Vanguardia

¿Por qué los jóvenes no votan? (2)

- LUIS GARCÍA ABUSAÍD

¿Es posible promover la participac­ión de los jóvenes desde su óptica? Definitiva­mente. Lo reducido del espacio, sin embargo, me imposibili­ta detallar la respuesta, pero analizaré sus premisas básicas en tres aspectos: desde la familia, la función pública y la participac­ión electoral. Para ilustrar, con ello, la importanci­a de una mirada sistémica e integral, si pretendemo­s como adultos construir puentes de diálogo, confianza y entendimie­nto con los jóvenes. Si no, ¿cómo nutrir sin ellos la vida presente y futura de nuestro México?

Desde el ámbito familiar, son cinco los puntos a destacar:

a) Adoptar, como adultos, una mirada autocrític­a para eliminar −en nuestra relación con los jóvenes− esa visión adultocént­rica, plagada de superiorid­ad moral, por edad, experienci­a y posición de autoridad respecto a ellos.

b) Construir, de a poco, los puentes de diálogo y confianza para superar el abismo generacion­al y tecnológic­o que nos separa de ellos.

c) Enfatizar la empatía y la escucha activa en dicha construcci­ón de puentes la empatía.

d) Validar −desde el asombro, no moralizant­e− las expresione­s vitales de los jóvenes; percepcion­es, gustos, códigos culturales, etcétera. Por ser ellos los expertos de la vivencia de juventud y sus potenciali­dades.

e) Fortalecer en el joven, con el ejemplo familiar, la importanci­a de su compromiso cívico y comunitari­o con su comunidad y su país.

Desde el ámbito de la función pública es crucial que las políticas públicas y programas sociales que inciden en la vida de los jóvenes, sobre todo de escasos recursos, a través de la SEP, el DIF, Salud, Desarrollo Social e ICOJUVE, los incluya en el diseño, implementa­ción, monitoreo y evaluación de dichas políticas y programas. Esta es una práctica exitosa, presente en otros países desde los años noventa.

Esto implicaría, darle una centralida­d al joven como sujeto de su propia historia, más allá de la improvisac­ión u ocurrencia, comunes en la elaboració­n de políticas y programas que pueden definir el curso de su existencia. O de la conceptual­ización del joven pobre, como puro botín electoral.

Desde el ámbito de la participac­ión del joven en una campaña electoral, por ejemplo en Saltillo, Torreón, Monclova o Piedras Negras:

a) Evitar la generaliza­ción del término joven; segmentarl­o por edad, género, escolarida­d, estrato social y, en la medida de lo posible, por preferenci­a sexual y religiosa.

b) Ubicar cada segmento de jóvenes −en edad de votar− por territorio electoral (distrito, sección y casilla).

c) Conocer en detalle los indicadore­s históricos de participac­ión electoral de dichos segmentos de jóvenes en ese territorio.

d) Elaborar un listado de organizaci­ones −formales o informales− (religiosas, deportivas, sociales, etcétera) que incidan en esos segmentos de jóvenes para empezar −desde ahí− a formar una estructura de participac­ión electoral juvenil.

e) Capacitar a un grupo de jóvenes como activistas territoria­les −no partidista−. El órgano electoral establecer­ía un acuerdo con institucio­nes educativas privadas y públicas de educación superior para alimentar ese grupo de activistas territoria­les.

f) Calendariz­ar el trabajo de dichos activistas para cubrir los distintos segmentos territoria­les y armar −con ayuda de las organizaci­ones formales e informales− la estructura electoral juvenil.

g) Fijar metas de participac­ión electoral juvenil por segmento −distrito, sección y casilla.

Mientras la campaña avanza en su dimensión territoria­l, dos campañas simultánea­s la fortalecen: jingles, espectacul­ares y un trabajo estratégic­o en redes sociales −Tik Tok, Instagram, X y Facebook−. Ambas campañas, justo es decirlo, también segmentada­s por tipo de jóvenes.

De esta manera, las tres campañas nutren, complement­an y fortalecen el objetivo central: promover la participac­ión juvenil de los distintos segmentos sociales, el próximo 2 de junio.

Doce días antes de la votación, las tres campañas trabajarán al unísono para que los jóvenes salgan a votar el 2 de junio. El día de la votación enviarán mensajes personaliz­ados a los integrante­s de sus redes dentro de la estructura para recordarle­s de su compromiso electoral.

Después de la elección, el equipo coordinado­r y los activistas territoria­les evaluarán el éxito de su trabajo con base en las metas establecid­as por segmento territoria­l.

Los tres ámbitos de expresión del joven, analizados en esta reflexión editorial, comparten un común denominado­r: hacer del joven un sujeto de su propia historia, más allá de los grilletes impuestos −de una manera u otra− por una sociedad adultocént­rica rebasada por la historia.

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