¿Qué camino le tienen preparado a José María Fraustro Siller, cuya reelección fue truncada?
Cuando se abrió el camino que conduciría a la candidatura a la Presidencia Municipal de Saltillo a José María Fraustro Siller por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI), se produjo una aceptación ciudadana tomando en cuenta las acciones que desarrolló durante el tiempo que se desempeñó como presidente de la Junta de Gobierno del Congreso local, así como rector de la Universidad Autónoma de Coahuila y en la Secretaría de Educación Pública federal y la del estado de Nuevo León, mismos que arrojaron resultados positivos, por lo que para fines productivos para nuestra ciudad y sus habitantes, el tener dos administraciones municipales consecutivas, la de Manolo Jiménez y la de él, marcarían avances significativos y por extensión beneficios a los habitantes de la capital del estado.
Sin embargo, un desasosiego ha hecho presa a ciudadanos que han visto que en los últimos meses la administración municipal se ha reducido en desarrollar algunas obras de carácter social y otras cuya infraestructura en las avenidas locales se han ido edificando, pues las obras grandes, el Gobierno del Estado ha contribuido eficazmente, lo que hasta cierto punto es entendible, pues la falta de recursos económicos del municipio frenan, por ejemplo, la construcción de bulevares y puentes vehiculares que son de gran necesidad, pues el crecimiento del parque vehicular de Saltillo cada vez es más abundante, lo que hace dilatar el tiempo a los automovilistas en los traslados a sus trabajos, escuelas y lugares de diversión.
Hasta ahora, dentro del ranking nacional que otorga primeros lugares a municipios que logran resultados importantes que favorecen a los habitantes, no hemos percibido que señalen al ayuntamiento saltillense como recipiendario de reconocimiento, pero sí en cambio, un solo ejemplo popular de enojo, el retraso en la solución de la problemática del transporte público que lastima a las clases más desprotegidas, personas modestas y desheredadas a las que el alcalde prometió su remedio y que a meses del término de su administración no ha sucedido.
Sin embargo, con todo y su derecho a una posible reelección, no sucedió así. ¿Qué es lo que ha pasado?, ¿le tienen preparado otro camino?, ¿existen negativos en su carrera cuyo resultado le contuvo el camino?, ¿esos negativos, si existen, pesan más que los positivos?
Se supone, y por lo tanto se vislumbra, que la no reelección da lugar a sospechar su acomodo en otro sitio anclado políticamente, y que en el tablero de ajedrez el que mueve las piezas empleará estrategias que apunten a que se pudiera incluir en la política partidaria, con el fin de que el actual presidente estatal del PRI se concentre al cien por cien en el Poder Legislativo una vez que pasen las elecciones y se termine el año. No lo sé, pero ese movimiento tiene síntomas de lógica que se pudiera dar, pues el manejo político de su partido y sus candidatos lo ha hecho con eficacia en eventos pasados. O dónde más.
En la política existen diversos factores que arropan actitudes y gustos que algunos políticos experimentan con tintes exentos de prudencia y que son de pública reprobación, que no les importa si se hacen del conocimiento general y que a veces por su recurrencia exhiben excesos que ocasionan daños empezando hacia ellos mismos, pues el talante que deben observar es cumplir ordenadamente la labor cuyo fin es derramar beneficios a la ciudadanía que contribuye con su voto a posicionarlos en puestos de servicio, y dejar de lado los vicios que demeritan el trabajo público, denigrándose asimismo, y restando la aceptación de la ciudadanía, pues de la misma forma que ofenden a los ciudadanos ofenden a la verdadera política basada en una real democracia.
Recordemos a Lincoln cuando dijo: “La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, contrarrestando al despotismo ilustrado que proclamaba: “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”.
Se lo digo EN SERIO.