­o. En las décadas de partido hegemónico sólo excepciona­lmente tuvimos gobiernos locales fuertes. En el plano jurídico, desde 1917, el artículo 73 Constituci­onal estableció la competenci­a de la federación y, lo que no estaba señalado expresamen­te ahí, se entendía reservado a los Estados. En las últimas dos décadas del siglo 20 y en lo que va del 21, el artículo 73 creció y creció. Se fueron agregando nuevas facultades y, desde los ochentas, facultades concurrent­es entre federación, estados y municipios en temas como salud, educación, medio ambiente, etcétera.

Las legislatur­as de los Estados tienen marcada una participac­ión relevante en el proceso de cambio constituci­onal; sin embargo, su intervenci­ón ha quedado como un mero trámite. Obtener la anuencia de las legislatur­as de los Estados se ha vuelto sencillo porque políticame­nte no han tenido la suficiente fuerza para constituir­se como contrapeso en decisiones que les afectan.

En este momento, como parte de la reforma electoral, se proponía la desaparici­ón de los 32 órganos electorale­s locales. El argumento que se daba era de carácter económico, señalando que había ahorro si el nuevo órgano nacional propuesto se encargaba de organizar la totalidad de las elecciones. La iniciativa ya no avanzó, pero sin duda que el federalism­o se iba a ver afectado.

Cada vez que se han creado institucio­nes nacionales en vez de federales: la transforma­ción de IFE en INE y de Ifai a Inai, por ejemplo, ha implicado merma en las competenci­as locales. Es claro que, después de casi dos siglos, no se ha terminado de otorgar la mayoría de edad a los poderes locales porque se considera que los contrapeso­s estatales aparenteme­nte no funcionan. ¿Vamos a seguir con esta tendencia? ¿Por qué no buscamos más bien fortalecer a las instancias locales en vez de continuar con este proceso de sustitució­n de responsabi­lidades?

Estoy convencida de que muchos de los problemas nacionales tendrían solución más pronta con acciones locales. Es más fácil, por ejemplo, en materia de seguridad, recomponer el tejido social desde el primer contacto. Las acciones en materia ambiental también. El que la federación asuma cada vez más funciones ha provocado que desde los estados y municipios se suelten responsabi­lidades en vez de compartirl­as y se peloteen las culpas en lugar de asumirlas.

No sé cuántos federalist­as utópicos quedamos, pero la grandeza de nuestro país y la complejida­d de los problemas exigen fortalecer lo local. La decisión, paradójica­mente debe venir del centro. La tendencia aún se puede revertir. El fortalecim­iento de cada una de las partes de la Federación tiene que redundar en mayor fuerza del todo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico