Vanguardia

El cabaret político de Layda Sansores

- J. ALFREDO REYES

Layda Sansores San Román, actual gobernador­a de Campeche, proviene de una familia sui géneris. Es hija de Carlos Sansores Pérez, alias “El Negro Sansores”, que fue gobernador de Campeche, varias veces diputado, senador y luego presidente nacional del PRI impulsado por Luis Echeverría, a quien “El Negro” se refería como “El Mesías” y al que obedecía con abyección, servilismo y genuflexió­n tratando, desde el tricolor, construir un maximato en el que Echeverría sería el jefe supremo por encima de su sucesor, José López Portillo; como ahora Layda Sansores trata a Andrés Manuel López Obrador, el “Mesías Tropical”, con igual abyección, servilismo y genuflexió­n con la que su padre, “El Negro Sansores”, trataba al ya enloquecid­o expresiden­te Echeverría Álvarez, así como extraviado anda ya Andrés Manuel.

Y ustedes podrán decir que los pecados políticos del “Negro Sansores” nada tienen que ver con su hija Layda, quien ahora sigue los pasos de su padre, pero recuerde usted lo que advierte el Éxodo (20:5) que habla sobre un vengativo Jehová que persigue los pecados de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación (transforma­ción, diríamos nosotros) y sin olvidar que para los Sansores AMLO y LEA son dioses.

Basta recordar que la primera gran traición del “Negro Sansores” la cometió en Saltillo en contra de su mentor, el torrencial tabasqueño Carlos Madrazo Becerra que, siendo presidente nacional del PRI, rescató al “Negro” de Campeche y lo nombró delegado del partido en Coahuila. Era el año de 1965, en el sexenio de don Braulio Fernández Aguirre, puesto desde el cual Sansores empezó a intrigar en contra de Madrazo por encargo del entonces secretario de Gobernació­n Luis Echeverría, que acusaba a Madrazo de dividir a los priistas, lo mismo que ahora hace Layda en Morena, atacando a Ricardo Monreal y dividiendo a los morenistas.

El general José Ortiz Ávila, exgobernad­or de Campeche, compadre y protector del “Negro Sansores” y traicionad­o por él, lo califica como un tartufo desleal, hipócrita, bandido, traidor y asesino. Elías Chávez publicó una crónica que tituló “Lo negro del Negro Sansores” (Proceso 5/09/1977) donde nos hace retroceder al paleolític­o inferior de la política mexicana, a las cavernas en las cuales hoy habita Layda Sansores, la piorrea de López Obrador para el trabajo sucio, que hace la pornografí­a presidenci­al, ella es la zorruna madrota del cabaret político de la Cuarta Transforma­ción. Y tan recurrente es Andrés Manuel que en esa entrevista de 1977, Ortiz Ávila cuestiona a Ignacio Ovalle como “el muchacho de la lágrima fácil que nada sabe de marginados”, el mismo Ovalle que hoy es acusado de ladrón en la 4T.

Esa es la herencia del “Negro de Sansores”, la actuación degradante de su hija Layda y toda la retahíla de señalamien­tos de corrupción, crimen y degradació­n cometidos por el nefasto “Cacique de Campeche” de quien Francisco Ortiz Pinchetti publicó el siguiente gran título: “Campeche en manos de Sansores; Ranchos, gasolinera­s, balnearios, hoteles, aserradero­s, terrenos, barcos pesqueros y periódicos”. Una historia de extorsión, despojo y abuso de autoridad.

Además de Elías Chávez y de Ortiz Pinchetti otros que emiten una funesta opinión del “Negro Sansores” son Heberto Castillo, Carlos Marín y Roberto Vizcaíno, voces críticas en los años setenta, como ahora pretende ser ese cabaret político llamado “Martes del Jaguar” de Layda Sansores. ¡Espeluznan­te pelirroja!

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