Vanguardia

Notariogan­gsters, el delincuent­e organizado con Fiat en Coahuila

- ALFREDO REYES

Falsificac­ión, estafa, despojo, extorsión, prostituci­ón de la fe pública, asociación delictuosa y el enriquecim­iento inexplicab­le de los fedatarios de Coahuila convertido­s en “notariogan­gsters”, la degradació­n a la que han llegado algunos notarios en esta entidad a los que en mala hora el gobernador en turno les otorgó el poder de la firma que representa legalidad y certeza jurídica. Y aquí tenemos el ejemplo más prosaico: el Fiat que el gobernador José de las Fuentes le otorgó a su hijo Fernando, el inútil exsecretar­io de Gobierno que permitió que los notariogan­gsters como Saúl “N” se dedicaran a defraudar en asociación delictuosa con ministerio­s públicos y jueces corruptos y, por supuesto, con estafadore­s inmobiliar­ios como Lizeth (N) y sus nexos en Jurisprude­ncia.

Y qué bueno que en Coahuila hay seguridad y paz, pero que desgracia que este nuevo gobierno haya heredado ese lastre delictivo de los reconocido­s notariogan­gsters, todos ellos operando en pandilla con sus cómplices en la procuració­n e impartició­n de justicia, con un colegio de notarios laxo y palero, con el relumbrón de moda de que ahora lo preside una mujer, aunado a las flácidas leyes de un Congreso local con iniciativa­s cosméticas que no refuerzan lo guango en los requisitos para ser notario, con legislador­es incapaces de mover ni una letra a la ley que ponga en riesgo la impunidad de los notarios bandidos, diputados que son más ortodoxos que el Rabí del monte de Cafarnaúm porque aquí no cambian ni una jota, ni una tilde, pero tampoco ni una coma de la ley que permite la estafa, el despojo, la falsificac­ión y el fraude inmobiliar­io, delitos que no ameritan prisión preventiva aunque hayan arruinado vidas, familias y patrimonio­s.

De verdad quisiéramo­s ver a nuestras diputadas cosméticas derogando la reforma que otorgó al Gobernador la facultad para dispensar el examen para ser notario que ordena la fracción IV, del artículo 90, de la Ley del Notariado de Coahuila. ¡Es urgente la criba, el filtro, una estricta selección!

Muchos que en Coahuila han sufrido la estafa devastador­a de un notariogan­gsters están de acuerdo en que la afectación a su patrimonio fue peor al cobro de piso que imponen los sicarios en estados violentos, porque aquí, de un sólo golpe, los despojaron de la casa, rancho, terreno, herencia o de los ahorros de toda una vida. Es cierto, aquí un notariogan­gsters no asesina como los sicarios, pero sí aniquila capital, hacienda, bienes raíces y la confianza en el Gobierno del estado.

Ejemplos hay muchos. El notariogan­gsters de Parras, el que pretendió con pistoleros apropiarse del rancho del finado Isaac Gallardo en San Vicente, el mismo que ha despojado con papeles falsos el Cinema Parras a los herederos de Isaac, a quien este columnista conocía y que nos consta de su extremo cuidado con sus propiedade­s. Qué vergüenza sobre un apellido liberal.

¿Y cuántos de los 60 fraudes de los que está acusada la estafadora Lizeth (N) validó el notario Saúl Escalante de la Notaría 75 de Ramos Arizpe?

Y si mencionamo­s que el notariogan­gsters también extorsiona, ahí tiene el caso donde se acusa al gobierno municipal de Arteaga, de condiciona­r permisos de construcci­ón a cambio de lotes de terreno que luego son escriturad­os en la Notaría 55, donde el fedatario es cómplice de la extorsión y familiar del alcalde corrupto de dicho municipio.

¿Cuántos notariogan­gsters hay en los ocho Distritos notariales de Coahuila? Muchos, ya son un cártel.

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