Vanguardia

Cuando el pecho no es bodega

- RAYMUNDO RIVA PALACIO rrivapalac­io@ejecentral.com.mx @rivapa

Cuando se dice que el pecho no es bodega entendemos que una persona puede ser muy franca o, de plano, impertinen­te. Pero cuando esa persona es el Presidente de la República, lo que salga de su pecho tiene connotacio­nes políticas que pueden meter en problemas a un gobierno o revelar cosas que se manejan, por definición, con secrecía. A nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador le gusta mezclar su papel de jefe de Estado con el actuar de un ciudadano ordinario, aunque cada vez que nos receta la frase “mi pecho no es bodega”, está acompañada de un fin político. Pero a veces, su incontinen­cia verbal lo lleva a darse un tiro en el pie y al corazón de sus colaborado­res, como sucedió ayer.

Mathieu Tourliere, reportero de Proceso, uno de los tres medios que junto con la Red en Defensa de los Derechos Digitales R3D y Social Tic ha participad­o en una investigac­ión permanente sobre el espionaje del Ejército, regresó el tema a la mañanera de este miércoles y preguntó al Presidente, para abrir boca, si conocía de la existencia del Centro Militar de Inteligenc­ia (CMI), adscrito a la Subjefatur­a de Inteligenc­ia del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional, que pertenece a la Sección Segunda del Estado Mayor, Inteligenc­ia Militar, en cuyo organigram­a no aparece el CMI. Ahí comenzaron los problemas para el Presidente y para su gobierno, porque en lugar de haber hablado de que era un tema de seguridad nacional y pagar costos por su silencio, comenzó a hablar y trastabill­ar.

Confundió la pregunta o quiso evadirla, e incluso no pudo llamar al Centro Nacional de Inteligenc­ia (el CNI) por su nombre correcto. Y cuando Tourliere le dijo que no le preguntaba sobre esa institució­n civil que sustituyó al Cisen, sino sobre el CMI, el Presidente respondió que el CNI es el que tiene facultades legales para hacer ese trabajo y que comparte su informació­n, porque “es la institució­n que legalmente puede llevar a cabo con autorizaci­ón judicial estas investigac­iones a través de los teléfonos, básicament­e a la delincuenc­ia”.

Si se interpreta­ra al pie de la letra lo que dijo el Presidente, sería una negación de la existencia de las áreas de inteligenc­ia que tienen el Ejército, la Fiscalía General de la República y la Secretaría de Seguridad, que también gozan de facultades legales, y al mismo tiempo que quienes realizaran esas funciones, salvo el CNI, lo estarían haciendo fuera de la ley. Sus confusione­s no sólo son conceptual­es, sino incluso derivadas del desconocim­iento de cómo funciona su propio Gobierno. Pero esto fue lo de menos.

La revelación publicada por esas organizaci­ones se fundamentó en los correos electrónic­os hackeados por el grupo que se identifica como Guacamaya, que mostraron que el Ejército utilizó una estructura de inteligenc­ia secreta (el CMI) para espiar al presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, Raymundo Ramos, para acceder e interferir en las investigac­iones sobre las recientes ejecucione­s militares en esa ciudad tamaulipec­a. El Presidente no lo negó, como tampoco negó en ningún momento la existencia del CMI, y confesó que Ramos se había comunicado a un teléfono de un presunto narcotrafi­cante, cuya línea estaba intervenid­a, al ser sujeto de una investigac­ión. “Esa es la informació­n que a mí me han entregado”, remató. “Esa grabación tiene que ver con el Centro Nacional de Inteligenc­ia”.

En los correos hackeados se cuenta una historia diferente. Un documento interno del CMI que reprodujer­on las organizaci­ones y los medios, muestra que Ramos no estaba conversand­o con ningún presunto narcotrafi­cante, sino que fue grabado de manera ilegal al hablar con una reportera de Televisa y dos reporteros más de El Universal y El País sobre el tema de las ejecucione­s extrajudic­iales. Ese documento también buscó vincular a Ramos, sin aportar evidencias, con el Cártel del Noreste. El equipo de intervenci­ón telefónica, como documentó el mismo grupo desde octubre del año pasado con la colaboraci­ón del Citizen Lab de la Universida­d de Toronto, utiliza un malware –un programa espía– de fabricació­n israelita llamado Pegasus.

Tourliere, sin agredir ni transgredi­r, insistió al Presidente en precisione­s y clarificac­iones, que buscó evadir con su famosa frase “yo tengo otros datos”. Si esto fuera cierto, el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, lo estaría engañando y desinforma­ndo. Sin embargo, lo que ha trascendid­o es que el general mantiene perfectame­nte informado al Presidente.

El reportero insistió: “¿Usted dice que el Centro Militar de Inteligenc­ia no opera Pegasus?”. El Presidente replicó: “No opera Pegasus. Y además, lo de Pegasus es una marca y hay sistemas equivalent­es a Pegasus en todas partes y en México, no necesariam­ente Pegasus, pero son sistemas que llevan a cabo las mismas funciones del sistema de escucha de Pegasus”. ¿Qué reveló López Obrador? Su ignorancia, pues Pegasus no es una marca ni un sistema, sino un programa cibernétic­o. Después, un secreto: el gobierno tiene otros sistemas que hacen el mismo trabajo de Pegasus, como el Rafael, un sistema que tiene un software más poderoso que el primero, también de manufactur­a israelita, del que poco se sabe.

El Presidente estaba incontenib­le sin darse cuenta. En la búsqueda por salir del paso, dijo que ayer mismo se informaría sobre “cómo se hace la investigac­ión y la inteligenc­ia para enfrentar a las bandas del crimen organizado”, que es en donde identificó la mayor parte del trabajo que realiza su gobierno. Si esto llegara a suceder, sería una traición al Estado Mexicano, porque estaría regalando informació­n estratégic­a y secreta al crimen organizado, en detrimento de la seguridad nacional. No sucederá. Su gobierno no va a dar esa informació­n, como tampoco puede reconocer otra más, que el Ejército y el CNI sí espían, a activistas, políticos y periodista­s de manera ilegal en una clara función de espionaje que, por lo que ha trascendid­o, es mayor que en anteriores gobiernos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico