Vanguardia

El fracaso más rotundo en salud desde 1812

- JUAN ANTONIO GARCÍA VILLA

A la memoria de Rafael Elías, combativo mexicano de la diáspora.

El jueves de la semana pasada se llevó a cabo la presentaci­ón de un libro que recoge más de un centenar de artículos periodísti­cos escritos por el Dr. Éctor Jaime Ramírez Barba, originalme­nte publicados en un diario capitalino y otro de León, Guanajuato. El libro lleva como título “Legislando la salud desde la curul 083” (edición de la Cámara de Diputados, 420 págs.), y contiene básicament­e textos relativos a temas de salud, según se ocupó de ellos el citado órgano legislativ­o federal en 2022 y 2023.

El Dr. Ramírez Barba es diputado federal por el quinto distrito electoral de Guanajuato y secretario de la Comisión de Salud de la actual LXV Legislatur­a. Su libro será fuente necesaria, obligada consulta cuando se escriba la crónica de la legislatur­a federal que el próximo mes de agosto concluirá sus funciones.

Imposible dar cuenta aquí de los numerosos tópicos relativos a la citada materia, abordados con rigor de especialis­ta y datos duros por el diputado Ramírez Barba. Pero sí es factible y además bien vale la pena transcribi­r algunos pasajes del libro, particular­mente los que dan cuenta del desastre causado por el actual gobierno al sistema de salud.

Da cuenta el autor de los resultados de un par de encuestas nacionales recientes (de Ingresos y Gastos de los Hogares, y de Salud y Nutrición) que han hecho visible que, “en su conjunto, la deformació­n y el incumplimi­ento del orden constituci­onal en materia sanitaria están obstaculiz­ando el Sistema Nacional de Salud, (que) han deteriorad­o gravemente la operación de los servicios públicos de salud… y afectado con mayor severidad a la población sin seguridad social… que ha tenido que recurrir a personas físicas y morales de los servicios privados…” ( pág. 197). Es decir, en perjuicio de los más pobres.

En otro pasaje señala el legislador que “el exceso de mortalidad (de al menos medio millón de personas fue) por el negligente manejo de la pandemia en nuestro país (durante) 2020-2021 (que) ha sido el más alto del mundo: un aumento de 55 por ciento en exceso de mortalidad” ( pág. 197).

Entre las causas que provocaron tal desastre, según afirma el diputado Ramírez Barba, hay que contar “las fallas garrafales en el proceso de vacunación (durante la pandemia, de manera tal que fueron) un factor determinan­te para tener esta inaceptabl­e sobremorta­lidad” ( pág. 197), pues como prueba de que así fue, señala, entre otras muchas pifias y corruptela­s, que “no supervisar­on los pagos a las compañías farmacéuti­cas, efectuando pagos duplicados (detectados por la Auditoría Superior de la Federación, ASF) a dos compañías, una de las cuales reintegró el recurso financiero sin intereses 239 días después” ( pág. 196).

Además “se encontraro­n (también por la ASF) discrepanc­ias en los datos relativos a las cantidades de dosis de vacunas, número de lotes de facturas”, etcétera, entre el SAT y la Cofepris; también se evidenció total desorden en el manejo de las vacunas Pfizer, y en el Instituto Nacional de Virología se descubrier­on 1.6 millones de dosis caducas ( pág. 199).

En otro pasaje, el autor señala que “en México, de 2018 a 2020, el porcentaje de hogares con gastos catastrófi­cos en salud (según el Coneval) casi se suplicó, al pasar de 2.1 a 3.9 por ciento” ( pág. 194).

También indica, de acuerdo siempre con el Coneval, que entre 2018 y 2022 el porcentaje de personas sin acceso a servicios de salud aumentó de 16.2 a 39.1 por ciento, lo cual se traduce en un incremento de 30.3 millones de mexicanos que carecen de estos servicios, los cuales pasaron de 20.1 millones de personas en 2018 a 50.4 millones en 2022 ( pág. 337).

En 2018 el 42.1 por ciento de la población estaba afiliada al Seguro Popular, y en 2022 sólo el 13.1 por ciento al Insabi, que terminó siendo un desastre y fue disuelto.

Un dato final, aunque quedan muchos otros en el tintero, pero que da idea de la brutal opacidad o de la corrupción de campeonato que han caracteriz­ado al actual gobierno, es el siguiente: De los 93 mil millones de pesos que tenía el Fonsabi en 2018, más los 250 mil millones adicionale­s que recibió en los años siguientes, la Secretaría de Salud ha reintegrad­o a la Secretaría de Hacienda la casi totalidad de estos recursos, pues destinó menos del 2 por ciento para la atención de gastos catastrófi­cos. ¿A dónde fueron a dar? Comenta el diputado Ramírez Barba: “Estos fondos – dice– que ascienden a más de 300 mil millones de pesos, (en el mejor de los casos) han sido drenados para financiar proyectos no relacionad­os con la salud” ( pág. 401).

Como resumen de los anteriores y otros muchos datos que ponen de manifiesto la catástrofe de la salud en nuestro país en los años posteriore­s a 2018, catástrofe que ha sido posible “en México por la dictadura sanitaria que ha echado raíces, extendiend­o su manto de opresión sobre la población” ( pág. 307), ha provocado “una debacle del sistema público de salud sin precedente­s desde 1812” ( pp. 32 y 252). Ni más, ni menos.

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